En California se celebró hace unos meses la conferencia “Evolve California Higher Education” que tenía como objetivo dar la palabra sobre el futuro de la educación, y en particular de la educación en línea, a aquellos a los que poco se les pregunta, aunque todo el mundo opine por ellos: los estudiantes. La conferencia estuvo organizada por una fundación que se plantea innovar el escenario educativo en el sistema universitario de California y, por extensión, mundial. He sabido de esta conferencia gracias al excelente blog que elaboran un conjunto de especialistas norteamericanos, entre los cuales se encuentra Michael Feldstein.
Dar la voz a los estudiantes es, para algunos, motivo de preocupación. Es cierto que, en algunas ocasiones, algunos grupos han utilizado a los estudiantes de forma demagógica para obtener o mantener determinadas prebendas, pero también es verdad que se ha hecho lo propio con otros colectivos. Tengo la certeza, sin embargo, de que no podemos avanzar de espaldas a ellos. Por lo tanto, bienvenido sea este nuevo formato de conferencia en que los estudiantes fueron los protagonistas.
Me ha interesado especialmente el debate complementario entre expertos y estudiantes. Se trata fundamentalmente de escuchar las experiencias de aprendizaje que han tenido esos estudiantes –siempre un número limitado y no del todo extrapolable, por supuesto-, pero de hacerlo en un marco en el que los expertos puedan aportar un contrapunto que permita analizar esas experiencias y establecer una sólida interpretación, que vaya más allá de las charlas de café a las que estamos acostumbrados –docentes incluidos- cuando hablamos de cómo son, cómo se comportan, por qué tienen éxito y por qué fracasan nuestros estudiantes. Hay una cierta tendencia a pensar que el éxito o el fracaso de nuestros estudiantes en línea está ligada a nuestra (y subrayo “nuestra”) percepción de lo que debe o no debe funcionar en la educación en línea. Sin embargo, su perspectiva no tiene porque ser exactamente la nuestra. Y de hecho, no lo es.
En este sentido, Debbie Cochrane, del Institute for College Access and Success, planteó unas interesantes cuestiones referidas al motivo por el cual algunas instituciones –y algunos gobiernos- promueven determinados modelos de educación en línea. Ante el intento de dar una respuesta a la creciente cantidad de estudiantes norteamericanos que no pueden disponer de una plaza presencial en la educación superior de aquel país a través de la oferta de cursos en línea, Cochrane se pregunta cuál es el problema que pretenden resolver: ¿Conseguir que se considere matriculados más estudiantes para así disminuir la tasa de los que quedan fuera de la educación superior? ¿Conseguir superar algunas asignaturas que se convierten en cuellos de botella en determinadas titulaciones y/o instituciones? ¿Proveer educación a un coste menor? ¿Llegar a los estudiantes del siglo XXI de una forma a la que ellos están más acostumbrados?
Fuente: http://teragrowth.com
Concluye que da la sensación que se utiliza la educación en línea y la tecnología como respuesta a todas y cada una de las preguntas anteriores, y que ese es un enfoque inapropiado. Parece que la solución a todos esos problemas sea solamente dar acceso a cursos de formación en línea, y ella cree que eso no es suficiente. Considera que para que los estudiantes en línea alcancen el éxito, hace falta algo más que su acceso a los cursos, algo más que el mero acceso a la información, al contenido.
Este punto de vista es compartido por los estudiantes, que ponen de manifiesto la importancia que tienen algunos aspectos relativos al apoyo que reciben desde cada institución para su progreso en el estudio. Aunque a veces parece que lo que quieren los estudiantes es, simplemente, estudiar por su cuenta, de forma independiente, porque ya dominan de forma más que suficiente a tecnología, parece que esta percepción está enormemente influenciada por las disciplinas relacionadas con las ingenierías, especialmente la informática, que suelen extrapolar su dominio del medio y su percepción ante el estudio y el aprendizaje hacia otras disciplinas, sin que eso sea cierto. Uno de los estudiantes participantes en esa conferencia destacaba que “la gente cree que los estudiantes de nuestra generación dominan la tecnología, pero yo diría que más bien somos dependientes de ella. Y eso no es exactamente lo mismo”.
Disponer de las evidencias sobre el tipo de apoyo que los estudiantes en línea necesitan es fundamental, y si esas evidencias provienen de los propios estudiantes, aún son más relevantes. Sin embargo, esta preocupación por garantizar su éxito no es nueva. Como muchos de los aspectos relacionados con la educación en línea, los recién llegados a este ámbito desconocen u obvian las investigaciones que ya se ha llevado a cabo y los resultados que se han obtenido.
Fuente: dinoviolencia.blogspot.com
Las conclusiones que podemos extraer, tanto de la conferencia como de la investigación que ya tenemos a nuestra disposición pueden concretarse en los siguientes puntos:
Necesidad de disponer de apoyo tutorial personalizado para el seguimiento, monitorización y actuación respecto a las necesidades del estudiante, de manera mucho más cualitativa. Este apoyo de tutores o mentores es una herramienta fundamental para su progreso, retención y éxito en los estudios. Y no se trata de sistemas automatizados, sino de verdaderos sistemas de apoyo a estudiante en línea, que puedan actuar en cuanto se detecta, ya sea de forma cuantitativa a través de las analíticas de aprendizaje o a partir del contacto cualitativo, algún desajuste en el proceso de aprendizaje del estudiante. Estos problemas pueden ser de orden cognitivo, pero también de carácter social o instrumental. Se destaca que debiera ser importante para las instituciones conocer qué están haciendo los estudiantes respecto otros cursos facilitados por otras instituciones, pues el aprendizaje es un todo y como tal cada acción que se realiza influye en las otras.
Necesidad de facilitar al estudiante algún mecanismo para entender cómo va a funcionar el curso. Algunos estudiantes reclaman disponer de cursos de preparación o tutoriales que les permitan saber desde el principio cómo funcionan las herramientas que va a utilizar, si que se dé por supuesto que ellos ya van a saber manejarlas.
Importancia de la “capacitación digital de los ciudadanos” para evitar estas lagunas. Debemos recordar siempre que, aunque una persona utilice una herramienta a menudo, eso no quiere decir que sepa sacarle partido como mecanismo de estudio y aprendizaje. Saber utilizar Facebook o un complicadísimo software no significa que sepan utilizar dichas herramientas con finalidades educativas. La existencia de programas educativos superiores debe ayudar a cubrir esa laguna.
Finalmente, siempre que queramos valorar el potencial de éxito o los riesgos de fracaso de nuestros estudiantes es importante tener en cuenta los beneficios que ellos consideran que les aporta la educación en línea. En primer lugar, y sin que resulte en absoluto sorprendente, aparece la flexibilidad. La posibilidad de aprender en el momento y en lugar que cada uno quiera o en el que cada uno pueda –cabe recordar que no siempre se trata de una elección, sino que a veces es una condición- es un potente motivador para los estudiantes. En un segundo nivel aparece el potencial de los entornos virtuales para facilitar la superación de la introversión de muchas personas, lo que les permite conectar mejor con otros. La posibilidad de explorar distintos modelos docentes también es un elemento positivo a tenor de lo expresado por los estudiantes. En resumen, recomiendan la educación en línea para aquellos que trabajan, y para los que tienen un alto nivel de motivación, son organizados y conocen sus fortalezas.
Eso sí, además de conocer bien a nuestros estudiantes, siempre nos ayudará disponer de algunas estrategias, herramientas y recursos para echarles una mano cada vez que lo necesiten.
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