Traspasando la línea

Traspasando la línea

Una mirada constructiva y crítica sobre el impacto del mundo digital en la educación. Aunque su punto de partida es la educación en línea y todo el potencial que se suele desconocer, atraviesa esa línea para analizar y comentar la emergencia de nuevos y discutidos enfoques en el uso de las tecnologías digitales para la mejora de la educación.

Publicar en abierto: ¿liberación o trampa?

Por: | 14 de julio de 2014

En los últimos años estamos asistiendo a muchos cambios en el mundo editorial. Hay quien habla, incluso, de revolución. Sin embargo, no me estoy refiriendo al proceso de digitalización de los contenidos, por si alguien había intuido eso. Aunque es cierto que el impacto de lo digital en el mundo de las publicaciones es muy elevado, lo que me está llamando la atención últimamente es la tendencia a publicar en abierto.

En general, la publicación en abierto pretende poner al alcance de todos, y no solo de la comunidad académica, el conocimiento que se va creando y que se va acumulando en todo el mundo. A esta idea, que forma parte de lo que podemos llamar filosofía de la “apertura”, tenemos que añadir la voluntad de las instituciones que acogen a los investigadores y especialistas que publican, y que manifiestan no querer “pagar dos veces” por la propia investigación. Esto es, estudios que están sufragados de forma directa –por asignación presupuestaria- o indirecta –mediante el pago de los salarios de los investigadores- por instituciones de educación superior, y que, cuanto se difunde dicho estudio la institución debe comprar el derecho de acceso a la revista en el que ha sido publicado. Sin embargo, tenemos que diferenciar dos perspectivas distintas en esta tendencia a la publicación en abierto.

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Fuente: http://medina-psicologia.ugr.es/

Por un lado, la perspectiva del autor. Las creaciones de los autores provienen generalmente, o bien de los resultados de investigaciones desarrolladas, ya sea en forma de artículos o de libros, o bien de su propia reflexión acerca de su experiencia profesional y vital. Lo que persiguen es, por un lado, compartir sus pensamientos y sus evidencias con la comunidad, y por otro, disponer de más proyección y visibilidad. Sin duda, la publicación en abierto, por su facilidad de acceso, puede contribuir a ello de manera decidida.

Cualquiera puede, en estos momentos, publicar documentos, revistas e incluso libros de forma muy profesional e incluso estéticamente atractiva. La utilización de software dedicado a esta finalidad, como Issu, Scribd o Calaméo, entre otros, lo hace muy, muy fácil y asequible. Además, y eso es bien importante, los autores pueden establecer el grado de uso o, mejor, re-uso de su obra mediante una licencia Creative Commons.

Por otro lado tenemos la perspectiva de las empresas y organizaciones editoriales. La enorme facilidad, por su sencillez, que los autores tienen para generar publicaciones en abierto sin necesidad de disponer de los servicios de un intermediario editorial, tal como ya hemos visto, ha hecho que reaccionen creando editoriales “abiertas”, o los bien conocidos sistemas de revistas de acceso abierto (OJS).

Podría parecer que el mundo editorial se ha puesto de parte de los autores, y que han entendido la importancia de su servicio a la sociedad en general. Sin embargo, no está todo tan claro. En la mayoría de casos, lo que está sucediendo es que se están desplazando los costes hacia los autores. Algunas editoriales ofrecen la publicación de la obras a cambio de nada. Es decir, no va a haber derechos de autor (la gestión de los mismos queda en propiedad de la editorial), aunque sí que se van a vender las publicaciones, incluso a veces a precios superiores a los que los propios autores estarían dispuestos a aceptar. Es probable que la elevada exigencia de publicación que los procesos de acreditación de los docentes demandan facilite que los autores deban plegarse a estas condiciones draconianas.

La publicación en revistas abiertas tiene una realidad un tanto más dispar. Existen revistas en abierto sin trampa ni cartón, que después de seguir un exigente proceso de revisión por pares de los artículos publican aquellos que son aceptados sin ninguna otra condición, y los ponen a disposición de toda la comunidad de forma abierta y gratuita. Puedo citar tres que conozco muy directamente, sin menoscabo de todas las demás, como ejemplo: IRRODL, Educación XX1 y RUSC.

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Fuente: http://designjack.blogspot.com.es/

Sin embargo, otras revistas exigen una tasa por el derecho de publicación, e incluso en algunas puedes encontrarte con pagos “enmascarados”, como cuando una vez aceptado un artículo en una revista de lengua hispana, te exigen que tú corras con los gastos de traducción de dicho artículo al inglés.

Actualmente, muchos proyectos ya no contemplan los gastos derivados de las publicaciones, con lo cual éstos recaen sobre los autores en lugar de asumirlo bien las propias editoriales, pues es su negocio y por lo tanto, su riesgo, bien las instituciones, que acogen el proyecto.

Al final, puede suceder que una buena idea, como es la voluntad de dar acceso al conocimiento de forma gratuita resulte pervertida por la actuación de determinadas organizaciones. El movimiento “abierto” debería poner en marcha medidas para que estas situaciones no se den, y los autores también deberían ser muy conscientes de ello.

Reconsiderando los sistemas de gestión del aprendizaje (LMS)

Por: | 07 de julio de 2014

Mark Bullen vive en Vancouver. Actualmente trabaja como experto en E-Learning en la Commonwealth of Learning, donde se encarga del desarrollo de políticas educativas y de desarrollo del uso apropiado de la tecnología en la educación. Anteriormente fue director de Enseñanza y Aprendizaje en el British Columbia Institute of Technology y director adjunto de Educación a Distancia en la Universidad de British Columbia.

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Fuente: http://cyberpopblog.com

Cuando los primeros sistemas de gestión del aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés: Learning Management Systems) surgieron a finales de 1990, se percibieron como una importante innovación de vanguardia, que prometía proporcionar una nueva forma de organizar la enseñanza y el aprendizaje al facilitar un conjunto de herramientas fáciles de usar basadas ​​en la web que podrían integrarse con los sistemas de información institucionales. Estas herramientas permitían a los docentes:

  • organizar y administrar el contenido y los recursos del curso y su distribución a los estudiantes
  • organizar y facilitar diversas formas de comunicación asíncrona con y entre los estudiantes;
  • proporcionar una evaluación en línea,
  • permitir que los estudiantes presentasen los trabajos evaluables en línea
  • mantener un registro en línea de las calificaciones de los estudiantes.

Hoy en día, los LMS son una tecnología central y a la vez una parte relativamente costosa de la infraestructura tecnológica de casi todas las organizaciones educativas. Pero hay un creciente descontento con los LMS. Los críticos señalan el alto coste de su mantenimiento, su arquitectura pedagógica subyacente que tiende a promover un enfoque de carácter transmisivo, centrado en el profesor, y que confinan el aprendizaje a un entorno en línea cerrado que sólo está disponible para los estudiantes mientras duran sus cursos.

Creo que tenemos que dar un paso atrás y reconsiderar cómo esta tecnología contribuye a satisfacer nuestras necesidades educativas. En el proceso, tenemos que considerar seriamente las alternativas, no sólo para ahorrar dinero, sino también para proporcionar un ambiente de aprendizaje más apropiado.

Independientemente de si hablamos de código abierto o de productos comerciales, los sistemas de gestión del aprendizaje son caros. A pesar de que los productos de código abierto sean gratuitos, a menudo requieren una inversión importante y costosa en asistencia técnica para instalar y personalizar la aplicación, lo que a menudo se come lo que hemos ahorrado evitando pagar derechos de licencia. Es difícil determinar el coste medio, ya que depende del tamaño de la organización y del número de usuarios, aunque para una institución con unos 40.000 estudiantes puede suponer unos 200.000 dólares por año sólo para los derechos de licencia. Esto no incluye el apoyo técnico ni la formación para los docentes, que pueden duplicar el coste.

Una segunda crítica es que la puesta en marcha y utilización de un LMS requieren una experiencia técnica importante. El personal técnico necesita estar entrenado para apoyar y mantener el LMS, e incluso los docentes y los estudiantes necesitan aprender a utilizar el software de forma eficaz. A pesar de lo que nos dicen los vendedores, los LMS no son fáciles de usar y no es razonable esperar que los docentes puedan hacer uso efectivo del mismo, sin capacitación ni apoyo técnico permanente.

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Fuente: http://interactyx.com

Una crítica más sustancial es que tiende a reforzar un enfoque centrado en los contenidos de la educación y perpetúa un modelo docente de transmisión de la enseñanza. La investigación muestra que los profesores tienden a hacer un uso mucho mayor de herramientas que tienen un enfoque administrativo y centrado en la enseñanza (distribución de materiales y evaluación, libros de calificaciones, etc.), y mucho menos de herramientas con un enfoque de aprendizaje como los foros de discusión, blogs y espacios de colaboración.

Por otra parte, se sitúa artificialmente al aprendizaje dentro de una especie de jardín amurallado. Los estudiantes se encuentran desconectados de los recursos abiertos y de las redes de Internet, e incluso de sus propias redes personales. El aprendizaje se circunscribe a algo que ocurre en episodios independientes de 12-15 semanas de duración. Los estudiantes pasan este tiempo construyendo conexiones con sus compañeros y desarrollando sus redes para que al final de cada curso, se cierren las redes y se borren todas las interacciones. La tecnología y los requisitos técnicos de los LMS son los que, en lugar de la pedagogía, están condicionando y organizando el aprendizaje.

Una crítica final es que, en su mayor parte, no son verdaderamente abiertos. Independientemente de si se utiliza un código abierto o un producto comercial, e incluso si los recursos tienen una licencia abierta, los recursos contenidos en un LMS no son detectables por los motores de búsqueda.

Entonces, ¿cuál es la alternativa a los LMS? En los últimos 10 años hemos visto una explosión de software y servicios basado en la nube que se pueden ensamblar, para crear una especie de LMS “hágalo usted mismo” personalizado y gratuito, que no tiene algunas de las desventajas de los LMS convencionales.

Hay servicios de intercambio de archivos, herramientas de discusión asincrónica, aplicaciones de audio y video en tiempo real, aplicaciones para compartir de recursos, libros de calificaciones en línea, y blogs y herramientas de creación de sitios web, todo ello de libre acceso. Incluso la aplicación de blogs WordPress se puede convertirse en un sencillo LMS mediante el uso de una serie de plug-ins.

Existen una serie de ventajas muy convincentes para usar esta alternativa “hágalo usted mismo” en lugar de un LMS convencional. En primer lugar, que no requiere ni implicación ni coste por parte de la institución. El ensamblaje de estas herramientas es algo que puede hacer un docente individualmente o con un apoyo técnico mínimo, ya que todos estos servicios están alojados en servidores externos a la institución. Pero probablemente la ventaja más importante sea que permite a los docentes adaptar las herramientas para satisfacer sus necesidades específicas. Si todo lo que quieres hacer es distribuir contenido, puedes crear un sitio web o crear una carpeta compartida. Si lo que quieres hacer es mantener reuniones semanales en línea con tus alumnos, entonces Skype o alguna herramienta similar te servirán de modo suficiente. Lo bueno de este enfoque es que puedes agregar las diferentes herramientas a medida que las necesites. Y si quieres proporcionar a tus alumnos un entorno en línea consistente, usar Word Press con alguno de sus plug-ins puede ser una buena opción. Por último, el uso de este enfoque hace que los recursos sean mucho más abiertos y accesibles y no impide a los alumnos conservar los recursos y las redes creadas una vez que el curso ha terminado.

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Fuente: http://absorblms.files.wordpress.com

Está claro que también existen algunas desventajas. En primer lugar, la seguridad y la privacidad deben ser tenidas en cuenta. Casi todas estas herramientas se proporcionan de forma gratuita a cambio del derecho a hacer uso de tus datos en algún modo. En algunos casos, puede ir aún más lejos y te pueden pedir que renuncies a tus derechos de autor, por lo que es importante leer y comprender los términos de servicio con atención, ya que nada es totalmente gratuito.

Este enfoque requiere algunos conocimientos técnicos para configurar y utilizar algunas de estas herramientas, pero es perfectamente asumible para cualquier persona con unos conocimientos informáticos básicos y suficiente motivación.

También a causa del tipo de enfoque, la experiencia de los estudiantes no será tan consistente como lo sería si se utilizase un LMS institucional. Tu enfoque personal puede ser muy diferente al de otros de tus colegas. La mayoría de los estudiantes intentan seguir la ruta más eficiente para completar sus estudios, y puede que no se muestren muy entusiasmados por tener que aprender a utilizar diferentes herramientas cada vez que toman un curso, por lo que esto es algo que cabe también tener en cuenta.

Para concluir, hay un viejo refrán que dice, "si solo tienes es un martillo, todo te parecerá un clavo". Creo que eso resume las decisiones que se han tomado respecto al uso de LMS. Pero ahora ya no solo tenemos martillos. Contamos con una amplia variedad de herramientas diferentes, sofisticadas y gratuitas a nuestra disposición, y que pueden ser utilizadas para apoyar el e-learning. Un LMS es una opción, pero no la única, y tenemos que ser mucho más críticos en nuestra apreciación de las herramientas que decidimos utilizar para apoyar el e-learning.

Los sistemas de gestión de aprendizaje (LMS) son caros, tienden a privilegiar al docente como el centro del proceso de aprendizaje, alteran el desarrollo de las redes de aprendizaje y no son abiertos.

La Dra. Rebecca Meeder es diseñadora de procesos de enseñanza y aprendizaje. Después de desarrollar su trayectoria formativa en la University of Hawaii, donde se doctoró, ha trabajado en la University of Seattle, en el departamento de Educación de la University of Hawaii, y en Nintendo América. Mantiene un interesante blog.

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Fuente: http://diarioip.com

"Internet es un medio técnico de conectar a la gente. Proporciona una forma fácil para que los individuos, los grupos y las organizaciones adopten la comunicación de igual a igual". Esto lo afirmaba Caroline Haythornthwaite en uno de sus artículos, algunos años atrás.

Hace un par de años, fui invitada a unirme al equipo de Social Media de la Technology, College, and Community Conference (TCC). Aunque no tenía idea de lo que hacía un equipo de medios de comunicación social, sentí curiosidad por saber cómo trabajaba. En última instancia, decidí unirme dado mi estima hacia los medios de comunicación social. Después de todo, en mi tiempo libre, me encanta hacer listas de las distintas páginas de Facebook sobre conferencias de tecnología educativa, seguir a otros educadores en Twitter, y coleccionar pins relacionados con la educación en Pinterest, así que pensé que esta oportunidad de ser voluntaria se ajustaba perfectamente a mis intereses.

Para aquellos que no están familiarizados con la Technology, College, and Community Conference, cariñosamente conocida como TCC, es una conferencia en línea que reúne a estudiantes, profesores y administradores para discutir, compartir y participar con otros acerca de temas de actualidad y buenas prácticas en relación con la tecnología, el aprendizaje y la enseñanza. Los temas destacados en la conferencia incluyen programas y prácticas de aprendizaje a distancia, la equidad de género y el acceso abierto, el diseño del juego educativo y sus aplicaciones, y los proyectos para la tercera edad y para personas con discapacidad, entre otros temas. Además, TCC ha utilizado una variedad de software de conferencia en línea en los últimos años para acoger las sesiones en línea, que incluyen Blackboard Collaborate y Adobe Connect. Los participantes provienen de todo del mundo y la conferencia dura tres días en total.

Las responsabilidades del equipo se dividen en cuatro partes: mensajes en Facebook y Twitter, insignias, los blogs y los análisis. Para la parte de Facebook y Twitter, el equipo de medios de comunicación social ha puesto en marcha una página de Facebook y una cuenta de Twitter propias relativas a la conferencia, colgando regularmente mediante posts la información actualizada más reciente acerca de la misma. La parte bloguera del equipo escribe posts sobre sus experiencias respecto de las sesiones a las que asisten durante la conferencia, centrándose principalmente en algunos conferenciantes destacados. La parte del equipo dedicada a insignias es la encargada de distribuir insignias digitales a los participantes de la conferencia que completan tareas específicas, tales como el voluntariado para la conferencia o participar en una discusión. Por último, al final de la conferencia, el equipo de análisis analiza e interpreta los datos de la encuesta post-conferencia, así como los de Facebook y Twitter con respecto a la conferencia.

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Fuente: http://www.runrun.es

Este año estoy ayudando en la parte de los blogs y del análisis del esfuerzo de los medios de comunicación social para la TCC. El año pasado escribí sobre la sesión del Dr. Albert Sangrà sobre Learning Ecologies for Lifelong Learning. Para la TCC de 2014 estoy entusiasmada pensando en que voy a escribir sobre mi experiencia asistiendo a la conferencia del Dr. Paul McKimmy sobre los recursos educativos abiertos (REA) titulada It’s Free, So What?. Al final de la conferencia, voy a formar un equipo con los demás miembros del equipo de análisis, examinar la retroalimentación que hemos recibido de los participantes en la conferencia, y escribir un informe sobre los pros y los contras de la conferencia y cómo podemos mejorarla para el año que viene.

A través de estas diversas actividades en los medios sociales, la TCC espera fomentar la participación en la conferencia, así como realizar un acercamiento a otras personas en la comunidad de Tecnología Educativa que no están familiarizados con la misma. Yo, personalmente, espero hacer nuevas conexiones durante la conferencia, tanto a través de las actividades de los medios sociales en los cuales participo, como a través de las sesiones reales de las conferencias.

¿Utilizas los medios sociales para asistir a conferencias tanto en persona como en línea? Os invito a compartir vuestras experiencias en los comentarios.

Hacia un cambio de modelo en la educación superior

Por: | 23 de junio de 2014

Hace unos días, este periódico publicaba una noticia que ha tardado 6 años en hacerse realidad. El Gobierno español va a autorizar que los grados en las universidades españolas puedan ser de tres años, y los másteres de dos.

La distribución 4+1 (4 años para los grados y 1 para los postgrados) ya se manifestó como una decisión absolutamente equivocada desde su misma gestación. Toda Europa apostó por el 3+2, menos España, juntamente con Bulgaria, Ucrania y Escocia. Eso ha contribuido, durante todo el tiempo que ha pasado desde entonces, a que nuestros estudiantes tengan algunas dificultades en serles reconocidos los másteres cursados en España (son la mitad que uno en cualquier otro país europeo), así como que nuestras universidades se vean desfavorecidas a la hora de recibir estudiantes internacionales, pues se les va a exigir un año más para obtener el mismo grado que en otros países. Los motivos que llevaron a esa desafortunada decisión hay que buscarlos en los difíciles equilibrios internos de las universidades, y sobre todo en la gran resistencia a asumir los postulados del Espacio Europeo de Educación Superior.

La convicción de que cuantos más años se tenga que estudiar, más contenidos se van a poder introducir en los correspondientes currículos, ha hecho que nos hayamos convertido en el “bicho raro” de la educación superior europea, sin que eso se haya traducido en una mayor calidad de esas enseñanzas.

Pero vayamos a lo positivo: rectificar es de sabios. El coste va a ser superior que si se hubiese hecho desde un buen principio, pero nunca es tarde si el resultado puede ser bueno.

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Fuente: madripolis.blogspot.com

Con esta nueva situación las posibilidades que se abren son diversas. En primer lugar, la opción de ofrecer menos grados y más generalistas, de tal forma que la especialización se lleve a cabo siempre mediante los postgrados. Cierto que económicamente esto no debería suponer ningún perjuicio para los estudiantes, vaya esto por delante como condición indispensable. Este hecho podría también facilitar la movilidad de los propios estudiantes, bien dentro del espacio nacional, bien en el europeo. Por otro lado, será interesante observar los efectos que titulaciones iniciales más cortas pueden tener en el mercado de trabajo, algo que estamos oyendo sistemáticamente como una demanda del mercado laboral, pero que habrá de verse si después las empresas actúan realmente de manera positiva en ese sentido o no.

El hecho de que los programas sean más cortos –aunque los másteres sean más largos- beneficia la flexibilidad. Y esa flexibilidad puede verse aumentada si se reflexiona en serio sobre el papel que los cursos en línea pueden tener en la oferta de las diferentes universidades. En este sentido, tenemos diferentes opciones: universidades que ofrecen cursos en línea comunes a distintos programas, y que pueden cursarse cuando el estudiante desea en el conjunto del programa; cursos en línea ofrecidos por alguna universidad que son reconocidos como créditos en otras universidades; cursos que pueden cursarse bien presencialmente, bien en línea, en función de los deseos y necesidades de los estudiantes…

Aunque creo que aún no se ha llegado al punto al cual cabrá llegar en no mucho tiempo. Se trata de la posibilidad de cursar materias distintas, de forma presencial o en línea, en universidades distintas, en función del prestigio del curso en particular, de su enfoque, o de los intereses específicos de cada estudiante. En Canadá, ya se puede cursar un número determinado de créditos en distintas universidades, y al final una de ellas titula al estudiante reconociéndole los créditos que ha obtenido en todas las otras. Es un concepto muy abierto de la formación universitaria que en estos momentos en que se cuestiona la organización del currículum y de la propia universidad, y se sostiene que se puede aprender mucho más fuera de la universidad que dentro de ella, convendría plantearse como alternativa al modelo actual de programación de la educación superior.

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Fuente: cuellomariacecilia-imdtp1.blogspot.com

Se trata de superar incluso el modelo modular, para pasar a estructurar un modelo mucho más granular. Un modelo que iría en la línea del desarrollo de las ecologías de aprendizaje que ya he mencionado en este blog. Cierto que para ello es necesario una mente abierta por parte, no solo de los dirigentes universitarios, sino también de los responsables gubernamentales correspondientes, poco amantes de cambios progresistas y algo arriesgados. Cabría que valorasen, sin embargo, el precio de no hacerlo.

La educación en línea tendría un papel importante en este modelo, puesto que a través de todas las universidades, y en particular de aquellas cuya oferta es totalmente en línea y de calidad, podría ser el comodín perfecto para el conjunto de cada sistema universitario, ampliando la flexibilidad que se ofrecería a los estudiantes y reduciendo costes –que no recursos-.

¿Dónde está el dividendo digital de la Educación Superior?

Por: | 16 de junio de 2014

Terry Anderson es profesor de Athabasca University de Canadá, investigador y editor, y un apasionado del uso eficaz de la tecnología educativa para la enseñanza y el aprendizaje. Es autor de libros de referencia, como Theory and Practice of Online Learning, y e-Research.

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Fuente: https://www.comparativadebancos.com

Uno no necesita devorar análisis políticos o económicos, escuchar a expertos ni tan solo hablar con un amigo para comprender que Internet ha cambiado la manera en que producimos y consumimos información y la miríada de formas con que nos comunicamos.  Blogs, wikis y muros de Facebook nos han facilitado a cada uno de nosotros una imprenta multimedia con capacidad de entrega global a MUY bajo coste. Del mismo modo, podemos participar en audio, video o conversaciones de texto con los políticos, familiares, compañeros de trabajo o "seguidores" a MUY bajo coste.

Dado que la educación funciona mediante el fomento de la interacción y la comunicación entre los profesores, los estudiantes y los contenidos, parecería lógico que los costos de la educación, al igual que las interacciones de sus componentes, también redujeran drásticamente sus costes. Sin embargo, este no es el caso. A pesar de existir la posibilidad de obtener un dividendo –un beneficio- gracias al progreso digital, los estudiantes de todo el mundo se están encontrando con fuertes incrementos en el coste de la educación.

Tomando el libro de texto como ejemplo familiar para todos, el investigador estadounidense David Wiley compara el coste del alquiler de 75.000 películas (6,7 € al mes en Netflicks) o el alquiler de cualquiera de los 20 millones de canciones de Spotify (7,4 € al mes) con el coste del alquiler de un libro de texto de la universidad. Un solo libro de texto de biología se alquila por 9,6 € al mes en BookRenter. Este desequilibrio costo es especialmente significativo si piensas en el precio que cualquier consumidor pagará para alquilar películas o canciones, con respecto al que tendrán que pagar los estudiantes para obtener sus libros de textos, elegidos por sus profesores, a menudo en connivencia con los representantes de los editores.

Las tasas de matrícula son también altas y van en aumento. Un informe de 2013 del Centro Canadiense de Políticas Alternativas muestra que, desde 1990, el promedio de matrícula y tasas obligatorias para los estudiantes de grado en Canadá ha aumentado en un 6,2 por ciento anual, que es el triple de la tasa de inflación. El resultado de estos aumentos se ha ido aplicando gradualmente a las distintas promociones de estudiantes, que se enfrentan a muchos años de pago para devolver la deuda acumulada. Dinero que podría ser invertido en la construcción de nuevas vocaciones profesionales, o en ayudar a las familias. Obviamente a los estudiantes no se les ha pagado ningún dividendo por los beneficios del cambio digital.

La revista Forbes señala que las causas de estos aumentos son complejas, pero los principales motivos incluyen el aumento de la demanda, los cada vez más elevados costes de comercialización y mercadotecnia de la universidad y su administración, y  con la disminución de las ayudas gubernamentales. La entrada de las universidades con fines de lucro -al menos en los Estados Unidos- ha aumentado sin duda las oportunidades, pero no ha afectado a la reducción de costes. Al contrario, muchos de estos colegios han sido acusados ​​de aprovechamiento poco ético de muchos estudiantes, haciendo solicitar grandes préstamos a estudiantes con muy pocas probabilidades de graduación.

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Fuente: martinezs-24-globalizacion.blogspot.com

Por lo tanto, es el momento adecuado para una "corrección del mercado" que explota las posibilidades de acción de Internet para crear una experiencia de educación superior de calidad de coste drásticamente menor. La llegada de los Cursos Abiertos Masivos y en Línea (MOOC) fue anunciado por la prensa y por muchos expertos como un elemento de cambio, que iba a revolucionar la educación. Como es habitual, este tipo de previsiones en materia de educación, casi nunca alcanzan sus exageradas expectativas. Sin embargo los MOOC hicieron que educadores y gobiernos se fijasen en su desarrollo educativo y modelos de provisión. La mayoría están buscando maneras de abrazar los MOOC sin perder la exclusividad de la marca ni las credenciales que ofrecen a sus egresados. 

Los MOOC, sin modelo de ingresos aparente, es probable no lleguen a ser más que herramientas útiles para el desarrollo de la marca y la exploración de nuevos mercados para los servicios de educación superior. Sin embargo, han sentado las bases para un serio examen de la forma en que se imparte, se examine y se acredita esa educación superior. En una era donde el aprendizaje está disponible en varios formatos, entre una gran variedad de fuentes potenciales, tiene sentido acreditar el conocimiento obtenido a través de cualquier fuente o actividad. Ha sido fácil y conveniente para las universidades medir el aprendizaje en horas de estudio, tiempo de asistencia a clase o el número de meses de estudio utilizando métodos provistos a domicilio, pero este tipo de medición del conocimiento ha devenido obsoleto y no funciona para reconocer y aprovechar cualquier dividendo digital potencial.

Esperemos que tanto los proveedores educativos existentes como los nuevos que surgirán nos permitan cumplir nuestro derecho universal a la educación, a precios asequibles para todos los ciudadanos de este mundo.

Cómo apoyar a los estudiantes en línea

Por: | 09 de junio de 2014

En California se celebró hace unos meses la conferencia “Evolve California Higher Education” que tenía como objetivo dar la palabra sobre el futuro de la educación, y en particular de la educación en línea, a aquellos a los que poco se les pregunta, aunque todo el mundo opine por ellos: los estudiantes. La conferencia estuvo organizada por una fundación que se plantea innovar el escenario educativo en el sistema universitario de California y, por extensión, mundial. He sabido de esta conferencia gracias al excelente blog que elaboran un conjunto de especialistas norteamericanos, entre los cuales se encuentra Michael Feldstein.

Dar la voz a los estudiantes es, para algunos, motivo de preocupación. Es cierto que, en algunas ocasiones, algunos grupos han utilizado a los estudiantes de forma demagógica para obtener o mantener determinadas prebendas, pero también es verdad que se ha hecho lo propio con otros colectivos. Tengo la certeza, sin embargo, de que no podemos avanzar de espaldas a ellos. Por lo tanto, bienvenido sea este nuevo formato de conferencia en que los estudiantes fueron los protagonistas.

Me ha interesado especialmente el debate complementario entre expertos y estudiantes. Se trata fundamentalmente de escuchar las experiencias de aprendizaje que han tenido esos estudiantes –siempre un número limitado y no del todo extrapolable, por supuesto-, pero de hacerlo en un marco en el que los expertos puedan aportar un contrapunto que permita analizar esas experiencias y establecer una sólida interpretación, que vaya más allá de las charlas de café a las que estamos acostumbrados –docentes incluidos- cuando hablamos de cómo son, cómo se comportan, por qué tienen éxito y por qué fracasan nuestros estudiantes. Hay una cierta tendencia a pensar que el éxito o el fracaso de nuestros estudiantes en línea está ligada a nuestra (y subrayo “nuestra”) percepción de lo que debe o no debe funcionar en la educación en línea. Sin embargo, su perspectiva no tiene porque ser exactamente la nuestra. Y de hecho, no lo es.

En este sentido, Debbie Cochrane, del Institute for College Access and Success, planteó unas interesantes cuestiones referidas al motivo por el cual algunas instituciones –y algunos gobiernos- promueven determinados modelos de educación en línea. Ante el intento de dar una respuesta a la creciente cantidad de estudiantes  norteamericanos que no pueden disponer de una plaza presencial en la educación superior de aquel país a través de la oferta de cursos en línea, Cochrane se pregunta cuál es el problema que pretenden resolver: ¿Conseguir que se considere matriculados más estudiantes para así disminuir la tasa de los que quedan fuera de la educación superior? ¿Conseguir superar algunas asignaturas que se convierten en cuellos de botella en determinadas titulaciones y/o instituciones? ¿Proveer educación a un coste menor? ¿Llegar a los estudiantes del siglo XXI de una forma a la que ellos están más acostumbrados?

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Fuente: http://teragrowth.com

Concluye que da la sensación que se utiliza la educación en línea y la tecnología como respuesta a todas y cada una de las preguntas anteriores, y que ese es un enfoque inapropiado. Parece que la solución a todos esos problemas sea solamente dar acceso a cursos de formación en línea, y ella cree que eso no es suficiente. Considera que para que los estudiantes en línea alcancen el éxito, hace falta algo más que su acceso a los cursos, algo más que el mero acceso a la información, al contenido.

Este punto de vista es compartido por los estudiantes, que ponen de manifiesto la importancia que tienen algunos aspectos relativos al apoyo que reciben desde cada institución para su progreso en el estudio. Aunque a veces parece que lo que quieren los estudiantes es, simplemente, estudiar por su cuenta, de forma independiente, porque ya dominan de forma más que suficiente a tecnología, parece que esta percepción está enormemente influenciada por las disciplinas relacionadas con las ingenierías, especialmente la informática, que suelen extrapolar su dominio del medio y su percepción ante el estudio y el aprendizaje hacia otras disciplinas, sin que eso sea cierto. Uno de los estudiantes participantes en esa conferencia destacaba que “la gente cree que los estudiantes de nuestra generación dominan la tecnología, pero yo diría que más bien somos dependientes de ella. Y eso no es exactamente lo mismo”.

Disponer de las evidencias sobre el tipo de apoyo que los estudiantes en línea necesitan es fundamental, y si esas evidencias provienen de los propios estudiantes, aún son más relevantes. Sin embargo, esta preocupación por garantizar su éxito no es nueva. Como muchos de los aspectos relacionados con la educación en línea, los recién llegados a este ámbito desconocen u obvian las investigaciones que ya se ha llevado a cabo y los resultados que se han obtenido.

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Fuente: dinoviolencia.blogspot.com

Las conclusiones que podemos extraer, tanto de la conferencia como de la investigación que ya tenemos a nuestra disposición pueden concretarse en los siguientes puntos:

Necesidad de disponer de apoyo tutorial personalizado para el seguimiento, monitorización y actuación respecto a las necesidades del estudiante, de manera mucho más cualitativa. Este apoyo de tutores o mentores es una herramienta fundamental para su progreso, retención y éxito en los estudios. Y no se trata de sistemas automatizados, sino de verdaderos sistemas de apoyo a estudiante en línea, que puedan actuar en cuanto se detecta, ya sea de forma cuantitativa a través de las analíticas de aprendizaje o a partir del contacto cualitativo, algún desajuste en el proceso de aprendizaje del estudiante. Estos problemas pueden ser de orden cognitivo, pero también de carácter social o instrumental. Se destaca que debiera ser importante para las instituciones conocer qué están haciendo los estudiantes respecto otros cursos facilitados por otras instituciones, pues el aprendizaje es un todo y como tal cada acción que se realiza influye en las otras.

Necesidad de facilitar al estudiante algún mecanismo para entender cómo va a funcionar el curso. Algunos estudiantes reclaman disponer de cursos de preparación o tutoriales que les permitan saber desde el principio cómo funcionan las herramientas que va a utilizar, si que se dé por supuesto que ellos ya van a saber manejarlas.

Importancia de la “capacitación digital de los ciudadanos” para evitar estas lagunas. Debemos recordar siempre que, aunque una persona utilice una herramienta a menudo, eso no quiere decir que sepa sacarle partido como mecanismo de estudio y aprendizaje. Saber utilizar Facebook o un complicadísimo software no significa que sepan utilizar dichas herramientas con finalidades educativas. La existencia de programas educativos superiores debe ayudar a cubrir esa laguna.

Finalmente, siempre que queramos valorar el potencial de éxito o los riesgos de fracaso de nuestros estudiantes es importante tener en cuenta los beneficios que ellos consideran que les aporta la educación en línea. En primer lugar, y sin que resulte en absoluto sorprendente, aparece la flexibilidad. La posibilidad de aprender en el momento y en lugar que cada uno quiera o en el que cada uno pueda –cabe recordar que no siempre se trata de una elección, sino que a veces es una condición- es un potente motivador para los estudiantes. En un segundo nivel aparece el potencial de los entornos virtuales para  facilitar la superación de la introversión de muchas personas, lo que les permite conectar mejor con otros. La posibilidad de explorar distintos modelos docentes también es un elemento positivo a tenor de lo expresado por los estudiantes. En resumen, recomiendan la educación en línea para aquellos que trabajan, y para los que tienen un alto nivel de motivación, son organizados y conocen sus fortalezas.

Eso sí, además de conocer bien a nuestros estudiantes, siempre nos ayudará disponer de algunas estrategias, herramientas y recursos para echarles una mano cada vez que lo necesiten.

Clic pedagógico

Por: | 02 de junio de 2014

Cristóbal Suárez Guerrero es profesor de la Universitat de València. Aunque nacido en Perú, buena parte de su desarrollo profesional lo ha llevado a cabo en nuestro país, doctorándose en Educación en la Universidad de Salamanca. Bloguero impenintente, ha publicado también libros muy interesantes, especialmente en el ámbito del aprendizaje cooperativo.

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Fuente: http://www.traslaniebla.com

Cierto día, un despreocupado y joven mono disfrutaba de su paseo en el espesor de la jungla cuando divisó que un pez nadaba en las cristalinas aguas de un río; ni corto ni perezoso, y de un certero zarpazo, el “imberbe” primate logró sacar al pez del agua. Su proeza, desde el punto de vista del mono, fue recompensada por los frenéticos brincos de alegría que daba el pez al estar, por fin, libre del peligro de ahogarse. ¡Como salta de alegría!, pensaba el mono mientras aplaudía la eufórica escena.

Esta pequeña narración africana viene a colación con un tema que se puede plantear así: no siempre la primera reacción es la más apropiada y, más temprano que tarde, existe la necesidad de añadir a los hechos la riqueza de unas buenas preguntas. Las buenas preguntas exigen nuevas respuestas, nuevos problemas con los que entender y atender la realidad, con las que reconocer necesidades y con las que ofrecer soluciones. Una pregunta abre nuevos núcleos de percepción y debe ser tan necesaria como la certeza, no existe otra forma de renovar una mirada que cuestionando la vigente. De aquí que formular un problema sea la oportunidad de pensar de nuevo y esto es lo que, aplicado al campo de la educación y el uso de Internet, se traduce como imperativo pedagógico.

La pedagogía no es nueva para la educación, pero los problemas que la pedagogía suscita en la relación entre la educación e Internet son todavía una práctica poco frecuente. A menudo estamos más atentos a las respuestas tecnológicas que ofrece Internet a la educación, dentro y fuera del aula, que a plantearnos preguntas que vayan detrás del sentido educativo del uso de Internet. ¿Dónde está la diferencia? La diferencia está en que mientras las respuestas tecnológicas nos llegan desde fuera, normalmente en forma de herramientas, los problemas pedagógicos, que van en formato de pregunta, van desde dentro hacia afuera, son algo que se añade a las herramientas y que es preciso construir desde nuestros principios y enfoques educativos. De nosotros depende que Internet encuentre problemas pedagógicos. 

Por ello, frente a las “soluciones tecnológicas”, grupo amplísimo, sofisticado, pero también efímero de herramientas con que se responde desde Internet al reto de educar se puede  añadir una serie de preguntas pedagógicas, menor en número, un tanto “inútiles”–según se vea-, pero constantes y trasversales a la acción educativa. Estas preguntas pedagógicas no tendrán el mismo glamour que una sofisticada app, seguro, pero permiten no confundir la finalidad educativa, la razón de ser de Internet en nuestro ecosistema de aprendizaje, con el medio que la soporta.

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Fuente: http://montseherrera.com

Y cuando hablamos de pedagogía no hay que pensar sólo en un conjunto de problemas didácticos, esta va implicada en aquella. La preocupación pedagógica nos exige estar más atentos a que no todo lo tecnológicamente viable es, per se, educativamente pertinente. Por ello, a la amplia gama de respuestas tecnológicas que Internet ofrece a la educación, lo propio de la pedagogía sería, a través de buenas preguntas, enriquecer la representación de lo educativo en Internet. Como la pedagogía, con el inestimable aporte de las distintas disciplinas que hoy se ocupan de Internet, está en la capacidad de articular y estimular estas formas de representación educativa. En este breve espacio se proponen algunas de esas preguntas que pueden ayudarnos a encontrar ese otro clic, el “clic pedagógico”, en la educación en tiempos de la Red:

¿Por qué aprender? De qué forma contribuye Internet a dar respuesta a la pregunta sobre las finalidades educativas. Aquí se busca reflexionar sobre la relación que existe entre modelos de sociedad y ser humano, los objetivos de los sistemas educativos o los perfiles educativos y el papel de Internet como alternativa educativa.

¿Qué aprender? De qué forma contribuye Internet a dar respuesta a la pregunta sobre el contenido de aprendizaje. Aquí se busca ver la relación entre las formas de producción de la información, su acceso y el valor educativo que tiene el contenido en red en el currículo escolar o en experiencias más allá del aula.

¿Cómo aprender? De qué forma contribuye Internet a dar respuesta a la pregunta sobre los métodos de aprendizaje. Aquí se busca redefinir el papel que tiene la didáctica general y las específicas en la construcción de itinerarios de aprendizaje desde la enseñanza, así como en experiencias menos estructuradas en red.

¿Con qué aprender? De qué forma contribuye Internet a dar respuesta a la pregunta sobre los recursos de aprendizaje. Aquí se busca analizar el potencial formativo de los nuevos soportes, sus lenguajes y cómo las condiciones de distribución pueden reforzar o crear otras experiencias de aprendizaje en red.

¿Con quién aprender? De qué forma contribuye Internet a dar respuesta a las preguntas sobre la comunicación educativa y los nuevos roles educativos. Aquí se busca identificar la forma en que Internet reconfigura las condiciones sociales de aprendizaje a través de nuevos agentes educativos en red dentro y fuera del aula.

¿Dónde aprender? De qué forma contribuye Internet a la reconfiguración del espacio educativo. Aquí se busca entender cómo la acción y la representación en red permiten resituar nuevas prácticas educativas, ya sea como acción complementaria o hibridada en Internet.

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Fuente: www.flickr.com

¿Cómo valorar lo que se aprende? De qué forma Internet mejora los procesos de valoración del aprendizaje. Aquí se busca ver las oportunidades y los dilemas tanto de la evaluación del aprendizaje, de la acreditación del saber, como de la validación de aplicaciones específicas.

Pues bien, cuando nos demos cuenta de que no bastan automatismos para dar respuestas significativas a las preguntas anteriores, o cuando comprobemos que existen otras dimensiones a considerar más allá de la aplicación directa de la tecnología -ya sea dentro de un gran proyecto educativo con Internet o buscando integrarla a nuestra dinámica de aula-, estaremos en el terreno de la reflexión pedagógica. Desde esta dimensión lo educativo no se agota como hecho técnico, sino que implica reconocer otros aspectos más complejos de los que dependen tanto la identificación de las preguntas como la formulación de sus respuestas.

Redescubrir Internet con estas –y otras- preguntas pedagógicas cambiaría la forma de representar lo educativo en y a través de Internet. Será preciso, por tanto, asumir que en materia educativa Internet no tiene todas las respuestas. Más bien, y parafraseando a Galeano, habrá que acostumbrarse a considerar que cuando Internet tenga todas las respuestas educativas será necesario cambiar la pedagogía.

De las rutas de la Hudson Bay Company a Internet

Por: | 26 de mayo de 2014

A lo largo de su historia, la humanidad ha tenido que resolver multitud de retos, algunos de ellos muy apremiantes, en los que la subsistencia como especie estaba en juego. Otros han sido fruto de la propia evolución del género humano. Entre estos siempre ha destacado la necesidad de desarrollar mecanismos que permitan transportar a las personas o a sus bienes de un lugar a otro, ya sea para poder obtener alimento o materias primas para guarecerse de los elementos, o bien para comerciar e intercambiar unos bienes con otros.

Canadá es uno de los países en que lo que acabamos de decir se hace bien patente en toda su historia. Una historia de pioneros, de personas que desafiaron las dificultades y se sobrepusieron a distancias inimaginables, a un clima durísimo y a una naturaleza salvaje, construyendo el país que es ahora.

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Fuente: http://www.canadianheritage.org

En un determinado período histórico, en Canadá, “todo” tenía que ver con la Hudson Bay Company (HBC). La vida estaba tan ligada a esa compañía que, probablemente, cualquier tipo de negocio o comercio estaba relacionado, necesariamente, con ella. Y aún hoy en día los vestigios de ese hecho son claramente identificables. La Hudson Bay Company empezó siendo la compañía que transportaba de un lado a otro de Canadá las pieles de los animales que se cazaban, para su comercialización en otros continentes, especialmente el europeo, en el siglo XVII. Atravesar Canadá, desde las Montañas Rocosas hasta la propia bahía de Hudson, donde las pieles se embarcaban hacia el Reino Unido, llevaba un año de tiempo. Un año atravesando valles helados, navegando por ríos caudalosos, y enfrentándose a los animales que salían al paso. Y otro año para volver de nuevo al lugar de origen.

Al igual que sucedió con sus vecinos del sur, los Estados Unidos, la llegada del ferrocarril supuso una particular revolución, al poner en contacto poblaciones y comunidades tan alejadas entre sí que apenas se comunicaban entre ellas. La Canadian Pacific Railway facilitó, en gran manera, que las actividades de la HBC fuesen más llevaderas y que los tiempos se acortasen.

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Fuente: http://upload.wikimedia.org

A todo esto se le tiene que añadir, en el siglo XIX, lo que algunos han llamado la “Internet Victoriana”: el telégrafo.

Viene todo eso a cuento de la importancia que el acceso a las redes de comunicación y, en particular, a Internet tiene para el desarrollo de las personas, las comunidades, las ciudades… Internet es uno de los medios actuales de transporte. Mediante ella transportamos información. Datos con formatos diversos: documentos, cartas, fotografías, felicitaciones… algunos incorporan el transporte de dinero, incluso, cuando llevamos a cabo transacciones económicas. Internet ha reducido drásticamente el tiempo necesario para transportar la información, los datos, de un lugar a otro. Y a veces transporta también sentimientos, miedos y alegrías.

Canadá también es pionero en la educación en línea. Lo fue al desarrollar el primer sistema de gestión del aprendizaje (LMS, por sus siglas en inglés) que se comercializó, y lo ha sido hace unos pocos años al ser también el lugar donde nació el primer MOOC. Sin lugar a dudas, siempre ha sido la primera referencia en el desarrollo de la tecnología aplicada a la educación, por delante de los Estados Unidos.

El impacto de Internet pone de manifiesto la extraordinaria importancia que tiene poder acceder a la información, y hacerlo en el menor tiempo posible, para el desarrollo de comunidades. El acceso a la información y su explotación son, por lo tanto, y en palabras de Audrey Watters pronunciadas en Edmonton esta semana, “el nuevo petróleo”. Lo dijo en una ciudad donde saben lo fundamental que ha sido este combustible para su propia riqueza y desarrollo.

Pero el mero acceso no es suficiente. No lo es si hablamos de educación. A veces nos parece que con solo garantizar las infraestructuras, el conocimiento llega a las mentes de las personas. Eso no es nada más que una gran ingenuidad, bien aprovechado por las empresas cuyo negocio se basa en el uso de los canales por los que fluye la información. Es necesario un proceso de elaboración personal, a menudo mediado, para que la información se transforme en conocimiento.

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Fuente: http://www.justamerica.co.uk/

En estos momentos, en algunos estados de Canadá se están discutiendo estrategias que se basan en el poder de la Era Digital para posicionarse  en un escenario de futuro. Se abren distintos interrogantes, como por ejemplo, valorar si Internet debe ser un derecho básico de las personas en una determinada comunidad, o incluso en el mundo entero. No es una pregunta fácil de responder, puesto que mientras algunos argumentarán que tiene que serlo porque se trata de facilitar al máximo el acceso a la información y al conocimiento, como con anterioridad lo hicieron las bibliotecas públicas, municipales o nacionales, garantizando el acceso libre y gratuito a los libros, otros mantendrán que se trata de un elemento prescindible y que, en todo caso, debe ser el propio mercado el que se autoregule, proponiendo ofertas a los usuarios que puedan ser de su interés y conveniencia.

La discusión sobre el acceso gratuito a Internet está relacionada con la discusión sobre el derecho a la educación. El acceso es el primer paso. No nos quedemos solo en él, pero no lo dejemos pasar de largo sin manifestarnos.

Qué son los Recursos Educativos Abiertos

Por: | 19 de mayo de 2014

Insung Jung es profesora de Educación en la International Christian University de Tokio, Japón. Sudcoreana de nacimiento, estudió y trabajó como directora del Multimedia Education Center de la Ewha Women's University de Seúl. Incansable viajera, más allá de su interés por el uso de las herramientas tecnológicas que pueden facilitar la educación, y de su conocimiento de la educación en el continente asiático, colabora con diversos organismos internacionales  (UNESCO, World Bank) como experta en calidad de la educación en línea.

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Fuente: http://paisajes1.com

Con la mayor disponibilidad de las nuevas tecnologías digitales, las instituciones de e-learning también han creado e incluido en sus cursos una serie de recursos digitales como son los Recursos Educativos Abiertos (OER, por sus siglas en inglés). Este post tiene como objetivo  desarrollar una mejor comprensión de los REA como una herramienta para mejorar nuestros métodos de enseñanza y aprendizaje.

¿Qué es un REA? Se han propuesto varias definiciones, que resumimos aquí:

  • Los REA son "recursos educativos (planes docentes, cuestionarios, programas de estudios, módulos de formación, simulaciones, etc.) que se encuentran libremente disponibles para su uso, reutilización, adaptación y para compartirlos", según señala David Wiley.
  • Recursos que están "disponibles de forma abierta para su uso por los educadores y los alumnos, sin necesidad de tener que pagar derechos de licencia", en palabras de Neil Butcher.
  • Según la OER Foundation, son materiales educativos que tienen una licencia que permiten a los individuos y las instituciones reutilizar, adaptar y modificar dichos materiales para su propio uso.
  • Rory McGreal, responsable de la Cátedra UNESCO en REA en Athabasca University, considera que “son recursos de aprendizaje gratuitos disponibles en Internet. Pueden disponer de una licencia abierta o ser de dominio público, y pueden ser utilizados o reutilizados de forma gratuita."

Como puede verse en las definiciones antes mencionadas, la "apertura" es una característica común de los REA, incluso teniendo en cuenta que cada definición pone de relieve un elemento constitutivo del concepto de apertura ligeramente diferente. Los educadores y los estudiantes pueden revisar, reutilizar, remezclar y redistribuir (estas son las llamadas actividades 4R) los REA existentes para su propósito personal.

Entonces, ¿qué tipos de REA existen? Bien, pueden tomar formas diversas -de texto, audio, video, multimedia- o distintas combinaciones de las mencionadas. Por otro lado, pueden cubrir una unidad de aprendizaje de corta duración, una lección o una serie de lecciones dentro de un curso o bien constituir un curso entero, e incluso todo un programa. Igualmente, pueden ser utilizados para apoyar diversos enfoques pedagógicos que incluyen el conductismo, el constructivismo, el cognitivismo, y/o el conectivismo. Creative Commons, una organización sin ánimo de lucro que facilita las licencias del mismo nombre de forma gratuita al público, clasifica los REA en tres tipos: individuales, semi-estructurados y REA altamente estructurados. Echemos un vistazo a cada uno de ellos en detalle:

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Fuente: www.departamentodedibujo.es

  • Los REA individuales, como su nombre indica, se pueden utilizar individualmente, o en combinación con otros tipos de REA. A menudo son llamados "objetos de aprendizaje", expresión que se refiere a los recursos digitales que se pueden utilizar y reutilizar para apoyar el aprendizaje. Los objetos de aprendizaje incluyen una palabra o un concepto, una tabla, una ilustración, un diagrama interactivo, un conjunto de elementos de evaluación, un programa de simulación, y otras formas de contenido en línea que apoyan el aprendizaje de los estudiantes en algún punto en particular. Los objetos de aprendizaje pueden utilizarse para obtener información o para desarrollar una mejor comprensión sobre un tema específico. Como ejemplos de repositorios de objetos de aprendizaje, tenemos: Rice University's Connexions, the Institute for the Study of Knowledge Management's (ISKME) OER Commons, MERLOT II, y la OUUK’s OpenScout.
  • Los REA semiestructurados incluyen colecciones de bibliotecas digitales abiertas y enciclopedias también abiertas que pueden ser utilizadas con eficacia como material de referencia. Ejemplos de colecciones de bibliotecas digitales abiertas puede ser: Khan Academy, que ofrece una colección de clips de vídeos tutoriales, o la Biblioteca Pública de Ciencias (PLoS), que publica siete revistas de acceso abierto revisadas por expertos en los campos de la biología y la medicina. En los ejemplos de enciclopedias abiertas se incluyen: Wikipedia, en la que se crean las entradas por parte del público y se mantiene mediante equipos de expertos voluntarios, la Encyclopedia of Philosophy de la Stanford University, que invita a expertos en la materia a crear entradas y la Canadian Theatre Encyclopedia, que invita a participar a la opinión pública con un experto que revisa todas las entradas.

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Fuente: www.concius.net

Uno puede visitar estos sitios web de REA y comprobar las oportunidades de aprendizaje flexibles y abiertas que algunos de ellos ofrecen, que permiten estudiar en cualquier lugar y en cualquier momento, o bien si proporcionan materiales de aprendizaje complementarios para tus cursos o para el estudio independiente y, sobre todo, cómo pueden ayudarte a considerar diferentes puntos de vista.

 

"Querido Google ..."

Por: | 12 de mayo de 2014

Hace unos pocos días, George Siemens, profesor bien conocido por sus teorías conectivistas y por ser uno de los docentes del primer MOOC que se experimentó en Canadá, en el año 2008, lanzó un tuit con el siguiente texto: “Querido Google: ¿Por qué no innovar con la tecnología en lugar de perpetuar la mala pedagogía?”

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Fuente: www.twitter.com

Su pregunta, que a la vez era una demanda, venía al hilo de la presentación de una nueva aplicación de Google para la educación. La llamada Classroom. Según señala esta empresa, se trata de una aplicación que permite a los profesores crear y organizar las tareas de forma rápida y establecer una comunicación fluida con sus alumnos, a la vez que permite a estos organizarlos en Google Drive, completarlos y presentarlos.

Entre otras cosas, creo interpretar el comentario de Siemens en el sentido de que existe una gran cantidad de desarrollos tecnológicos que se autodenominan “educativos” que no hacen otra cosa que lavarles la cara a prácticas de enseñanza tradicionales y, a menudo, muy mejorables, y que convencen a los docentes de que han llevado a cabo una gran innovación.

Lo cierto es que la historia de la adopción de la tecnología por parte de la sociedad está llena de episodios de este tipo. Cuando una nueva tecnología emerge, lo que hacemos es disponer de ella para substituir aquella que estábamos usando hasta entonces, pero de la misma forma. Obsérvese sino, como ya han señalado también otros expertos, el caso de la aparición de la máquina fotográfica o del cinematógrafo. Sus inicios distan mucho de ser lo que cada una de esas tecnologías han llegado a dar de sí. Las primeras fotografías replicaban los retratos al óleo, a la vez que las primeras películas de cine reproducían fielmente un escenario teatral a través de una cámara fija.

Algo parecido está sucediendo con la segunda juventud de algunas tecnologías. El vídeo en los MOOC replica las clases universitarias que se emitían por televisión y los circuitos cerrados que había en algunas universidades norteamericanas hace algunas décadas, y que dejaron de utilizarse por el poco uso que se les daba. Salvo contadas, pero muy dignas, experiencias, las pizarras digitales interactivas reproducen las prácticas  docentes habituales en las aulas que ya disponían de un encerado. El formato audiovisual puede, sin duda, aportar grandes beneficios a la educación en general y a la educación en línea en particular. Sin embargo, algunos de los usos mayoritarios que se le están dando solo perpetúan el modelo docente transmisivo.

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Fuente: http://www.iccs.edu

La industria tecnológica acostumbra a decir que “ha trabajado conjuntamente con los profesores” cuando presenta nuevos productos a la comunidad educativa. Pero no suelen ser los profesores más innovadores. O bien tienen un concepto un tanto particular de la innovación. En cierta manera, es lo mismo que –ellos reconocen- ha hecho Coursera: despertar la vanidad de algunos docentes, alimentada por la promesa de que tendrán centenares de miles de estudiantes si se dejan aconsejar por ellos. Seguramente, los responsables de las primeras películas de cine también consultaron a algunos directores teatrales.

El resultado, al final, son las mismas prácticas, pero con distinta tecnología: caminamos, pero sin movernos del lugar donde nos encontramos. Eso, cuando no damos pasos hacia atrás, como está ocurriendo en el caso de los xMOOC.

A menudo encontramos profesorado que se siente desorientado cuando tiene que diseñar una materia en línea. La tendencia natural es intentar encontrar una tecnología que responda a su modelo docente, es decir, que le permita hacer lo mismo que hacía. Y las empresas de tecnología están ávidas de darles respuestas, pues es lo más fácil de hacer: dime exactamente cómo lo haces, y yo te lo sustituyo con tecnología. Además, como la mayoría hará lo mismo, el negocio puede ser redondo. Pero en general, esto no añadirá ningún valor, y puede que lo sustraiga incluso.

La clave de la buena educación en línea es obtener los mismos resultados, o superiores, pero en un contexto –el virtual- distinto, con lo que será necesario desarrollar métodos distintos. Ahí radica la dificultad. Será necesario repensar de nuevo la estructura de la materia, en su totalidad. Superar los escollos derivados de nuestra inercia anterior a hacerlo todo presencialmente, y poner en cuestión nuestro arraigado convencimiento de que lo que conseguimos presencialmente no se puede alcanzar –de ninguna manera- de otra forma que no sea la que nosotros experimentamos. O quizás autojustificarnos diciendo que eso nos llevará más tiempo y esfuerzo, como si no nos debiese ocupar tiempo y esfuerzo renovar la materia año tras año, o como si no hubiésemos estado dispuestos a hacerlo cuando la asumimos por primera vez.

Debiera suceder que lejos de conformarnos con lavarle la cara a nuestra materia y darle un barniz de una cierta modernidad, que después será fácilmente criticable por su superficialidad, adoptar una tecnología nos permitiese ir mucho más allá. Aprender es mucho más que simplemente hacer de espectador o leer un buen libro. Aprender es ser retado continuamente, buscar nuevas respuestas a preguntas antiguas y alguna respuesta a preguntas nuevas, y disponer del apoyo de aquellos en quien confiar cuando las dudas se ciernen a tu alrededor

Los docentes que sepan exigir a la tecnología propuestas verdaderamente innovadoras, que vayan más allá de una simple fachada o del mero entretenimiento, que maximicen los resultados de aprendizaje en un contexto aún nuevo como el digital, van a ser los docentes del presente y del futuro.

Sobre el autor

Albert Sangrà Morer

ha transitado por la docencia y la organización de los distintos niveles educativos de nuestro país, y la evolución de la tecnología le ha ido acompañando en esa travesía. Profesor e investigador de la Universitat Oberta de Catalunya, UOC, estudia cómo hacer que las tecnologías aporten un valor añadido a la educación y a sus resultados en el marco del grupo Edul@b. Es Vicepresidente de la European Foundation for Quality in E-Learning (EFQUEL), y ha escrito diversos libros y artículos sobre esta temática.

Firmas nacionales

  • Jordi Adell (UJI Castellón)
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  • Mercedes González (U. de A Coruña)
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  • Marcelo Maina (UOC)
  • Montse Guitert (UOC)

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  • Terry Anderson (Athabasca University, Canada)
  • Tony Bates (Canada)
  • Insung Jung (ICU, Japón)

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