Para aquellos que nos dedicamos, desde hace tiempo, a la educación en línea, existe una frase habitual que solemos escuchar siempre que nos encontramos trabajando con instituciones y profesorado que, a pesar de su escepticismo, consideran que no pueden dejar pasar la oportunidad de valorar y aprovechar aquello que las tecnologías, y en particular la educación en línea les puede aportar en el desarrollo estratégico de su institución o en la modernización y mejora de su docencia.
Esa frase acostumbra a sonar así: “La verdad es que esto está muy bien, pero en mi asignatura no se puede aplicar…”. Educada, cordial, asertiva… pero terriblemente demoledora. Un mecanismo de defensa que pretende ir contra la línea de flotación de la propuesta que estás haciendo: esto sirve para todas aquellas materias poco importantes, pero no para la mía que es compleja y fundamental. La educación en línea sirve para disciplinas ligeras pero no para aquéllas que son realmente serias.
Seguramente, algunos de los que estén leyendo esto estarán de acuerdo con la frase en cuestión. No se lo reprocho. Pero si su objetivo no es defender un determinado status quo, individual o colectivo, permítanme hacerles reflexionar con algunos hechos.
Vaya por adelantado que en ningún caso lo que se pretende es transformar todos los grados y posgrados, de todas las disciplinas existentes, convirtiéndolos en cursos en línea. Ni siquiera se cuestiona la posibilidad de que algunos programas puedan ser mixtos, aprovechando las ventajas de la educación en línea y las de la educación presencial. Simplemente se trata de observar bien esas ventajas y de sacarles el máximo partido, sin dejarse llevar por prejuicios establecidos ni por consideraciones corporativas.
Por ejemplo, muchos suelen considerar que los programas del ámbito de las Ciencias de la Salud no son susceptibles de ser ofrecidos en línea. Sin embargo, existen un buen número de programas en línea que contradicen ese supuesto. La University of Cincinnati o el New York Chiropractic proponen programas, tanto de grado como de posgrado. La propia Stanford University financia y lanza convocatorias para que el profesorado de su Facultad de Medicina desarrolle cursos innovadores en línea o bien mixtos. Y solo cabe recordar que los mejores recursos multimedia sobre medicina los elaboró, ya hace algunos años, la John Hopkins University de Baltimore.
Aún en el mismo ámbito, cabe destacar el auge de los programas de formación en Enfermería. Las universidades de Michigan, Duquesne, y Loyola-New Orleans disponen de grados y posgrados en Enfermería en línea, considerados de alto nivel cualitativo. Y es en Canadá, en la University of British Columbia, donde este programa goza de una gran reputación internacional.
Lo mismo sucede con la formación de profesorado. Parece que no sea posible aprender a ejercer la docencia mediante la educación en línea. Sin embargo universidades prestigiosas como la University of Washington, en Seattle, a través de su College of Education, ofrecen programas de grado en Educación Infantil, de la misma forma que lo hace Concordia University, también en los Estados Unidos.
Además, una gran mayoría de maestros y maestras, profesores y profesoras actualizan sus conocimientos mediante su participación en actividades en línea, redes sociales y comunidades de práctica, ya sea de manera formal o informal, no solo en nuestro país, sino en otros que en estos momentos son paradigma de eficacia, como es el caso de Finlandia.
En realidad, y según datos publicados por el National Center for Education Statistics (NCES), más de 2.700 colleges americanos ofrecen programas en línea, y el 90% de ellos dicen que lo hacen influidos por las necesidades expresadas por la sociedad.
Podríamos hacer el mismo ejercicio con otras disciplinas, y los resultados serían similares. Es cierto que tendremos que tener en cuenta algunas variables que, a veces, pueden desaconsejar poner en marcha un programa en línea. Su coste económico, por ejemplo. Hay disciplinas que van a exigir una gran inversión para desarrollar simuladores que permitan recrear lo que sucede en un laboratorio. Deberá valorarse si la relación coste-beneficio aconseja o no llevar a cabo dicha inversión. Pero deberíamos superar la inacción derivada de no llevar adelante un programa en línea porque los responsables universitarios de los programas presenciales tienen miedo de la competencia que eso les pueda suponer.
No se puede negar que es posible hacerlo. Llegamos a la conclusión de que casi todo se puede enseñar y ser aprendido mediante programas en línea… si se hacen bien. De eso hablaremos otro día.
Hay 4 Comentarios
Estimado Luis, te agradezco que sigas el blog y celebro que te haya interesado. Y sobretodo, que tu comentario me dé pie a aclarar aquellas cuestiones que pueden entenderse de forma ambigua. Como bien dices, encontramos MOOC de buena y de mala calidad. Eso es cierto. Por lo tanto, debes entender el comentario en el sentido que una determinada tendencia -un tanto mediática- está confundiendo MOOC con educación en línea. Sin duda lo es, pero con una características muy particulares.
Conozco bien vuestro blog, y estoy bastante al día de lo que sucede en este ámbito -si no, no me atreviría a escribir sobre ello-, y precisamente por eso, sé que muchas aportaciones que se hacen desde el "planeta MOOC" no tienen en cuenta que la educación en línea es un concepto mucho más amplio.
De hecho, esta mañana he tenido ocasión de hablar con Andrés Pedreño, buen amigo, en un acto en el que hemos coincidido, y hemos estado de acuerdo en una importante cantidad de aspectos. Así que, adelante con los MOOC bien hechos.
Publicado por: Albert Sangrà | 18/06/2013 18:08:20
Estimado Albert,
me sorprende que diga, textualmente "Sucede, sin embargo, que los llamados MOOCs están intoxicando lo que es de verdad la educación en línea".
Nada más lejos de la realidad. MOOC, como en cualquier disciplina, hay de buena y mala calidad.
"How to create a Startup", o los propios cursos del profesor Thrun son MOOC de una calidad a la que difícilmente se puede tener acceso, si no fuera por este tipo de cursos.
Le invito a que se pase por nuestro blog: blogmooc.iei.ua.es, y descubra los avances que en todo el planeta se están llevando a cabo en la metodología MOOC.
Publicado por: Luis | 18/06/2013 10:50:54
Gracias por participar en el blog, Sergio. Efectivamnet, estoy completamente de acuerdo con lo que expones. De hecho, quiero aclarar que no estoy hablando de prescindir del professor. En absoluto. Sucede, sin embargo, que los llamados MOOCs están intoxicando lo que es de verdad la educación en línia: una educación de calidad, basada en actividades bien diseñadas, contenidos asociados y un papel determinante del docente, que debe dominar las estrategias propias de la enseñanza en línea.
En este post no hablaba de MOOCs, sinó de modelos de educación en línea mucho más completos y de mayor calidad. Me referiré a ellos en próximos posts.
Publicado por: Albert Sangrà | 18/06/2013 8:24:38
Autodidactas los ha habido siempre y los habrá. Pero si existen centros de infantil, primaria, secundaria, bachillerato, etc., y universidades (estas últimas desde hace siglos) es porque los estudiantes tienen que establecer lazos (comunicarse, crear escuela, llámalo como quieras).
Si se trata de acabar con el status quo, pues vale, puedes eliminar al profesor, pero no puedes eliminar el aula ni el laboratorio.
Publicado por: Sergio | 17/06/2013 12:03:07