Traspasando la línea

Traspasando la línea

Una mirada constructiva y crítica sobre el impacto del mundo digital en la educación. Aunque su punto de partida es la educación en línea y todo el potencial que se suele desconocer, atraviesa esa línea para analizar y comentar la emergencia de nuevos y discutidos enfoques en el uso de las tecnologías digitales para la mejora de la educación.

Sobre el autor

Albert Sangrà Morer

ha transitado por la docencia y la organización de los distintos niveles educativos de nuestro país, y la evolución de la tecnología le ha ido acompañando en esa travesía. Profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, estudia cómo hacer que las tecnologías aporten un valor añadido a la educación y a sus resultados en el marco del grupo Edul@b. Es Vicepresidente de la European Foundation for Quality in E-Learning (EFQUEL), y ha escrito diversos libros y artículos sobre esta temática.

Firmas nacionales

  • Jordi Adell (UJI Castellón)
  • Manolo Area (U. de La Laguna)
  • Mercedes González (U. de A Coruña)
  • Cristóbal Suarez (U. de Valencia)
  • Pablo Muñoz Carril (U. Santiago de Compostela)
  • Lourdes Guàrdia (UOC)
  • Marcelo Maina (UOC)
  • Montse Guitert (UOC)

Firmas internacionales

  • Mark Bullen (Commonwealth of Learning, Canada)
  • Larry Ragan (Penn State University, USA)
  • Rebbeca Medder (USA)
  • Terry Anderson (Athabasca University, Canada)
  • Tony Bates (Canada)
  • Insung Jung (ICU, Japón)

Archivo

agosto 2014

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
        1 2 3
4 5 6 7 8 9 10
11 12 13 14 15 16 17
18 19 20 21 22 23 24
25 26 27 28 29 30 31

La alegría de aprender

Por: | 24 de junio de 2013

Noruega está celebrando los 150 años del nacimiento de Edvard Munch,  precursor del expresionismo. Munch fue un artista permanentemente atormentado por su dura introspección y por los avatares de su propia vida. En su museo, situado en la zona de Tøyen, en Oslo, tiene lugar estos días una muestra de su obra que contiene el mayor número de piezas suyas que nunca se han expuesta de forma conjunta: más de 250.

P4_La alegr-a de aprender

Sin embargo, no es la angustia de la obra de Munch lo que me ha llevado a Oslo esta semana pasada, sino todo lo contrario: la alegría, el placer, el gozo. Porque ese era el titulo de la Conferencia Anual de la European Distance and E-learning Network (EDEN) que se ha celebrado en la capital noruega: The joy of learning (La alegría de aprender).

Una  conferencia que ha reunido 380 delegados de 114 países distintos, y que presentaron, a través de 150 presentaciones, diferentes análisis de la evolución de la educación a distancia, la educación en línea y las tendencias futuras de investigación que parece que serán las protagonistas en los próximos años.

Históricamente, una de las mayores amenazas con las que se ha enfrentado la educación a distancia, y con la que ahora se enfrenta la educación en línea es la desmotivación y la sensación de soledad mientras uno intenta aprender. Han sido muchas las investigaciones que se han concentrado en este fenómeno y que, desde hace décadas, han ido demostrando la importancia de no sentirse solo en el proceso de aprendizaje. Y es que está claro que en grupo lo pasamos mucho mejor que aislados, y que el aprendizaje es un hecho social.

Muchas de las comunicaciones del Congreso han destacado la importancia de la motivación y del acompañamiento para poder alcanzar los objetivos que cada uno se propone. Estudiar en línea supone un esfuerzo y un tesón encomiables, cuya recompensa es disfrutar aprendiendo o aprender disfrutando.

P4_Alegria aprender_3

Es importante no sentirse solo. Aunque a veces, ya sabemos que vale más estar solo que mal acompañado. Supongo que muchos de nosotros hemos sentido en ocasiones la soledad de la multitud. Incluso en nuestras clases presenciales, donde a muchos estudiantes, aunque los veamos allí, puede ser que no “estén”, que tengan su cabeza en otro lugar. En los cursos en línea también puede suceder que a pesar de ser muchos, nadie interactúe con nadie...

Aprender porque quieres, porque te abre nuevos horizontes, porque te alimenta el alma, porque te da vida... lleva incorporado una dosis de motivación intrínseca que te hace mucho más poderoso ante los desafíos que el propio aprendizaje te plantea. Se convierte en un verdadero placer. Es el tipo de aprendizaje que experimentan aquellos para los cuales aprender es un tesoro, como decía Jacques Delors. Porque cuesta acceder a la enseñanza, a ese aprendizaje, especialmente en lugares donde las oportunidades para aprender son escasas, a veces casi inexistentes. Lugares donde el indicador del éxito personal debe medirse por el hecho de despertarse vivo cada día, pero en los que igualmente deben tener derecho a experimentar la alegría de aprender. La African Virtual University lleva ya algunos años intentando llevar la educación en línea a los más recónditos rincones del continente africano, demostrando que puede servir como herramienta de igualdad entre las personas.

Sin embargo, aprender porque lo necesitas, porque te lo exigen, porque de ello depende tu futuro inmediato... suele producir angustia, presión, una desazón que a veces bloquea, que no te deja ver el bosque de tus verdaderas posibilidades, que no te permite disfrutar de la satisfacción de haber cubierto una etapa más. Pero la vida también es así, y de ahí la importancia que la educación en línea atribuye a los perfiles de los distintos estudiantes cuando diseña y planifica los cursos y los programas: exigencia y rigor combinados con comprensión y apoyo, para que el éxito sea realmente posible.

Los recursos digitales que están a nuestro alcance pueden también ser una puerta a partir de la cual acceder a multitud de información. Información –que no conocimiento todavía- que puede ser interesante y significativa… o no. Pero en cualquier caso, lo importante va a ser experimentar, descubrir, optar. El placer de aprender es todo eso también.

P4_Alegria de aprender3

Además de por otras cosas, en Oslo hemos disfrutado porque hemos aprendido. Hemos podido comprobar que aquellos que diseñan la educación en línea prevén mecanismos motivadores, dinámicas entusiastas, estrategias colaborativas con garantías de éxito, que van a seguir contribuyendo a hacer que la experiencia de ser un estudiante en línea acabe siendo atractiva, estimulante, llena de entusiasmo, vital... La experiencia de la alegría de aprender.

¿Qué puede aprenderse en línea?

Por: | 17 de junio de 2013

Para aquellos que nos dedicamos, desde hace tiempo, a la educación en línea, existe una frase habitual que solemos escuchar siempre que nos encontramos trabajando con instituciones y profesorado que, a pesar de su escepticismo, consideran que no pueden dejar pasar la oportunidad de valorar y aprovechar aquello que las tecnologías, y en particular la educación en línea les puede aportar en el desarrollo estratégico de su institución o en la modernización y mejora de su docencia.

Esa frase acostumbra a sonar así: “La verdad es que esto está muy bien, pero en mi asignatura no se puede aplicar…”. Educada, cordial, asertiva… pero terriblemente demoledora. Un mecanismo de defensa que pretende ir contra la línea de flotación de la propuesta que estás haciendo: esto sirve para todas aquellas materias poco importantes, pero no para la mía que es compleja y fundamental. La educación en línea sirve para disciplinas ligeras pero no para aquéllas que son realmente serias.

P3_aprender en l-nea_1

Seguramente, algunos de los que estén leyendo esto estarán de acuerdo con la frase en cuestión. No se lo reprocho. Pero si su objetivo no es defender un determinado status quo, individual o colectivo, permítanme hacerles reflexionar con algunos hechos.

Vaya por adelantado que en ningún caso lo que se pretende es transformar todos los grados y posgrados, de todas las disciplinas existentes, convirtiéndolos en cursos en línea. Ni siquiera se cuestiona la posibilidad de que algunos programas puedan ser mixtos, aprovechando las ventajas de la educación en línea y las de la educación presencial. Simplemente se trata de observar bien esas ventajas y de sacarles el máximo partido, sin dejarse llevar por prejuicios establecidos ni por consideraciones corporativas.

Por ejemplo, muchos suelen considerar que los programas del ámbito de las Ciencias de la Salud no son susceptibles de ser ofrecidos en línea. Sin embargo, existen un buen número de programas en línea que contradicen ese supuesto. La University of Cincinnati o el New York Chiropractic proponen programas, tanto de grado como de posgrado. La propia Stanford University financia y lanza convocatorias para que el profesorado de su Facultad de Medicina desarrolle cursos innovadores en línea o bien mixtos. Y solo cabe recordar que los mejores recursos multimedia sobre medicina los elaboró, ya hace algunos años, la John Hopkins University de Baltimore.

Aún en el mismo ámbito, cabe destacar el auge de los programas de formación en Enfermería. Las universidades de Michigan, Duquesne, y Loyola-New Orleans disponen de grados y posgrados en Enfermería en línea, considerados de alto nivel cualitativo. Y es en Canadá, en la University of British Columbia, donde este programa goza de una gran reputación internacional.

Lo mismo sucede con la formación de profesorado. Parece que no sea posible aprender a ejercer la docencia mediante la educación en línea. Sin embargo universidades prestigiosas como la University of Washington, en Seattle, a través de su College of Education, ofrecen programas de grado en Educación Infantil, de la misma forma que lo hace Concordia University, también en los Estados Unidos.

Además, una gran mayoría de maestros y maestras, profesores y profesoras actualizan sus conocimientos mediante su participación en actividades en línea, redes sociales y comunidades de práctica, ya sea de manera formal o informal, no solo en nuestro país, sino en otros que en estos momentos son paradigma de eficacia, como es el caso de Finlandia.

En realidad, y según datos publicados por el National Center for Education Statistics (NCES), más de 2.700 colleges americanos ofrecen programas en línea, y el 90% de ellos dicen que lo hacen influidos por las necesidades expresadas por la sociedad.

P3_aprender en l-nea_2

Podríamos hacer el mismo ejercicio con otras disciplinas, y los resultados serían similares. Es cierto que tendremos que tener en cuenta algunas variables que, a veces, pueden desaconsejar poner en marcha un programa en línea. Su coste económico, por ejemplo. Hay disciplinas que van a exigir una gran inversión para desarrollar simuladores que permitan recrear lo que sucede en un laboratorio. Deberá valorarse si la relación coste-beneficio aconseja o no llevar a cabo dicha inversión. Pero deberíamos superar la inacción derivada de no llevar adelante un programa en línea porque los responsables universitarios de los programas presenciales tienen miedo de la competencia que eso les pueda suponer.

No se puede negar que es posible hacerlo. Llegamos a la conclusión  de que casi todo se puede enseñar y ser aprendido mediante programas en línea… si se hacen bien. De eso hablaremos otro día.

De los contenidos a las actividades

Por: | 09 de junio de 2013

Definir la educación en línea es una tarea ardua. Cualquier práctica que utilice dispositivos electrónicos con el objetivo de formar personas es posible que se manifieste con este término, o con cualquiera de otros que le son afines, ya sea en castellano o con el uso de expresiones anglosajonas tales como e-learning o bien online education.

Una de los enfoques más comunes es el de considerar que lo fundamental en el concepto de educación en línea es que existan contenidos y recursos de aprendizaje en soporte digital que puedan ser accesibles por parte de aquellos que necesitan aprender o formarse en un ámbito determinado.

P2_Contenidos_1

En este sentido, hemos asistido durante los últimos 10 años al lanzamiento de iniciativas que han tenido un denominador común: la elaboración de contenidos digitales o la digitalización de aquellos que se habían elaborado sobre soportes analógicos. Algunas de estas iniciativas han sido financiadas con fondos públicos, especialmente por parte de la Unión Europea, y han dado como resultado la creación de repositorios de recursos disponibles para su uso, ya sea en la forma en la que se encuentran o después de haberlos modificado para adaptarlos a contextos específicos. Así nos encontramos con MERLOT, con ARIADNE o con el archiconocido OpenCourseWare, por citar algunos nombres propios. La existencia de estos contenedores generalistas y de otros más especializados por ámbitos temáticos, como AMSER, ha hecho que se creen meta-repositorios que permitan concentrar la búsqueda en un único punto. GLOBE es un ejemplo de esto último.

El objetivo de todos ellos es facilitar el acceso a recursos de enseñanza y aprendizaje en soporte digital, de tal forma que tanto los profesores que deseen utilizarlos en sus aulas, como los estudiantes que quieran aprender por su cuenta puedan localizarlos y sacarles provecho.

El hecho, como citábamos anteriormente, de que la mayor parte de estas iniciativas se hayan financiado con fondos públicos ha hecho emerger la conciencia de que dichos contenidos deberían ser accesibles de forma completamente libre y sin necesidad de pago de tasa alguna por parte de sus usuarios. Es lo que empezó siendo el movimiento de código abierto, que coloquialmente ya se conoce como “movimiento abierto”. Compartir el conocimiento que creamos en la red de forma digital, para que puedan disfrutarlo y aplicarlo cuantas más personas mejor, es la filosofía subyacente de este movimiento, que tiene aplicaciones más específicas en los ámbitos de las revistas científicas, el software, la innovación o la investigación. 

Es indudable que esta iniciativa favorece, y mucho, que cada vez más personas, no importa el lugar del mundo en el que estén, tengan acceso a contenidos relacionados con un ámbito de conocimiento determinado.

Defendiendo pues esta apuesta por lo que llamamos contenidos abiertos, debemos también asumir el hecho de que el mero acceso a esos contenidos no es educación en línea. La sola exposición a los contenidos no garantiza que las personas aprendan. Algunos podrán objetar que es mejor eso que nada. Así es. Pero no es menos cierto que no podemos conformarnos con eso.

P2_Contenidos_3

La educación en línea nos aporta la posibilidad de generar interacción entre los que participan en una acción formativa, así como también con el docente o docentes. Esa interacción, y la mediación que se produce, son fundamentales para que el aprendizaje se lleve a cabo. Interacción que se lleva a cabo entre los estudiantes, entre los estudiantes y los docentes, y entre los estudiantes y los recursos que se ponen a su alcance.

La palabra contenido tiene una connotación cerrada. Cada vez más tendemos a utilizar el concepto recursos de aprendizaje en su lugar. Pues bien, el valor de los recursos de aprendizaje en abierto expande las oportunidades de formación para todo el mundo. Para que estas oportunidades se concreten es necesario diseñar las interacciones que van a permitir que devengan aprendizaje y conocimiento. Nos estamos moviendo de modelos basados en contenidos, a modelos que se basarán en las actividades.

Entender este cambio, que ya se está llevando a cabo y que no se trata de un mero cambio cosmético tecnológico, será fundamental para sacar el máximo provecho de la educación en línea, pero también de cualquier otro tipo de educación, en los próximos años.

En línea, pero más allá

Por: | 03 de junio de 2013

La educación en línea goza del favor mediático. Difícilmente, en la historia de la educación encontraremos un momento en que los sistemas de educación no tradicionales estén tan presentes en los medios de comunicación, o sean objeto de intenso debate en foros no específicamente educativos. Sería, pues, una pena no aprovechar esta oportunidad que se nos brinda para arrojar un poco más de luz sobre un conjunto de conceptos que, aunque son cada vez más utilizados, no siempre se hace con justa propiedad. 

La educación en línea no nació ayer. Ni hace seis meses. La educación en línea se desencadena cuando la educación a distancia tradicional, que siempre ha avanzado a la par que las tecnologías de uso cotidiano (correo, radio, teléfono, fax, TV…) descubre que Internet puede cambiar el alcance de la educación a distancia tradicional, permitiendo que la relación biyectiva entre estudiante y profesor se haga extensiva a todos los estudiantes entre sí. Eso es lo que los entornos virtuales de enseñanza-aprendizaje, llamados inicial y simplemente plataformas electrónicas, aportaron: un sistema de enseñanza y aprendizaje donde todos pueden comunicarse con todos, multiplicando, mediante la interacción, las oportunidades de aprendizaje.

Online education

Cierto es que hay quien ignora esta evolución, natural por otra parte, de la educación a distancia, y cree que ha sido el mundo de la tecnología el que ha inventado la educación en línea, con cualesquiera de los nombres con los que se la conoce.

Lo que sí ha sucedido es que el salto cualitativo que se produjo a mediados de los años 90, cuando se sustanciaron los primeros proyectos integrales yendo más allá de simples pruebas piloto, generó el interés de tecnólogos y profesionales de la educación superior. Ahí se inició un proceso de convergencia entre la educación a distancia en línea y su uso en un entorno eminentemente presencial, gracias al potencial indiscutible que aquélla aportaba.

Sin embargo, el hecho de que muchos usuarios de la educación en línea no consideren o, simplemente, ignoren todo el camino recorrido hasta la fecha en cuanto a innovación, experiencias e investigación en este ámbito, hace que a menudo nos encontremos en situaciones en que se replican modelos de enseñanza tradicionales –algunos de los cuales la investigación ya demostró que no funcionaban– con el mero cambio de una tecnología por otra, cuando una de las grandes contribuciones de la educación en línea es su capacidad para promover el aprendizaje de forma distinta, con la intención de obtener mejores resultados. Porque es obvio que invertir tiempo, esfuerzo y dinero para conseguir lo mismo, no tiene mucho sentido.

Durante años, se han llevado a cabo investigaciones que intentaban medir si los cursos en línea favorecían el mismo nivel de aprendizaje que los presenciales. En alguno de ellos se ponía de manifiesto que la diferencia no era significativa. Lo cierto es que más de uno se preguntó y se pregunta aún ahora si no será que la metodología en ambos casos era la misma y, por eso, los resultados sean parejos. Quizás en muchos casos la tecnología solo ha cambiado el medio de acceso o de difusión, pero no la forma con la que se enseña o se aprende.

Los cursos en línea no son potencialmente inferiores a los presenciales en obtener resultados educativos de calidad. Sin embargo, dependerá de cómo sean esos cursos, cómo estén diseñados, cómo se lleven a cabo, que el resultado será mejor o peor. Igual que sucede en la enseñanza presencial.

Personalmente, soy un firme defensor de la educación en línea. Y del uso de la tecnología para mejorar la educación. En este sentido, lo más importante es que seamos conscientes de para qué vamos a utilizar la tecnología y de cómo estaremos obteniendo mejores resultados educativos. Hace pocas semanas, el grupo de trabajo de Planificación del Senado académico de la Universidad de Queen’s en Ontario, Canadá, presentó un documento estratégico en el que ponen de manifiesto su apuesta clara por el uso de la educación en línea en la oferta educativa de dicha universidad. Lo que es interesante destacar, puesto que es un planteamiento que no encontramos por escrito en demasiados documentos de esta índole, es que: 1) Reconoce que la utilización de la educación en línea aporta beneficios y riesgos a la vez, y que su equilibrio depende de cómo la tecnología es utilizada y; 2) Rechaza la asunción de que a través de los cursos en línea se alcancen desempeños inferiores a los que se obtendrían mediante sistemas tradicionales.

La contribución de la educación en línea a nuestros sistemas educativos va, por tanto, más allá de lo que sería facilitar el simple acceso a la información o a un determinado formato de conocimiento. Es importante analizar lo que nos aporta con evidencias que lo demuestren. Jugando con las palabras, diríamos que es necesario traspasar esa línea de réplica de los modelos tradicionales. Pues eso, estaremos aquí, para ir más lejos. Traspasando la línea.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal