Ay, los famosos en Twitter. Son tan graciosos y agradables de seguir, es tan inevitable sentir debilidad por alguno que al final los hemos convertido también en los más populares del mundo virtual. El problema viene en días como hoy, cuando dicen algo que no conviene. Por ejemplo, lo que piensan. Mientras el Congreso debatía en una jornada de infarto la Ley Sinde, algunos artistas la han apoyado públicamente... y a cambio han tenido que escuchar lo que sus seguidores pensaban. Resulta que en Twitter se concentra el grupo de usuarios de internet más crítico con la ley anti descargas, ya que por su perfil tecnófilo y early-adopter están especialmente presentes en una red social que aún no es masiva como Facebook. Así que hoy, entre nervios, informaciones encontradas y retrasos en las votaciones, los trending topics los han protagonizado los famosos. Hemos catalizado el debate en ellos. Contra ellos.
Alejandro Sanz ha sido el más apaleado. El cantante es uno de los twitteros españoles más seguidos con más de 1.300.000 followers, quizá por su capacidad para hablar mucho, contestar mucho y meterse en muchos patatales. Poco antes de las dos de la tarde, cuando el tema de conversación absoluto era la Ley Sinde, ha twitteado lo siguiente: “Qué cobardes los políticos españoles, no van a votar la ley Sinde de protección a la propiedad intelectual porque es impopular… cobardes e hipócritas”.
La cantidad de mensajes que han recordado amigablemente a Alejandro Sanz que él vive en Miami, que no tributa en España, y que en 2008 su nombre aparecía en la lista de 200 personas y sociedades que evadieron impuestos en Liechtenstein y que investiga la Audiencia Nacional, ha sido abrumadora. Una hora después, el cantante echaba balones fuera diciendo "Bueno, contadme qué vais a hacer estas Navidades". Durante la tarde los #alejandrosanzfacts han sido trending topic, en lo que se está convirtiendo en una bella tradición hispánica: zurrar a los famosos que abren demasiado la boca.
El siguiente en caer ha sido Álex de la Iglesia, que une a su condición de director de cine (acaba de estrenar Balada triste de trompeta) la presidencia de la Academia de Cine, un cargo que precisamente ocupaba Ángeles González-Sinde antes de convertirse en Ministra de Cultura y en el que ella fue muy beligerante contra las descargas. De la Iglesia ha continuado la misma línea de su predecesora. Pero esta tarde, en el programa La Ventana de la Ser ha defendido con vehemencia cosas como "A todos nos cae muy bien el personaje de Robin Hood, porque le quita el dinero a los ricos para dárselo a los pobres. Pero es que Robin Hood no le da el dinero a los pobres, se lo da a las compañías telefónicas", "necesitamos que alguien nos defienda" o "Todos estamos encantados, ¿qué haríamos sin la última temporada de 'Mad Men'? Es cojonudo bajártela de Series Yonkis, pero me parece un problema. Si a una película se la follan la primera semana en internet no levanta cabeza".
En cuanto De la Iglesia ha dejado la radio y ha vuelto a Twitter, donde estos días es hiperactivo, un sinfín de mensajes le estaban esperando. "He dicho lo que pienso como cualquier internauta. Otra cosa es que moleste. Nada en contra del usuario. Defiendo nuestro trabajo", ha escrito. Y después el vasco ha optado por la táctica opuesta a Alejandro Sanz y se ha puesto a responder uno por uno a los mensajes de los twitteros explicando su posición hasta que ha sobrepasado el límite de mensajes de Twitter y ha tenido que seguir la conversación en Eskup. Heroico. La que firma sólo había visto superar ese máximo de tweets en las retransmisiones de Fórmula 1.
Miguel Bosé se ha unido a la fiesta a las ocho de la tarde, cuando ya creíamos que nada más podía pasar. Lo ha hecho en Facebook, aunque sus mensajes se repiten automáticamente en Twitter. "Desde aquí vaya mi apoyo total e incondicional a la Ley Sinde. Ya era hora. Y de paso conste mi vergüenza hacia todos aquellos políticos que intentan canjear nuestros derechos contra otros beneficios que nos lesionan profundamente. A ellos vaya mi desprecio. Gracias de paso a quienes entienden que no todo en esta vida es de libre propiedad. Miguel", ha dicho. Unas 1.800 personas han dicho "me gusta", pero en los centenares de comentarios que ha recibido se incluía la regañina de muchos fans decepcionados: "Lo siento Miguel. Soy seguidora tuya desde que tengo uso de razón y siempre lo seré pero en esto tampoco te doy mi apoyo", decía una admiradora. "Hace una semana pagué 128 euros por 2 entradas para verte desde la cuarta planta del Liceu, para tu actuación del día 7 de marzo. Si a eso te refieres con libertad, yo creo que ya te he pagado mi parte", añadía otra. Además, su muro ha sido invadido por decenas de comentarios críticos (por decirlo de una manera suave) que han aprovechado la falta de moderación de su Facebook.
El último famoso en armarla ha sido Ramoncín. Ha sido trending topic en twitter buena parte de la tarde en un fenómeno tan extraño que sólo es comparable al superpoder de Esperanza Aguirre para salir indemne de cualquier tipo de situación (uno de los twitts más celebrados del día ha sido su "sólo un juez puede decidir si se cierra una página y no el Ministerio de Cultura, volvemos a la Inquisición"). Porque ¿qué ha hecho Ramoncín para ser citado en cientos de mensajes de forma simultánea? La respuesta es NADA. No ha hecho ni dicho nada. Ni siquiera tiene cuenta en Twitter. Es el extraño efecto Ramoncín. Cualquier noticia o post que lleve su nombre estará siempre entre lo más visto. Cualquier discusión sobre propiedad intelectual acabará hablando sobre él. Su nombre está ya tan unido a la SGAE y al debate de las descargas que nada que diga o haga, o que no haga y no diga, podrá desligarlo de ellas.