Si paseamos por cualquier barrio de cualquier ciudad, especialmente de lo que llamamos el mundo occidental, podremos observar cómo se ha modificado su paisaje de unas décadas hacia aquí. No solo porque nos encontramos personas de razas diversas, sino porque esas personas son también distintas por lo que se refiere a sus costumbres, comportamientos en público y en privado, sus profesiones, sus horarios… Y su forma de actualizarse y aprender.
A medida que la sociedad avanza, la diversidad de nuestros estudiantes se incrementa y se pone cada vez más de manifiesto. Hace unos años decíamos que existían un número determinado de estilos de aprendizaje. Ahora mismo sería muy arriesgado limitarlos a un número concreto.
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Hace una década se empezó a hablar de la Generación Digital, o Net Generation, aquella que, según algunos autores como Prensky u Oblinger, conforman las personas nacidas a partir del año 1982. En sus trabajos, establecen un conjunto de atributos que definen esa generación de personas, entre los cuales están sus comportamientos ante el aprendizaje: alfabetizados digitalmente, conectados, experimentales, inmediatos, sociales, visuales, orientados a los resultados, trabajadores en equipo.
Sin embargo, otros estudios posteriores han demostrado que esas características no emanan del propio concepto de generación (es decir, el momento común en que han nacido dichas personas), sino del contexto en que han ido creciendo. A contextos digitalmente más ricos, mayor desarrollo de los atributos mencionados anteriormente. Sin embargo aún y con esto, todas estas personas no se comportan igual cuando aprenden. Por eso se levantan cada vez más voces que inciden en la necesidad de la personalización del aprendizaje. Solo que no todos entendemos personalización de la misma forma.
La personalización suele añadir costes a la educación. Y ese es el reto al que nos venimos enfrentando desde hace mucho tiempo, con un éxito relativo. La educación a distancia ha tenido como objetivo, históricamente, hacer llegar la formación a cualquier lugar del mundo. Pero siempre ha añadido dos elementos más a esa exigencia: reducir los costes de la educación para que esta sea sostenible, y adaptarla al máximo a las necesidades de cada estudiante. En los años 60, Otto Peters ya desarrolló los llamados modelos industrializados de educación a distancia, que consideraban como su piedra angular las economías de escala para esa educación. Pero el tiempo y sus resultados demostraron que era necesario un enfoque distinto, que respondiese más a la personalidad y al estilo de cada individuo.
Hoy en día estamos asistiendo a la explosión de los MOOC. Cierto que eso no sucede en todo el mundo, pues algunos estudios aún no publicados demuestran que la mayoría de MOOC se concentran en Norteamérica y en… ¡España!, mientras que en otros países se han mostrado mucho más cautos en su desarrollo. Pues bien, unos de los retos pendientes de los MOOC y de la educación en línea en general es el de responder a distintos tipos de estudiantes, responder a la diversidad mediante la personalización.
La personalización debe ir de la mano con la colaboración. Y eso es difícil. Lo que se está intentando, con los MOOC como campo de pruebas vinculado a las analíticas de aprendizaje, es establecer patrones de conducta que ayuden a prever el éxito o el fracaso del aprendizaje. No me voy a parar aquí a cuestionar algunos de los riesgos de determinismo social que pueden subyacer en esta intención. Simplemente pondré de manifiesto que esa línea de trabajo puede ser útil, aunque extremadamente compleja para ser utilizada éticamente y, sobre todo, insuficiente.
Los patrones de aprendizaje y la automatización de su realimentación pueden ayudar hasta un cierto punto. Pero tiene que quedar muy claro que los modelos Amazon o Napster sirven para comprar libros o elegir la música que quieres oír, pero no sirven para el aprendizaje. Te puede gustar más o menos una cosa, pero solo porque te guste no la vas a aprender mejor, suponiendo que sea lo que necesitas aprender. Solo disponer de datos de comportamiento en la red no garantiza ser capaces de dar el apoyo necesario a los estudiantes.
Nos estamos equivocando cuando pensamos que la gran mayoría de las personas quiere aprende solamente de manera informal, no programada y sin más apoyo que el de algunos de sus colegas. Las preferencias de aprendizaje se distribuyen en una curva normal, donde en uno de los extremos un porcentaje que puede oscilar entre el 10 y el 15% desea ser completamente autónomo y no necesita el apoyo de prácticamente nadie. Son personas muy valiosas, capaces de conseguir aquello que se propongan, o de esforzarse hasta la extenuación para conseguirlo. Pero en la parte central de esa curva normal tenemos a un porcentaje de personas mucho mayor: las personas que necesitan apoyo y acompañamiento para aprender bien, para sacar el máximo partido de su potencial. Son tan válidas como las anteriores, solo que necesitan más de los demás, y necesitan soluciones para “su” propia manera de aprender, que puede ser muy distinta de la de su compañero/a con quien quizás incluso trabaja cada día en la misma organización.
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La solución es la diversificación en nuestras propuestas y aumentar la generación de oportunidades de aprendizaje. Las tecnologías expanden las oportunidades de aprendizaje, con lo cual nuestro espectro de actuación puede ser mayor. Pero quienes van a tomar las decisiones son las personas. Los estudiantes son los que eligen… de ahí el marco de las ecologías de aprendizaje al cual ya me he referido en un post anterior y al que voy a dedicar más tiempo en uno próximo.
Entretanto, pensemos cómo podemos personalizar de verdad la educación en línea sin que la tecnología nos convierta en autómatas en lugar de hacernos más autónomos.
Hay 3 Comentarios
Ana, cada grano de arena de una playa es diferente a los otros, no hay dos exactamente iguales. Y no por ello dejan de ser granos de arena. Podemos decir que son distintos, pero tambien que son iguales; todos son granos de arena, ninguno es mas o menos que otro.
No creo que esto sea una contradiccion pero, en todo caso, las contradicciones a veces nos salvan de nosotros mismos, asi que bienvenidas sean.
Publicado por: Israel | 21/10/2013 12:16:58
Gracias por tu comentario, Ana. Efectivamente, tu pregunta es muy pertinente. Me he permitido la llicencia de un título un tanto provocador, o al menos, discutible, para generar algunas intervenciones.
Publicado por: Albert Sangrà | 21/10/2013 7:56:12
Aprendemos distinto, sentimos distinto, pensamos distinto, percibimos distinto, actuamos distinto, ¿SOMOS IGUALES?
Publicado por: Ana | 21/10/2013 2:58:50