Primer Aviso

Sobre el blog

El mundo de los toros visto por los periodistas de EL PAÍS. Rigor, exigencia y sensibilidad para analizar un arte que vive uno de los momentos más complejos de su historia.

Sobre los autores

Antonio Lorca es crítico taurino en El País. Amante del toro en el campo, en la plaza y en el plato. Hijo del Capitán Trueno, venera a los héroes de carne y hueso ya vistan de oro o plata, vayan a pie o a caballo. Por favor, no le digáis a mi madre que soy periodista; ella, orgullosa de mí, cree que soy banderillero...

Rosa Jiménez Cano. Periodista de EL PAíS especializada en Tecnología, aficionada a los toros desde su niñez. Como cualquier abonado de Las Ventas reparte su corazón entre Chenel, Esplá y los hierros más duros. Se derrite cuando a Morante le da por torear.

Quino Petit es periodista de EL PAÍS. Desde 2006 escribe reportajes en El País Semanal. Durante la adolescencia sufrió un shock leyendo la biografía de Chaves Nogales sobre Juan Belmonte y persiguió a Curro Romero y a Rafael de Paula hasta que ambos se cortaron la coleta. Desde entonces no persigue a nadie. Tampoco ha vuelto a ver torear tan despacio.

Paz Domingo, periodista de El País y admiradora de la portentosa belleza que atesora el toro de lidia, cuando se da con toda la integridad física y temperamental, con la fuerza descomunal que representa su genio, acometividad, defensa, y resistencia al sometimiento.

El empeño siempre de un torero

Por: | 25 de mayo de 2014

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Serranito recibe la alternativa en Las Ventas el 17 de mayo de 1964 con toros de la ganadería de Rafael Peralta. El padrino de ceremonia fue Fermín Murillo y el testigo Andrés Vázquez. 

 

El empeño siempre de un torero

El torero madrileño Serranito recibe varios homenajes cuando conmemora 50 años de su alternativa como matador

El maestro Agapito García, Serranito, tiene a la entrada de su piso en Madrid un discreto santuario de su pasado torero. Sobresale una descomunal cabeza de toro que pone la categoría de su mundo retrospectivo. Argentinito mira a la entrada desafiante. Negro, con fuerza escultural, el pabloromero luce sin orejas desde que el 23 de mayo de 1968 el diestro madrileño se las cortara en la cátedra del toreo. Junto a él, el vestido que estrenara ese día, de un azul cálido salpicado de elementos florales, sutiles, armónicos, elementales, y que mezclan ensoñaciones románticas. En un rincón de la escena se apilan las muchas placas conmemorativas que estos días le ofrecen con admiración en los actos de recuerdo por los 50 años de su alternativa en Las Ventas. Nacido en Colmenar Viejo (1941), el torero Serranito estuvo definido por el talento y el infortunio. A la desventura que cortó su plenitud torera hubo de ponerle arrojo, valentía y un gran tesón. Él así lo quiere contar: con la perspectiva que da la madurez, con la humildad de superar los sinsabores, con el empeño de toda una vida por amor a los toros.

 

Serranito 3 from Paz Domingo on Vimeo.

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Punto de encuentro

Por: | 23 de mayo de 2014

Mundos paralelos (4)

Repaso por la creación cultural taurina y adyacente a la Feria de San Isidro

Hay por delante unos días marcadamente futboleros. Pero, como “hay gente pa’tó” -según decía Rafael, El Gallo- proponemos algunas citas interesantes por la variedad taurina que ofrecen y entre las que destaca el homenaje al maestro madrileño Agapito García, Serranito, que tendrá lugar en la plaza de toros de Madrid este próximo domingo 25.

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Agapito García, Serranito, el torero madrileño nacido en Colmenar Viejo y que ahora cumple 50 años de alternativa. 

 

Un homenaje al gran maestro

Agapito García, Serranito, será homenajeado el próximo domingo 25 de mayo con motivo de la celebración del cincuentenario de su alternativa en la plaza de Madrid. La cuadrilla que acompaña al maestro en este festejo taurino está compuesta por el crítico Javier Villán; Miguel Ángel de Andrés, aficionado y autor del libro de reciente aparición Historia de la plaza de toros de Colmenar Viejo; y Miguel Ángel Santamaría, alcalde Colmenar Viejo, municipio madrileño donde nació el diestro un 14 de mayo de 1941.

 

Tres autores a escena

1. Raúl Galindo presenta su libro El toreo en teoría el martes 27 de mayo a las 12,30 horas en la sala Cossío de la plaza de toros de Las Ventas. El acto está organizado por el Centro de Asuntos Taurinos y Edicions Bellaterra y al final del mismo se anunciará el nombre del ganador del Primer Concurso literario de Ensayo Taurino. El autor estará acompañado por el director-gerente del Centro de Asuntos Taurinos, Carlos Abella; El torero José Pedro Prados, El Fundi; y el periodista taurino Paco Aguado.
2. Los cronistas taurinos Javier Villán de EL MUNDO y Antonio Lorca de EL PAÍS presentarán la obra Recuerdos, escrita por la investigadora del periodismo del siglo XIX María Celia Forneas. Será igualmente en la Sala Cossío de Las Ventas el próximo 31 de mayo a las 12,30 horas. Es la primera obra de ficción de esta escritora que con anterioridad había dedicado su producción literaria al estudio de la crónica taurina.
3. En la sala Bienvenida, también en la plaza de toros de Madrid, el novel escritor y gran aficionado Eneko Andueza presentará su trabajo titulado Dolores Aguirre, palabra de ganadera. El acto está organizado por el Centro de Estudios Taurinos y Servistem, Colección Tauromaquia y contará con la presencia de Antonio Lorca, crítico taurino de EL PAÍS y el empresario Julio Stuyck. 

 

Una galería plena de activismo

La galería Modus Operandi, situada en la calle Reina Mercedes, 5 de Madrid, inauguró el pasado 8 de mayo la exposición colectiva Tauromaquia y la permanecerá hasta el 8 de septiembre. La heterogénea muestra tiene como protagonistas al periodista, editor de la publicación Tierras Taurinas, y también pintor entre muchas de sus facetas artísticas, André Viard; Elena Guerrero, Rafael Jiménez, David Arnás, Fernando Palacio y el escultor Venancio Blanco con una pequeña aportación marcada de su gran personalidad y creatividad. Además, esta iniciativa cultural abre su capacidad a todas las facetas artísticas y también edita publicaciones relacionadas con el arte. Mañana, sábado 24 de mayo, se presenta el libro Entre Marte y Venus. Breve historia crítica del toreo del autor taurino Domingo Delgado de la Cámara y editado por Modus Operandi. El acto tendrá lugar en la Sala Cossío a las 12,30 horas.

Una curiosidad taurina

Edicions Bellaterra, editora de temática taurina, acaba de lanzar hace unos días un libro con autoría muy curiosa. Por las rutas del toreo es el recorrido de un antropólogo y periodista danés, Kasper Kloch, a través de la geografía taurina española, desde Las Ventas hasta Briviesca, de los escenarios grandes a los más pequeños “que fascinan e indignan al mismo tiempo”. Está traducido por Clara Ortiz Ostalé y su precio es de 17 euros.

Sangre en el ruedo, ¿y en los quirófanos?

Por: | 22 de mayo de 2014

Mundos paralelos (3)

Repaso por la creación cultural taurina y adyacente a la Feria de San Isidro

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David Mora en el momento se sufrir las graves cornadas el pasado día 20 en la plaza de Madrid. Fotografía de Santi Burgos.

El pasado 20 de mayo ocurrió un hecho poco habitual en el espectáculo taurino. El festejo se suspendió tras la lidia del segundo toro pues los tres matadores participantes estaban siendo auxiliados médicamente en la enfermería de varias cornadas y lesiones. El cirujano jefe de la plaza de toros de Madrid, Máximo García Padrós, certificó la incapacidad de los diestros para continuar con la lidia de los toros restantes que esperaban en chiqueros. De los tres partes médicos se esperaba con desazón el de David Mora, que había resultado herido de manera dramática. Su pronóstico fue de muy grave tras dos cornadas, una de ellas en el muslo izquierdo con “arrancamiento de la vena femoral y colaterales…; contusión de la arteria femoral superficial…; y trasfusión de dos unidades de concentrado de hematíes y gelafundina”

Los medios de comunicación ven en el hecho de la suspensión una anécdota cotizada por puntual y extraña. Los aficionados se hacen cargo de los riesgos de este espectáculo. Y los médicos, sobre todo los cirujanos taurinos, miran el acontecimiento con admiración profesional los medios sanitarios que tiene la plaza de Madrid. Al día siguiente, se hizo inevitable recordar esta circunstancia en las Jornadas de Aspectos Sanitarios y Legales de la Fiesta Nacional, en su tercera edición, que tuvo lugar en Guadalajara, organizadas desde el Colegio de Médicos de la provincia castellana y que estuvieron presididas por Ramón Ochoa, cirujano taurino y miembro de la Sociedad Española de Cirugía Taurina (SECT).

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Después de Pepe Luis. Año uno

Por: | 20 de mayo de 2014

Mundos paralelos (2)

Repaso por la creación cultural taurina y adyacente a la Feria de San Isidro 2014

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El pasado lunes, 19 de mayo, se conmemoraba el primer año de ausencia del maestro sevillano Pepe Luis Vázquez Garcés (1921-2013) y en la plaza de toros de Las Ventas se organizaba un recuerdo a su extraordinaria figura humana y torera. Este soporte digital, una temporada más, se une al homenaje buscando en la memoria la gloria del toreo. Si evocábamos entonces como par irrepetible a Pepe Luis y Miura, hoy vamos camino de Sevilla. A continuación se ofrece un extracto de las entrevistas que realizara Marino Gómez-Santos para Pueblo, publicadas en el diario en 1959, año de la reaparición fugaz del diestro del barrio de San Bernardo, y recopiladas en Mi ruedo Ibérico, en la colección Tauromaquia de la editorial Espasa Calpe. La fotografía que se adjunta está incluida en el libro Pepe Luis. Meditaciones sobre una biografía, de Santiago Araúz de Robles, también dentro de este excepcional compendio de buenos ejemplares de temática taurina.

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Reinventar el vestido de luces

Por: | 20 de mayo de 2014

Mundos paralelos (1)

Repaso por la creación cultural taurina y adyacente a la Feria de San Isidro 2014

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Traje de luces del torero Fernando Cruz, diseñado por Anne Mesnard e inspirado en el mundo submarino.

Es lo que propuso la diseñadora francesa Anne Mesnard al torero madrileño Fernando Cruz, reinventar su traje de luces. Hasta aquí no hay nada de extraño porque los diestros contribuyen a diario con sus gustos en los peculiares bordados que abigarran las telas coloristas, incluso se dejan influenciar por las aportaciones de afamados creadores, para adornar este vestido de gran personalidad, gusto, historia e invención artística. La osadía era conseguir “una sensación diferente”, una mezcla de muchos mundos: el terrestre y el submarino; el tradicional y el revolucionario, el clasicismo torero y la interpretación del artista. Trece años después y quince “trajes únicos”, como los llama Cruz, los protagonistas exhiben esta aportación original, llamada Inmersiones, en el Institut Français de Madrid y hasta el próximo seis de junio el espectador puede resolver la disyuntiva que la muestra plantea: ¿redundancia en la estética o actitud futurista?

 

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La inolvidable Feria de Abril

Por: | 14 de mayo de 2014

La Feria de Abril de 2014 será inolvidable. No hay la menor duda; por las despectivas alusiones a las figuras del empresario Eduardo Canorea en aquella famosa comida de noviembre; por la airada respuesta de los 'cinco grandes', negándose a actuar mientras dirija el negocio la actual empresa; por los deficientes carteles, carentes de imaginación; por la contundente respuesta de la afición, que les ha dado la espalda; por el fracaso ganadero; porque no ha habido un triunfo contundente entre los toreros, y, sobre todo, porque la fiesta de los toros, tan demacrada y con tantos achaques, ha sufrido un embestida impetuosa y descompuesta de los suyos, quienes debieran cuidarla y protegerla de los ataques externos, que no son pocos. Tanto es así, que, tras la feria sevillana, la tauromaquia está un poco más sola, con menos pulso, con semblante entristecido.

La imagen de los tendidos de la Maestranza vacíos tarde tras tarde ha sido una puntilla mortífera para el prestigio de este espectáculo. La empresa Pagés arriesgó por un lema -'una apuesta por el futuro'- que ha sido un rotundo fracaso. Los abonados, primero, y los espectadores, después, dijeron no, que prefieren lo malo conocido que lo bueno por conocer, y decidieron quedarse en la caseta del real.

Y ahora, qué. Si preocupante ha sido el curso de la feria, más, mucho más, puede ser el futuro. ¿Persistirán El Juli, Morante, Manzanares, Talavante y Perera en su decisión de no pisar la Maestranza mientras continue la familia Pagés? ¿Conseguirán que se marche la empresa de la plaza? ¿Moverá alguna ficha la Real Maestranza de Caballería, propietaria del coso? ¿Será posible una negociación entre la dos partes en litigio? Y si no hablan y los maestrantes respetan el contrato con la empresa Pagés, ¿es posible que los toreros no vuelvan nunca más a Sevilla? Y si así ocurriera, ¿cómo reaccionaría la afición?

La cuestión es peliaguda, y más grave de lo pudiera parecer.

De momento, el cliente ha decidido dar la espalda al conflicto e invertir el dinero de la entrada en manzanilla. Pero, cuidado, porque esa elección puede encerrar otras lecturas más peligrosas. Es verdad, por un lado, que la crisis económica es una aplastante realidad y los festejos taurinos siguen siendo un espectáculo caro al alcance de unos pocos. Pero el verdadero problema será que muchos aficionados utilicen -muchos ya lo han hecho- el enfrentamiento como excusa para huir definitivamente de la plaza, cansados y desilusionados por el rumbo anodino que ha tomado la fiesta y los nuevos usos sociales.

Y esos nuevos usos no solo están enlazados con la relación, cada vez más cercana y estrecha, que todos mantenemos con los animales, sino con la creciente destaurinización de la sociedad española. Además, ser aficionado en Sevilla está dejando de ser un signo de distinción, al igual que ha perdido caché y valía la propiedad de un abono. (Hasta hace pocos años, ser abonado de la Maestranza era un tesoro familiar cuya herencia constaba en testamento, y un símbolo de prestigio sevillano. Ahora, no).

Los toreros y la empresa parecen haber olvidado que la consistencia de la fiesta de los toros está cogida  con alfileres, y padece con inusitado desgaste cualquier ataque. Unos y otros parecen olvidar, además, que el aficionado está cansado de aburrimiento, y que aquel que decide decir adiós, no vuelve.

Lo extraño, después de todo, es que nadie haya dado aún la voz de alarma; que después del fiasco sevillano, el mundo del toro permanezca impasible, como si nada hubiera sucedido. Y esta puede ser la antesala de una situación irreversible para la fiesta. He aquí el verdadero problema.

A pesar de todo, hubo toros, toreros y poco público; algunos momentos para el recuerdo y muchos para olvidar. Los de luces cortaron seis orejas -una cada uno Padilla, Joselito Adame, David Mora, Javier Jiménez, Esaú Fernández y Antonio Ferrera-, y ocho los rejoneadores -Diego Ventura, cinco; dos, Andrés Romero, y una, Rui Fernandes. Muchos toros potables, algunos de los cuales se llevaron las orejas al otro mundo, y dos sobresalientes: 'Disparate', de Victorino Martín, al que toreó con primor Ferrera, lo que le ha grangeado numerosos premios, y 'Niñito', triunfador de la feria, de la ganadería del Pilar, con el que destacó David Mora.

El tercio de varas fue un simulacro toda la feria, y hubo subalternos de a pie que destacaron con el capote y las garapullos; tal fue el caso de Javier Ambel, José Chacón, Vicente Herrera, David Adalid, Fernando Sánchez, Marcos Galán, Miguel Martín, Abraham Neiro, y otros que no saludaron al respetable, pero dejaron constancia de su torería.

El joven David Galván se la jugó con un manso de Fuente Ymbro y sufrió una cornada que le ha impedido hacer el paseíllo en Madrid.

Y se acabó. La Maestranza cerró sus puertas. Nada se sabe ni se sabrá sobre las cuentas de la feria, pero es lógica la sospecha de que si salen los números será porque hayan disminuido sensiblemente los emolumentos de los toreros. Y, con toda seguridad, ha perdido la propiedad, que recibe una parte de los ingresos en taquilla.

Nadie sabe qué pasará a partir de ahora. Pero la ausencia de noticias será la peor noticia para la fiesta. Ojalá alguien sufra un ataque de cordura y alerte del peligro.

Julián López me quiere camelar

Por: | 16 de abril de 2014

No tengo el placer de conocer a Julián López El Juli; ni siquiera hemos hablado por teléfono para una de esas entrevistas exprés previas a un gran acontecimiento ferial. Pero me cae muy bien, como torero y como persona.

Al igual que otros locos aspirantes a figura, ha sacrificado su vida entera por una vocación. Mientras el resto del mundo ha tenido infancia, adolescencia y juventud, Julián solo ha visto toro desde que era un mico; y siempre desde abajo, desde el seno de una familia humilde que se ha sacrificado toda ella y a todas horas por la ilusión enfermiza del chaval. Un mérito grande el de sus padres, sus hermanos y el propio Juli que se han trabajado de verdad la búsqueda del éxito. Un referente de cariño, de generosidad, de esfuerzo y sacrificio que debe ser reconocido, y que la vida, afortunadamente, se lo ha recompensado.

Julián López El Juli ha alcanzado la meta soñada. Es una gran figura del toreo. Y debe estar desbordante de orgullo, pues su ánimo vigoroso ha sido su compañero inseparable..

Asentado en la madurez que da la experiencia, se ha revelado, además, como un hombre reflexivo, comprometido y convencido de que debe trabajar por ocupar un liderazgo vacío en su profesión. Su reciente comparecencia matinal en TVE fue una bocanada de aire fresco entre tanto taurino trasnochado y vetusto. Da muy bien ante las cámaras, sonríe con naturalidad, transmite credibilidad, tiene ideas, maneja argumentos y ofreció, sin duda, una imagen moderna y novedosa del torero del siglo XXI.

Decididamente, El Juli quiere ser un líder, y alguien lo ha convencido inteligentemente de que la comunicación es un arma imprescindible para alcanzar esa meta.

El problema de Julián es que se mueve en el terreno pantanoso de una profunda contradicción entre el torero y el hombre. Julián ha sido educado para sufrir y gozar como una gran figura del toreo, pero no para protagonizar la revolucion para que la que está predestinado un líder. Lo primero ya lo es, pero lo segundo es materia reservada para unos pocos elegidos. Joselito El Gallo, con quien él inmodestamente se compara, fue uno de ellos a pesar de los pocos años que vivió. El Juli, por su parte, ha sido modelado para ser un icono de la modernidad; adornado con las mejores cualidades toreras, dueño del poder y la técnica en grado sumo, sufre en sus carnes y en su prestigio los cuidados extremos que su entorno familiar y profesional le ha diseñado para mantenerse ahí arriba muchos años con un riesgo calculado y siempre aminorado por el toro-torete de laboratorio elegido para el triunfo relativamente fácil. Su padre y su apoderado le han facilitado el camino como figura y se lo han cerrado para ser líder. Nadie, ningún aficionado serio, no fanático, sectario ni radical de los tantos que abundan, le reconoce hoy a El Juli la categoría de revolucionario a la que parece aspirar. Porque El Juli, y quizá él sea el menos culpable, ha tirado de su carrera, pero no del toreo.

Y lo malo es que las contradicciones obnubilan, tanto o más que una corte de aduladores. Dijo El Juli en TVE que pretende ser un torero a lo antiguo, profundo; y, días más tarde, en un portal digital, añadió que 'hay que trabajar por la fiesta y no por el interés particular'. Óle... Es la reflexión de Julián, un hombre inteligente.

Pero cuando Julián se enfunda el traje de El Juli, la cosa cambia. No puede evitar entonces, como ninguno de nosotros, la educacion que ha mamado; y surge el taurino listo, que no inteligente; el torero pícaro, el veedor que manda en las ganaderías, el apoderado que presiona sin compasión en los corrales, y el diestro que no duda en saltarde a la torera la norma y burlarse de los aficionados en la búsqueda desesperada de una inconcebible comodidad. Así, es El Juli y no Julián el que ha tenido la osadía de anunciarse el Domingo de Resurrección en Málaga en un mano a mano ficticio con Morante, en el que cada cual se presenta con tres toros elegidos por sus colaboradores. La autoridad incurre en un presunto delito de prevaricación al evitar el sorteo, pero le da igual porque la fiesta no le importa nada. Los toreros mienten, nos engañan a todos, nos toman por tontos, y parecen desconocer que en el pecado llevan la penitencia. El Juli y Morante acuden a Málaga como portavoces del antitaurinismo galopante, pues su actuación es una falta de respeto inadmisible a la fiesta de los toros.

Por eso, digo que Julián López me quiere camelar; pretender hacerme creer que es un torero comprometido. Falso. Sin duda, será un buen hombre, pero es un torero -gran figura, eso sí- más. Una pena que no lo hayan educado para tomar las riendas de la fiesta. Aptitud no le falta; de lo que carece es de actitud.

En Sevilla nos engañan como a chinos

Por: | 12 de marzo de 2014

MoranteMorante de la Puebla mientras ve torear a Talavante en la Feria de Abril de 2013. / JULIAN ROJAS
Se consumó el drama de la Feria de Abril. Las cinco figuras -El Juli, Morante, Manzanares, Talavante y Perera- cumplieron su amenaza, y los empresarios han debido confeccionar los carteles con el resto del escalafón. El resultado ha sido una de las ferias más extrañas de su historia, de contenido devaluado y de incierto futuro, pues se desconoce la decisión que adoptará el cliente, que es el personaje más importante de esta historia, y al que parece que ninguna de las partes ha prestado la menor atención. Baja el precio de los abonos, se mantiene inexplicablemente el de las entradas sueltas -un tendido de sombra sale a la venta por 89 euros-, y los toros son los mismos que, año tras año, fracasan estrepitosamente y que exigen las figuras.

Los carteles no son ni buenos ni malos; mejorables siempre, pero la viva expresión de la realidad torera actual. Bien es cierto que podrían estar otros toreros que han hecho méritos para ello, aunque su presencia hubiera hecho honor a la justicia, pero no a la calidad final del producto.

Ojalá tengan razón los empresarios y las figuras del mañana estén en los carteles presentados; y ojalá la feria sea un éxito para bien, sobre todo, de la fiesta de los toros.

Pero mientras sí y mientras no, conviene poner las cosas en su sitio, quizá porque algún aficionado -este que escribe es uno de ellos- pueda tener la sensación de que unos y otros nos están engañando como a chinos. Parece que tanto los toreros -las cinco figuras del veto- como los empresarios -Eduardo Canorea y Ramón Valencia- mienten descaradamente; parece que todos tienen mucho que ocultar, y lo que está claro en que ambas partes están protagonizando una gravísima agresión a la fiesta en unos momentos en los que la vida se le escapa en mil frentes abiertos.

¿Tienen razón los toreros cuando reclaman dignidad y respeto de la empresa sevillana y denuncian incumplimientos económicos y trato poco elegante? Seguro que sí. Pero la pierden, primero, cuando ellos han hecho de la opacidad moneda de cambio. Todo a su alrededor es un misterio calculado: los dineros que perciben, que podría entenderse, el contenido de sus negociaciones con las empresas, sus exigencias en las ganaderías, en los despachos y en los corrales, y, especialmente, sus supuestas relaciones con la manifiesta manipulación que sufre la mayoría de las reses que se lidian. Ahí está el caso de El Juli, reconocidisíma figura, que no ha tenido empacho en imponer el toro impresentable en plazas como Madrid o lidiar becerros vergonzosos en la feria de Huelva, por poner solo dos ejemplos. ¿Acaso no es esa una falta de respeto a la afición? Que hable su apoderado, Roberto Domínguez, que mucho podría contar sobre el asunto. Y lo que hace El Juli es lo mismo que imitan sus compañeros, pues todos están convencidos de que su condición de figura equivale a una patente de corso para imponer sus caprichos. En una palabra, las figuras callan mucho y, aparentemente, mienten.

Es de justicia exigir dignidad y respeto, del mismo modo que a ellos se les debe exigir igual trato con los aficionados, que sufren las consecuencias de actitudes y decisiones lamentables.

Y un detalle más: hay que saber medir las fuerzas. El enfado y la exigencia, por muy justos que sean, no pueden cerrar la puerta a la negociación cuando se vislumbra un grave daño a terceros. En este caso, a los aficionados sevillanos y a la propia tauromaquia. Es decir, que las figuras han dado una patada a los empresarios en el trasero de los clientes. Y eso está muy feo. Y es muy serio porque más de uno, cansado de esta fiesta anodina y carente de emoción, encontrará en lo sucedido en Sevilla la excusa perfecta para decir adiós a su afición.

¿Y los empresarios de la Maestranza?

Es comentario general que se han ganado a pulso esta triste y penosa situación por su falta de tacto, su lenguaje inapropiado, su soberbia y sus métodos destemplados a hora de negociar con los toreros.

Tan opacos o más que los toreros (piden que estos se rebajen los honorarios, pero ellos no ponen sobre la mesa las cuentas de facturación, gastos, pérdidas y beneficios), no han sido capaces de gestionar la crisis con la inteligencia que se les supone a los rectores de una de las primeras plazas del mundo. En ausencia de las figuras, la única ocurrencia ha sido cambiar de fecha la corrida de Miura, y aumentar la nómina de toreros injustamente olvidados. No es eso, no es eso.

Sevilla y su afición exigían un derroche de imaginación, alguna iniciativa innovadora, algún gesto, alguna gesta, una sorpresa... Nada. Parece inaudito que ni a los empresarios ni a sus asesores se les haya ocurrido una idea novedosa.

Todo lo han reducido a una rebaja en el precio del abono de algo más de un 15 por ciento, y argumentan que hacen un enorme esfuerzo porque el veto de las figuras solo afecta un 9 por ciento al presupuesto general. ¿Solo un 9 por ciento? El dato será verdad, pero no es creíble. Es más, suena a broma. Y más inexplicable es que para evitar la estampita del abonado se penalice al cliente espontáneo que deberá pagar una entrada suelta en taquilla al mismo precio del año pasado por un producto de menor interés.

Se les debe reconocer, no obstante, que en el acto de presentación de los carteles tuvieron un detalle inteligente: no hablar sobre los ausentes, porque cualquier palabra hubiera sido utilizada en su contra y enfangadoaún más el problema.

La conclusión es que en Sevilla existe la impresión de que los toreros y los empresarios callan y ocultan, y eso no es propio de gente digna y con categoría.

Pues que sepan los toreros y los empresarios que ellos, y solo ellos, están haciendo más contra la fiesta de los toros que todo el antitaurinismo andante. Y que no tengan duda de que la historia, más pronto que tarde, les pasará factura por su manifiesta irresponsabilidad. Porque la mentira tiene las patitas muy cortas. Y la fiesta está necesitada de transparencia, honorabilidad, integridad, verdad y emoción, conceptos que no parece que se hayan barajado en esta crisis.

Mientras tanto, la impresión generalizada es que unos y otros nos toman el pelo y pretenden engañarnos como a chinos... Una verdadera pena.

Por el capricho de aquellos toros

Por: | 21 de febrero de 2014

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Entrada al jardín de El Capricho donde se aprecia el el recinto circular original de su plaza de toros.

Los madrileños tienen un tesoro en las entrañas del distrito de Barajas desde hace algo más de dos siglos. El Capricho es un jardín histórico creado por la IX duquesa de Osuna, un espacio de recreo que constituía el buen gusto de una mujer poderosa con decidida voluntad de mecenazgo en todos los ámbitos culturales. También en los taurómacos. Y para ello construyó a la entrada de su bellísimo paraíso una placita para la lidia a pie con acceso directo a la cañada por la cual eran conducidos los toros desde las fincas junto al río Jarama hacia la calle Alcalá y a las plazas de Madrid que siempre han estado ubicadas en sus proximidades.

Recordar la historia de la fiesta de los toros y la relación con sus gentes es la iniciativa que ha puesto en marcha la asociación cultural Barajas Distrito BIC con el apoyo de la Junta Municipal del distrito madrileño. Será un recorrido intenso y se desarrollará en dos fases. En la primera jornada -que tendrá lugar este próximo domingo 23 de febrero- se rescatarán la leyenda de aquellos fieros toros criados en la vera del Jarama, el testimonio de la placita de toros del romántico jardín histórico de la Alameda de Osuna y el protagonismo de la finca La Muñoza que hizo las funciones de descansadero para los toros que serían lidiados en Madrid desde 1751 hasta 1970. María Isabel Pérez Hernández, Rafael Cabrera Bonet y Julia Rivera pondrán recuerdo a la vieja tradición por los toros y a las gentes que se aficionaron en este rincón de intenso brío taurino durante los siglos XVIII y XIX.

 

Julia Rivera en El Capricho (Alameda de Osuna, Madrid). 

 

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Alguien no se olvidó del artículo treinta y tantos

Por: | 14 de enero de 2014

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Fotografía de Claudio Álvarez.

 

Anotaciones reglamentarias (8)

El reglamento reconoce la posibilidad que los aficionados presencien el reconocimiento de las reses en la plaza pero su asistencia es anecdótica. Joaquín Monfil cuenta su experiencia en este texto póstumo

En este repaso por las particularidades reglamentarias se recuerda un artículo olvidado. La actual normativa taurina recoge el derecho de los aficionados a presenciar los reconocimientos de los animales en la plaza y que, sin embargo, después de más de veinte años, desde la aprobación del reglamento taurino de 1992, apenas ha sido materializado. La vigente regulación taurina de 1996 limita igualmente el número a un máximo de dos integrantes en los reconocimientos de las reses en el recinto de la plaza, pero acota la designación por parte de “las asociaciones de aficionados y abonados legalmente constituidas que tengan el carácter de más representativas” y que previamente deben “solicitarlo con antelación suficiente a la autoridad competente”. Esta iniciativa en la norma venía precedida por el requerimiento de la Ley Taurina de 1991 para garantizar los derechos y obligaciones de los espectadores de la fiesta, así como aportar trasparencia en su realización y la persecución del fraude. Estas bases garantistas, dice la ley, “reglamentariamente determinarán los demás derechos y deberes que puedan corresponder”.

Este texto debía cerrar la serie Anotaciones Reglamentarias que se ha abordado en este blog y que a modo de decálogo pretende hacer un repaso por la normativa taurina nacional vigente y, concretamente, sobre cómo se aplica. Para ello se ha contado con las reflexiones de los aficionados. Pero las circunstancias mandan y trastocan. El autor del texto -que iba a ilustrar este punto olvidado del reglamento-, Joaquín Monfil, moría de manera repentina en Madrid el pasado 20 de diciembre. Se le había pedido su opinión al respecto pues en su dilatada pasión por los toros fue de los pocos aficionados que había asistido a los reconocimientos como representante de esa afición y ahora contaba su experiencia. Que este escrito póstumo de Monfil sirva como deferencia al respeto que mantenemos por los personajes de esta afición siempre comprometidos con la verdad de la fiesta.   

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El público del tendido 7 de la plaza de toros de Madrid (en una imagen de archivo realizada en la corrida del 25 de mayo de 2010) protesta por al cambio de ganadería. Fotografía de Samuel Sánchez.

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El País

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