Pepe Luis Vázquez da un pase natural a un toro de
Miura en la Maestranza y en la Feria de Abril. La instantánea fue tomada por el
fotógrafo sevillano Luis Arenas en 1945 y recogida en la antología que realizó
para la edición del libro Sevilla en
fiestas (Madrid, 1948), con texto de Luis Ortiz Muñoz y dirección técnica
de Antonio M. de Villarreal.
Pepe Luis Vázquez Garcés moría en Sevilla el pasado 19 de mayo a los 91 años de edad. “La armonía, la belleza y la gloria en la historia de la tauromaquia", según define una placa conmemorativa en la plaza de Las Ventas de Madrid, ha sido su inmensa contribución al desarrollo del toreo en la versión más preciosista. Clasificado por consenso como uno de los grandes artistas de todos los tiempos, el maestro sevillano siempre expuso este protagonismo con afabilidad y gran reserva porque “torear bien es muy difícil, es una gran virtud”, como aseguró a Antonio Lorca en una de sus últimas entrevistas.
Sus extraordinarias vivencias -profesional y humana- han sido destacadas como la aventura fabulosa de un torero inmenso y de un hombre generoso. Todo está hecho y dicho, pero en este escueto homenaje al Sócrates de San Bernardo se pretende hacer un recuerdo al personaje que amó los toros con una afición verdadera. En su sorprendente capacidad para entenderlos se descubre al excelente Pepe Luis Vázquez, al diestro que más toros de Miura estoqueó en la Maestranza, al experimentado conocedor de los comportamientos bravos quien probablemente más becerras tentó en Zahariche, la finca de la histórica divisa, y a la gran amistad que unió al maestro Pepe Luis y al ganadero Eduardo Miura como un par irrepetible en lo torero y lo humano. Esta es una evocación a través de varios testimonios para la gran figura del toreo que entendió el arte, el valor y la sabiduría para hacerlo: “Al toro hay que poderle con la cabeza”.