Tarde del viernes previo a un inmenso puente de diciembre. La gente hace las maletas, las redacciones bostezan o adelantan temas para unos días de previsible vacío informativo, los twitteros desaparecen de la red y se dedican a sus cosas... Sólo algunos permanecen atentos a la publicación prevista a las 22:30 por El País de los papeles de Wikileaks relacionados con las presiones del gobierno estadounidense al español para promulgar la ley Sinde. Esa iba a ser la noticia del momento.
Y entonces van los controladores aéreos, dicen que se han puesto todos enfermos a la vez, colapsan los aeropuertos españoles, se cierra el espacio aéreo, se cancelan 2.255 vuelos y unos 600.000 afectados se quedan con las maletas en la mano y la boca abierta. El Estado tiene que sacar a los militares y los medios, su artillería de emergencia.
La que han liado los controladores ha sido tan gorda que no sólo ha destrozado las previsiones informativas sino que también ha roto los cauces habituales de comunicación en favor de otros móviles e inmediatos, como suele ocurrir en los desastres y las emergencias. Poca gente quedará ya en España que no haya oído nombrar nunca Twitter, porque los telediarios, las radios y la prensa no han parado de recoger las actualizaciones de los controladores, Iberia (y el resto de aerolíneas), Aena, La Moncloa, o el portavoz de USCA César Cabo según las iban publicando en el medio más rápido de todos. El caos ha sido tan grande que resultaba imposible atender las colas de los afectados en los mostradores de información, atender los teléfonos habilitados, actualizar las webs oficiales, hacer comunicados actualizados o convocar ruedas de prensa. Pero sí era viable lanzar un par de tweets que serían inmediatamente recogidos por los medios y retwitteados por los usuarios. Aena se ha rendido a la evidencia y ha lanzado una cuenta que en las tres primeras horas tras ser abierta ha conseguido 2.300 seguidores.
El analista político Antoni Gutiérrez-Rubí profundiza más en este artículo sobre la nueva información al ciudadano: "No hay que pedir a los ciudadanos que llamen o que hagan colas para ser atendidos. Hay que "llamarles" (sms, correos electrónicos, comunicaciones personalizadas) y atenderles estén dónde estén: tirados en el aeropuerto, de camino a él, pensando en salir de casa o decidiendo qué hacer con su vida, sus compromisos y sus planes", dice.
Cualquier español que abriera su cuenta de Twitter ayer (e incluso hoy a estas horas) se encontrará con una actividad descomunal para un momento festivo y con el hecho excepcional de que se hable de un tema único: opinar, enlazar o retwittear cualquier cosa relacionada con la crisis aeroportuaria. Pocos han obviado el tema. Quienes tenían un móvil con Twitter en el aeropuerto estaban infinitamente mejor informados que el resto. Pero también informaban. Por ejemplo, Fernando Encinar radió su "secuestro" desde dentro de un avión a sus seguidores, entre ellos algunos periodistas que después le entrevistarían para sus medios. Como él, miles de personas en Facebook o Twitter. Topsy cuenta más de 60.000 tweets con la palabra "controladores" en las últimas 24 horas. Han volado los enlaces al mapa de los radares que mostraba un espacio aéreo nacional vacío, al vídeo de Buenafuente que también quedó atrapado, a los blogs de los controladores (este post con su postura ha sido enlazado más de 1.100 veces desde Twitter), a posts furibundos, a la opinión pura, a la noticia desde otros ángulos, a la visión de la prensa internacional...
Hay que reconocer que los controladores han hecho pleno en los medios sociales: durante algunos momentos de esta mañana, todos los Trending Topics de Twitter en España (los temas de los que más se habla en esos momentos) han tratado sobre ellos; y en el momento de escribir estas líneas casi todas las noticias de lo más visto de El País y El Mundo trataban de la crisis de los controladores. Incluso estaban en lo más visto de la prensa británica. También han llegado a los primeros puestos de los Trending Topics a nivel mundial, lo que ha preocupado a algunos. ¿Qué imagen estaremos dando fuera?, se preguntaban. Otros, directamente, agradecían que no hubiera jornada bursátil.
En estas horas en Twitter se han vivido tres experiencias insólitas. La primera, que todo el mundo estuviera de acuerdo a la vez en algo -o más bien, en contra de algo-. La segunda, que se alabara la política comunicativa de Iberia, que informó de los reembolsos en su cuenta. La tercera, que a casi todo el mundo le pareciera bien el puñetazo en la mesa del Gobierno. Lo nunca visto. Me refiero a lo del puñetazo y a que parezca bien.
Se me ocurren varias lecciones de lo sucedido. Que este puede ser el detonante para el uso de Twitter en la comunicación corporativa de las empresas españolas y su relación con el cliente. Que que los españoles aún somos capaces de ponernos de acuerdo en algo (aunque sea en la percepción de que de pronto, César Cabo ya no nos parece tan guapo). O que las noticias y los trendings saltan cuando menos lo esperas. Una de las noticias más enlazadas ayer en Twitter era sobre el despido masivo de controladores. Por Reagan ¡en 1981!