Traspasando la línea

Traspasando la línea

Una mirada constructiva y crítica sobre el impacto del mundo digital en la educación. Aunque su punto de partida es la educación en línea y todo el potencial que se suele desconocer, atraviesa esa línea para analizar y comentar la emergencia de nuevos y discutidos enfoques en el uso de las tecnologías digitales para la mejora de la educación.

¿Qué sucede con la agenda social de la educación en línea?

Por: | 17 de marzo de 2014

Mark Bullen vive en Vancouver. Actualmente trabaja como experto en E-Learning en la Commonwealth of Learning, donde se encarga del desarrollo de políticas educativas y de desarrollo del uso apropiado de la tecnología en la educación. Anteriormente fue director de Enseñanza y Aprendizaje en el British Columbia Institute of Technology y director adjunto de Educación a Distancia en la Universidad de British Columbia.

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Fuente: http://estudiomundialupiicsa.wordpress.com

La educación a distancia moderna surgió en la década de los sesenta del siglo pasado como respuesta a la demanda de un acceso más amplio e igualitario a la enseñanza postsecundaria. A partir de la fundación de la Open University del Reino Unido en 1969, se crearon universidades abiertas en todo el mundo con la clara misión de contribuir a eliminar las barreras sociales y económicas a la educación superior, que efectivamente habían restringido el acceso a ella a las clases sociales media y alta. Esta situación era especialmente grave en los países en desarrollo, y las universidades abiertas que se crearon en países como la India, Pakistán, Sri Lanka, Indonesia y Tailandia han tenido un impacto considerable en las tasas de participación en la enseñanza postsecundaria de dichas regiones. Hasta el cambio de siglo, los temas centrales de la educación a distancia giraban básicamente en torno al acceso: intentar llegar a las poblaciones menos atendidas, ofrecer una segunda oportunidad y cubrir las necesidades de estudiantes no tradicionales, así como intentar ayudar a los países en desarrollo a ofrecer educación a muchas personas con recursos limitados. Este era el programa social de la educación a distancia. Sin embargo, con la aparición del aprendizaje en línea a finales de los noventa se produjo una erosión gradual de este programa social, que fue sustituido por un programa funcionalista y tecnológicamente determinista.

A finales de la década de los noventa, surgieron las modalidades de educación a distancia mediada por la tecnología y el uso de Internet como método para ofrecer educación se hizo cada vez más popular. Al mismo tiempo, los centros públicos de enseñanza postsecundaria fueron sometidos a incesantes presiones económicas que les obligaron a buscar alternativas menos costosas para satisfacer la creciente demanda de educación. Muchos dirigieron su atención a la educación a distancia en línea recién legitimada, que consideraron una forma de evitar la costosa construcción de nuevos edificios. Sin embargo, en lugar de utilizar la tecnología en línea para llegar al estudiante no tradicional, esta fue incorporada a la enseñanza en el campus para crear las denominadas modalidades de educación mixta o semipresencial y, más recientemente, e-learning o aprendizaje en línea. Esta modalidad de aprendizaje en línea comenzó a eclipsar los programas de educación a distancia de orientación social.

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Fuente: http://www.mansunides.org

La otra fuerza motriz del aumento del uso y de la presión para utilizar el aprendizaje en línea y, en un sentido más amplio, las TIC en la educación es la idea de que “las nuevas tecnologías están cambiando el mundo y, por lo tanto, las instituciones educativas no tienen otra opción que adoptar las tecnologías digitales, diseñadas en otros lugares y para otras finalidades, por temor a ‘quedarse atrás’”, como han dicho Selwyn y Facer.

Los temas predominantes en el discurso sobre la tecnología educativa ya no están relacionados con el acceso a la educación, sino con el imperativo tecnológico y con la necesidad de preparar a los estudiantes para el siglo XXI, para la “economía del conocimiento”. Si analizamos cualquier política pública reciente sobre el uso de las TIC en educación, veremos que este tema es de máxima prioridad. El acceso, entendido como acceso participativo, rara vez se menciona en dichas políticas.

Este cambio de discurso me llena de inquietud. En primer lugar, el problema del acceso no se ha solucionado. Continúa siendo una cuestión preocupante, sobre todo en el mundo en vías de desarrollo. A pesar de que la participación en la educación superior aumentó un 53% a escala mundial entre los años 2000 y 2007, solo una mínima proporción de este incremento se ha producido en países de rentas bajas. La participación en la educación superior en estos países experimentó un aumento marginal de entre el 5 y el 7%, según datos de la UNESCO.

En segundo lugar, este enfoque limitado en la “economía del conocimiento” pasa por alto la realidad actual de numerosas economías del mundo en desarrollo, que dependen en gran medida de los servicios, como el turismo, y de la agricultura, lo cual seguirá siendo así durante algún tiempo. Resulta ingenuo pensar que se producirá una transformación económica en todos estos países. Sí, es cierto que habrá una creciente necesidad de “profesionales del sector del conocimiento”, pero un enfoque centrado exclusivamente en una educación para la “economía del conocimiento” podría tener la consecuencia no deseada de obligar a la gente a irse de su país para buscar trabajo en otra parte, circunstancia que debilitaría aún más estas ya frágiles economías.

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Fuente: http://www.ambergristoday.com

Asimismo, pasa por alto el hecho de que muchos de estos países carecen todavía de la infraestructura básica. En Belice, por ejemplo, el 27% de los centros de enseñanza primaria no tienen electricidad y solo el 31% de los profesores de secundaria cuentan con una capacitación profesional formal, según su Ministerio de Educación. Realizar grandes inversiones en tecnologías educativas basadas en Internet no tiene mucho sentido en contextos como el descrito. Tampoco es de extrañar que el acceso a Internet sea bajo en muchos de estos países. En 2012, solo el 25% de los habitantes de Belice, por ejemplo, utilizaban Internet. Con todo, todavía más revelador es el hecho de que existan 73 países en el mundo con índices de uso de Internet incluso más bajos.

En el próximo post, incorporaremos los recientes fenómenos de los recursos educativos en abierto (OER, por sus siglas en inglés) y de los MOOC a esta reflexión sobre la agenda social de la educación en línea.

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"La sospecha". Un cuento corto sobre exámenes, redes...
http://loscuentostontos.blogspot.com.es/2013/11/34-la-sospecha.html#cuento34

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Sobre el autor

Albert Sangrà Morer

ha transitado por la docencia y la organización de los distintos niveles educativos de nuestro país, y la evolución de la tecnología le ha ido acompañando en esa travesía. Profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, estudia cómo hacer que las tecnologías aporten un valor añadido a la educación y a sus resultados en el marco del grupo Edul@b. Es Vicepresidente de la European Foundation for Quality in E-Learning (EFQUEL), y ha escrito diversos libros y artículos sobre esta temática.

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