Señorita torera, de Martín Chambi. Cuzco. 1932.La imagen se encuentra dentro de la exposición Perú. Chambi-Castro Prieto en el Centro Andaluz de la Fotografía de Almería.
El interés por Martín Chambi (Coaza, Puno, 1891 - Cuzco, 1973) sigue palpitante. Buena prueba de ello es el éxito de la muestra fotográfica Perú. Martín Chambi–Castro Prieto, patrocinada por DKV Seguros, que recorre ambiciosamente la geografía española. Más de cien imágenes hacen parada durante estos días primaverales, y hasta el 16 de junio, en el Centro Andaluz de la Fotografía de Almería. Es el antes de Chambi y el después de Juan Manuel Castro Prieto, quien regresó a los escenarios cuzqueños para plasmar, casi un siglo después y en color, el extraordinario plan documental del maestro peruano en el libro Perú, viaje al sol (2001). Entre las fotografías expuestas se encuentran tres ejemplos del microcosmos de la fiesta de los toros, aquella que llegó a América aparejada con la colonización española. Éste es un guiño torero para los aficionados a la fotografía y a la tauromaquia, aunque represente un granito de arena dentro de la pintoresca obra de Chambi, y que se recoge junto a estas líneas. También, es un particular homenaje al artista trasnacional en el cuarenta aniversario de su muerte.
Corrida de toros en Chumbivilcas. De Martín Chambi. 1945.
Plaza de toros de Santo Tomás de Chumbivilcas, 2009. De Castro Prieto.
¿Quién no reconoce la mirada universal de Martín Chambi? ¿Quién no sabe de este fotógrafo indígena que nos regaló el fabuloso legado antropológico de los Andes peruanos de principios del siglo XX? ¿Quién no se conmueve ante la profundidad de sus retratos y paisajes; ante la seducción de la luz en sus imágenes; ante la contundencia de sus matices en blanco y negro? Serán pocos quienes no retengan en su memoria su grandioso imperio cuzqueño, aquel mundo elevado en las alturas y que flota entre contrastes criollos e indígenas.
“La obra fotográfica de Chambi y su sensibilidad artística despiertan admiración en los hombres de tiempos y culturas”, asegura el biógrafo y estudioso del artista peruano, Andrés Garay Albújar, en el prólogo del libro homenaje Martín Chambi y publicado dentro de la Colección Maestros de la Fotografía por Tf. Editores en 2005. Esta sugestión que provoca Chambi se debe, según reitera Garay Albújar, a la intuición de un hombre humilde que supo hacer una extraordinaria “síntesis de todas las partes involucradas en el fragmento de la humanidad que le tocó vivir”. Mientras, el fotógrafo contestaba a esta cuestión en una lejana entrevista: “Me siento un representante de la raza, porque ella habla en mis fotografías”.
Nunca perdió Martín Chambi el planteamiento documental y artístico con el que estampó toda su obra retratista y paisajística. Su objetivo, según concluye Garay Andújar era “dar a conocer a personajes como sujetos fotográficos” y para comprenderle “hay que entender la íntima unión entre el individuo, su quehacer cotidiano y su entorno social, cultural y geográfico”. El compromiso sencillo de este hombre intuitivo sorprendió al mundo con la espontaneidad de su aventura personal que surgió de las raíces en una aldea remota del extremo andino y concluyó estéticamente en un soberbio pictorialismo.
Autorretrato de Martín Chambi realizado en la década de los años veinte.
En estos últimos años se han realizado en España varias exposiciones del maestro peruano. La primera retrospectiva tuvo lugar en Madrid en 1990 por iniciativa del Círculo de Bellas Artes. El encargo de seleccionar el material correspondió a Juan Manuel Castro Prieto (Madrid, 1958) quien se traslada a Cuzco, junto a Juan Manuel Díaz Burgos, para recopilar una selección del inmenso legado que Chambi acumuló, gran parte aún en placas de vidrio. Después, Castro Prieto, abordaría el gran proyecto de capturar las mismas instantáneas que realizara Chambi ochenta años atrás. Así surgió el libro Perú, viaje al sol (2001) que daría paso a abundantes exposiciones internaciones y nacionales.
No se pretende hacer un recorrido por el legado tan fabuloso de Martín Chambi y que como se puede apreciar en el vídeo al final de este texto -uno de los muchos que aparecen en la red dedicados a su obra-, es un tratado infinito de intuición, genialidad, tiempos y espacios. Es sencillamente un homenaje al maestro que “desnudó toda la complejidad social de los Andes”, según definió Mario Vargas Llosa; a la sencillez de su retrato; a la generosidad de los paisajes elegidos que empequeñecen el mundo; a las costumbres compartidas; al pasado y al presente que permanecerán unidos por un artista genial.
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