Mundos paralelos (1)
Repaso por la creación cultural taurina y adyacente a la Feria de San Isidro 2014
Traje de luces del torero Fernando Cruz, diseñado por Anne Mesnard e inspirado en el mundo submarino.
Es lo que propuso la diseñadora francesa Anne Mesnard al torero madrileño Fernando Cruz, reinventar su traje de luces. Hasta aquí no hay nada de extraño porque los diestros contribuyen a diario con sus gustos en los peculiares bordados que abigarran las telas coloristas, incluso se dejan influenciar por las aportaciones de afamados creadores, para adornar este vestido de gran personalidad, gusto, historia e invención artística. La osadía era conseguir “una sensación diferente”, una mezcla de muchos mundos: el terrestre y el submarino; el tradicional y el revolucionario, el clasicismo torero y la interpretación del artista. Trece años después y quince “trajes únicos”, como los llama Cruz, los protagonistas exhiben esta aportación original, llamada Inmersiones, en el Institut Français de Madrid y hasta el próximo seis de junio el espectador puede resolver la disyuntiva que la muestra plantea: ¿redundancia en la estética o actitud futurista?
Otro "traje único" del torero Fernando Cruz, realizado por Mesnard y fotografiado en dos situaciones diferentes, para la exposición y para la vida real. Las imágenes que se suceden al final del texto corresponden a la inauguración de la muestra el pasado ocho de mayo.
La liturgia taurina tiene sus matices bien marcados. Hasta Fernando Cruz admite que le costó hacerse a la idea y estuvo meditando la propuesta de Mesnard, interiorista y arquitecta (París, 1960), a la que conoció por su afición al mundo taurino en reuniones en las que se mezclan amigos comunes. “La considero ya parte de mi familia”, añade el diestro nacido en el corazón de Chamberí (1981), pues era entonces tan solo “un niño”. Anne le planteó: “Eres el torero adecuado para mis vestidos”. El encaje era precisamente el matiz del dibujo, pues entre los complejos bordados de alamares y caireles repujados las luces del fondo marino salpican de múltiples peces un paisaje dorado integrado en la multiplación de siluetas.
La información que el Institut Français, organizador de esta muestra, ofrece en la página web sobre el original proyecto atribuye a Mesnard una afición por estos dos mundos, dispares en la forma pero no en el sentimiento. El buceo y el toreo unidos en un lance artístico. “Es un salto importante”, opina Fernando Cruz sobre este entusiasmo creativo. “¿Pero, usted se pone a diario estos trajes o los tiene para lucirlos en parecidos eventos?”, se le pregunta. “Para ponérmelos, claro. Es un vestido único y así lo siento cuando salgo al ruedo con él. Tienen mucha vida”.
El proceso de un vestido de torear empieza en las exhaustivas medidas que toman los sastres para realizar los patrones básicos en la confección de las prendas que después deben coserse manualmente y quedar ceñidos sin arrugas. La artista pidió las plantillas al sastre Justo Algaba, posiblemente el más popular y afamado confeccionador de estas obras de arte. Después, dibujó en bocetos las formas, texturas, colores, de los adornos en alguna o varias zonas –como el lateral de la taleguilla o las hombreras y laterales de la chaquetilla- y los remitía al taller para que concluyeran los bordados a mano según los parámetros de tonos, líneas y grosor.
El traje de luces, se luce y Fernando Cruz los ha llevado por todas las plazas en estos últimos años. Entre ellas, la de Madrid y a la que falta en sus paseíllos ya dos años. “El pasado porque una cornada me lo impidió y en esta temporada porque no se ha encontrado acomodo”. Tiene en proyecto algún festejo en España -“la crisis está afectando mucho en la profesión”-, incluso piensa aventurarse en los ruedos peruanos. Estos son momentos de incertidumbre para los toreros por la reducción de festejos y la competencia que se mantiene en un escalafón con abultado número de diestros que visten el traje de luces. Alguno, como se ve, sin miedo a dar “un salto importante” en su personal lucimiento.
Exposición Inmersiones
En el Instituto Français de Madrid.
Marqués de la Ensenada, 10.
Madrid, 28004
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