Traspasando la línea

Traspasando la línea

Una mirada constructiva y crítica sobre el impacto del mundo digital en la educación. Aunque su punto de partida es la educación en línea y todo el potencial que se suele desconocer, atraviesa esa línea para analizar y comentar la emergencia de nuevos y discutidos enfoques en el uso de las tecnologías digitales para la mejora de la educación.

De los contenidos a las actividades

Por: | 09 de junio de 2013

Definir la educación en línea es una tarea ardua. Cualquier práctica que utilice dispositivos electrónicos con el objetivo de formar personas es posible que se manifieste con este término, o con cualquiera de otros que le son afines, ya sea en castellano o con el uso de expresiones anglosajonas tales como e-learning o bien online education.

Una de los enfoques más comunes es el de considerar que lo fundamental en el concepto de educación en línea es que existan contenidos y recursos de aprendizaje en soporte digital que puedan ser accesibles por parte de aquellos que necesitan aprender o formarse en un ámbito determinado.

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En este sentido, hemos asistido durante los últimos 10 años al lanzamiento de iniciativas que han tenido un denominador común: la elaboración de contenidos digitales o la digitalización de aquellos que se habían elaborado sobre soportes analógicos. Algunas de estas iniciativas han sido financiadas con fondos públicos, especialmente por parte de la Unión Europea, y han dado como resultado la creación de repositorios de recursos disponibles para su uso, ya sea en la forma en la que se encuentran o después de haberlos modificado para adaptarlos a contextos específicos. Así nos encontramos con MERLOT, con ARIADNE o con el archiconocido OpenCourseWare, por citar algunos nombres propios. La existencia de estos contenedores generalistas y de otros más especializados por ámbitos temáticos, como AMSER, ha hecho que se creen meta-repositorios que permitan concentrar la búsqueda en un único punto. GLOBE es un ejemplo de esto último.

El objetivo de todos ellos es facilitar el acceso a recursos de enseñanza y aprendizaje en soporte digital, de tal forma que tanto los profesores que deseen utilizarlos en sus aulas, como los estudiantes que quieran aprender por su cuenta puedan localizarlos y sacarles provecho.

El hecho, como citábamos anteriormente, de que la mayor parte de estas iniciativas se hayan financiado con fondos públicos ha hecho emerger la conciencia de que dichos contenidos deberían ser accesibles de forma completamente libre y sin necesidad de pago de tasa alguna por parte de sus usuarios. Es lo que empezó siendo el movimiento de código abierto, que coloquialmente ya se conoce como “movimiento abierto”. Compartir el conocimiento que creamos en la red de forma digital, para que puedan disfrutarlo y aplicarlo cuantas más personas mejor, es la filosofía subyacente de este movimiento, que tiene aplicaciones más específicas en los ámbitos de las revistas científicas, el software, la innovación o la investigación. 

Es indudable que esta iniciativa favorece, y mucho, que cada vez más personas, no importa el lugar del mundo en el que estén, tengan acceso a contenidos relacionados con un ámbito de conocimiento determinado.

Defendiendo pues esta apuesta por lo que llamamos contenidos abiertos, debemos también asumir el hecho de que el mero acceso a esos contenidos no es educación en línea. La sola exposición a los contenidos no garantiza que las personas aprendan. Algunos podrán objetar que es mejor eso que nada. Así es. Pero no es menos cierto que no podemos conformarnos con eso.

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La educación en línea nos aporta la posibilidad de generar interacción entre los que participan en una acción formativa, así como también con el docente o docentes. Esa interacción, y la mediación que se produce, son fundamentales para que el aprendizaje se lleve a cabo. Interacción que se lleva a cabo entre los estudiantes, entre los estudiantes y los docentes, y entre los estudiantes y los recursos que se ponen a su alcance.

La palabra contenido tiene una connotación cerrada. Cada vez más tendemos a utilizar el concepto recursos de aprendizaje en su lugar. Pues bien, el valor de los recursos de aprendizaje en abierto expande las oportunidades de formación para todo el mundo. Para que estas oportunidades se concreten es necesario diseñar las interacciones que van a permitir que devengan aprendizaje y conocimiento. Nos estamos moviendo de modelos basados en contenidos, a modelos que se basarán en las actividades.

Entender este cambio, que ya se está llevando a cabo y que no se trata de un mero cambio cosmético tecnológico, será fundamental para sacar el máximo provecho de la educación en línea, pero también de cualquier otro tipo de educación, en los próximos años.

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Sobre el autor

Albert Sangrà Morer

ha transitado por la docencia y la organización de los distintos niveles educativos de nuestro país, y la evolución de la tecnología le ha ido acompañando en esa travesía. Profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, estudia cómo hacer que las tecnologías aporten un valor añadido a la educación y a sus resultados en el marco del grupo Edul@b. Es Vicepresidente de la European Foundation for Quality in E-Learning (EFQUEL), y ha escrito diversos libros y artículos sobre esta temática.

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