Noruega está celebrando los 150 años del nacimiento de Edvard Munch, precursor del expresionismo. Munch fue un artista permanentemente atormentado por su dura introspección y por los avatares de su propia vida. En su museo, situado en la zona de Tøyen, en Oslo, tiene lugar estos días una muestra de su obra que contiene el mayor número de piezas suyas que nunca se han expuesta de forma conjunta: más de 250.
Sin embargo, no es la angustia de la obra de Munch lo que me ha llevado a Oslo esta semana pasada, sino todo lo contrario: la alegría, el placer, el gozo. Porque ese era el titulo de la Conferencia Anual de la European Distance and E-learning Network (EDEN) que se ha celebrado en la capital noruega: The joy of learning (La alegría de aprender).
Una conferencia que ha reunido 380 delegados de 114 países distintos, y que presentaron, a través de 150 presentaciones, diferentes análisis de la evolución de la educación a distancia, la educación en línea y las tendencias futuras de investigación que parece que serán las protagonistas en los próximos años.
Históricamente, una de las mayores amenazas con las que se ha enfrentado la educación a distancia, y con la que ahora se enfrenta la educación en línea es la desmotivación y la sensación de soledad mientras uno intenta aprender. Han sido muchas las investigaciones que se han concentrado en este fenómeno y que, desde hace décadas, han ido demostrando la importancia de no sentirse solo en el proceso de aprendizaje. Y es que está claro que en grupo lo pasamos mucho mejor que aislados, y que el aprendizaje es un hecho social.
Muchas de las comunicaciones del Congreso han destacado la importancia de la motivación y del acompañamiento para poder alcanzar los objetivos que cada uno se propone. Estudiar en línea supone un esfuerzo y un tesón encomiables, cuya recompensa es disfrutar aprendiendo o aprender disfrutando.
Es importante no sentirse solo. Aunque a veces, ya sabemos que vale más estar solo que mal acompañado. Supongo que muchos de nosotros hemos sentido en ocasiones la soledad de la multitud. Incluso en nuestras clases presenciales, donde a muchos estudiantes, aunque los veamos allí, puede ser que no “estén”, que tengan su cabeza en otro lugar. En los cursos en línea también puede suceder que a pesar de ser muchos, nadie interactúe con nadie...
Aprender porque quieres, porque te abre nuevos horizontes, porque te alimenta el alma, porque te da vida... lleva incorporado una dosis de motivación intrínseca que te hace mucho más poderoso ante los desafíos que el propio aprendizaje te plantea. Se convierte en un verdadero placer. Es el tipo de aprendizaje que experimentan aquellos para los cuales aprender es un tesoro, como decía Jacques Delors. Porque cuesta acceder a la enseñanza, a ese aprendizaje, especialmente en lugares donde las oportunidades para aprender son escasas, a veces casi inexistentes. Lugares donde el indicador del éxito personal debe medirse por el hecho de despertarse vivo cada día, pero en los que igualmente deben tener derecho a experimentar la alegría de aprender. La African Virtual University lleva ya algunos años intentando llevar la educación en línea a los más recónditos rincones del continente africano, demostrando que puede servir como herramienta de igualdad entre las personas.
Sin embargo, aprender porque lo necesitas, porque te lo exigen, porque de ello depende tu futuro inmediato... suele producir angustia, presión, una desazón que a veces bloquea, que no te deja ver el bosque de tus verdaderas posibilidades, que no te permite disfrutar de la satisfacción de haber cubierto una etapa más. Pero la vida también es así, y de ahí la importancia que la educación en línea atribuye a los perfiles de los distintos estudiantes cuando diseña y planifica los cursos y los programas: exigencia y rigor combinados con comprensión y apoyo, para que el éxito sea realmente posible.
Los recursos digitales que están a nuestro alcance pueden también ser una puerta a partir de la cual acceder a multitud de información. Información –que no conocimiento todavía- que puede ser interesante y significativa… o no. Pero en cualquier caso, lo importante va a ser experimentar, descubrir, optar. El placer de aprender es todo eso también.
Además de por otras cosas, en Oslo hemos disfrutado porque hemos aprendido. Hemos podido comprobar que aquellos que diseñan la educación en línea prevén mecanismos motivadores, dinámicas entusiastas, estrategias colaborativas con garantías de éxito, que van a seguir contribuyendo a hacer que la experiencia de ser un estudiante en línea acabe siendo atractiva, estimulante, llena de entusiasmo, vital... La experiencia de la alegría de aprender.