Como cada año, desde ya hace 11, el Babson Survey Research Group, coordinado por los profesores Elaine Allen y Jeff Seaman, ha publicado el informe sobre la educación en línea en los Estados Unidos de América.
Este informe facilita una visión comparable de la evolución de esta tipología educativa a lo largo del tiempo, al utilizar los mismos parámetros en cada edición, de forma que se puedan identificar tendencias y comportamientos estables.
Sin embargo, cabe destacar también de qué modo se elabora este informe. En primer lugar, y como ya se ha mencionado, se circunscribe estrictamente a los Estados Unidos, y en concreto, a los colleges y a las universidades En segundo lugar, analiza la participación en cursos, es decir, en asignaturas impartidas en línea, y no en programas ni en instituciones que se dediquen a la educación en línea. Finalmente, es importante poner también de manifiesto que el concepto “curso en línea” que su utiliza en la metodología del informe proviene de la propia definición que se hizo en el primero de ellos, en que se define como aquel curso que la mayoría (80%) o la totalidad del curso se facilita en línea, y en el que normalmente no existen encuentros presenciales.
Una de las primeras cuestiones que el informe se plantea es el componente estratégico de la educación en línea para las instituciones. Se ha reducido ligeramente del 2012 al 2013, encontrándose la diferencia en aquellas instituciones que hasta la fecha no ofrecían educación en línea, que incrementan la opinión de que no van a ofrecerla tampoco en el futuro. Entre aquellas instituciones que ya habían empezado a ofrecerla, se refuerza su impresión de que la aportación de la educación en línea es estratégica para la institución.
Puede hacerse una lectura positiva de este hecho, puesto que así serán aquellas instituciones que realmente crean en la educación en línea las que la impulsen, obteniendo probablemente un mayor nivel de calidad en su provisión. Algo no es bueno porque lo haga todo el mundo, sino porque es beneficioso para aquellos a los que se dirige.
Fuente: http://www.edudemic.com
Otro aspecto que el informe analiza es si los resultados de aprendizaje de la educación en línea son comparables –es decir, equivalentes- a la educación presencial. En este sentido, las respuestas de los responsable académicos encuestados mantienen, como en años anteriores, un nivel de confianza muy alto respecto a los logros de la educación en línea: un 74% considera que el nivel que los estudiantes alcanzan estudiando en línea es igual o superior que cuando lo hacen de manera presencial. Este porcentaje es un 3% más bajo que el año anterior. Esta disminución no la encontramos entre los responsables académicos de instituciones que ofrecen educación en línea, sino entre los que no la ofrecen. Los primeros mantienen los mismos niveles de confianza, mientras que son los últimos los que pierden esos tres puntos mencionados.
La interpretación que podemos hacer es que el colectivo que no ofrece cursos en línea refuerza su posición intentando quitar credibilidad a la educación en línea, ya que ella no forma parte de su apuesta estratégica. Sin embargo, aquellos que han apostado por ella mantienen esa confianza porque los resultados les acompañan.
Obviamente, y como el año anterior, el año de la explosión de los MOOC, el informe también pregunta a los responsables académicos sobre este fenómeno. Las principales conclusiones al respecto empiezan asumiendo el hecho de que son pocas las instituciones que han desarrollado MOOC, y que mientras que algunas se encuentran en las etapas iniciales de ese proceso, hay muchas más que todavía no han tomado una decisión al respecto. Estos datos ponen de manifiesto de qué manera los medios de comunicación han sesgado la información relativa a los MOOC. Muchos creen que el fenómeno mucho se ha extendido de manera formidable, y que quien no está haciendo un MOOC va a perder el tren, o cuanto menos va a tomarlo con retraso. Sin embargo, parece que esto no es así y que los intereses mediáticos no pueden esconder lo que nos dicen las cifras reales.
Fuente: http://sowhatfaith.com
De un año a otro, el número de instituciones que han empezado a ofrecer un MOOC ha subido solamente un 2.4%. Además, un 33% de instituciones manifiestan que no van a hacer ningún MOOC, a los cuales podríamos añadir que un 53% más no tiene demasiado clara su decisión y la están retrasando para ver qué es lo que realmente sucede.
Su punto débil, desde la perspectiva institucional, es la sostenibilidad. Solo un 23% de los responsables académicos consultados creen que los MOOC pueden ser un método de provisión de la educación en línea económicamente sostenible. Esto supone 5 puntos menos que el año anterior. Esto supone el porcentaje de los que ven oportunidades en los MOOC. Sin embargo, el porcentaje de los que no creen en la sostenibilidad de los MOOC se ha incrementado del 26 al 39% -¡13 puntos más!- en solo un año. Algunas respuestas añaden que han cambiado de opinión porque a través de sus propias investigaciones han visto que los costes vinculados a la elaboración de MOOC son muy superiores a los esperados, y que la expectativa de recuperación de la inversión se retrasa considerablemente. En la misma línea, aumenta la preocupación de que la concesión de credenciales por la finalización de MOOC causará importantes confusiones con los títulos universitarios: mientras que en 2012 esto preocupaba a un 55%, en 2013 ya es un 64% el que manifiesta dicha preocupación.
Interpelados sobre la perspectiva de futuro que tienen respecto a la educación en línea, coinciden en su gran mayoría –un 90%- que seguirá creciendo como ya lo hacho durante estos últimos años, y que probablemente la mayoría de los estudiantes de educación superior cursará al menos un curso en línea en los próximos 5 años.
No hay tanta unanimidad en la creencia que algunos cursos en línea tenderán hacia modelos gestionados por los propios estudiantes, con componentes autoregulados. Dos tercios de los responsables académicos consultados son de esa opinión.
Finalmente, solo un poco menos de un tercio cree que la calidad de los cursos en línea dejará de ser un tema de debate y permanente discusión. Personalmente, creo que eso nos va a permitir continuar avanzando en la investigación y definición de cómo deben ser los cursos para que los estudiantes realmente aprendan, y que esa preocupación forzará a las instituciones a competir por la calidad.
La educación en línea sigue creciendo, no importa los dispositivos ni la tecnología que utilicemos, ni si el modelo en que se apoya es síncrono, asíncrono o mixto. El número de estudiantes que han cursado al menos una asignatura en línea en Estados Unidos en 2013 ha sido de 7.1 millones, incrementándose en 411.000 respecto el año 2012. Podríamos decir que continúa gozando de muy buena salud. La percepción de que algunos porcentajes referidos a la confianza que genera la educación en línea han disminuido puede ser debida al efecto del fenómeno MOOC, que el año pasado generó en los EE.UU. unas expectativas que no se han visto cumplidas.