Transgénicos, ángeles o demonios

Por: | 21 de febrero de 2012

El Servicio Internacional para la Adquisición de Agrobiotecnología (ISAAA) acaba de hacer públicos los datos sobre el cultivo de semillas genéticamente modificadas en el mundo:en 2011, siembras de 160 millones de hectáreas, un 8% más que en la campaña anterior, una implantación en 29 paises y utilizadas por 17 millones de agricultores.

De una superficie mundial de cultivo de 1.500 millones de hectáreas, 160 milones no son una cifra importante. Sin embargo, es un fenómeno a considerar por varias razones.La primera,porque ese volumen de siembras se ha logrado solamente en 15 años desde la aprobación de su comercialización.Segunda,porque todas las previsiones indican que van a seguir una fuerte carrera ascendente, sobre todo en paises en vias de desarrollo con un gran potencial de crecimiento como Brasil, India, Argentina,Pakistán o Sudáfrica, aunque Estados Unidos siga en cabeza con más del 40% de las siembras, especialmente en soja, maiz, algodón o colza.Y tercera, porque esas nuevas producciones,además de para su consumo interno, van a ser más protagonistas de los mercados exteriores, ya lo son en la actualidad, en competencia con los agricultores de otros países

En relación con los transgénicos no han existido puntos intemedios, todo ha ido por los extremos. Sus defensores consideran los mismos como la respuesta adecuada para aumentar las cosechas en países más pobres, lograr un abastecimiento alimentario suficiente, sin poner en riesgo la salud de los consumidores, a la vez que contribuyen a la mejora del cambio climático al reducir el uso de productos químicos y emisiones de CO2. Un paraiso.En la parte contraria, se acusa a los transgénicos de peligrosos e inseguros para su consumo y se aboga por su prohibición. En las organizaciones agrarias españolas, las posiciones están divididas, sobre todo entre sus responsables,menos entre los agricultores de a pie, más favorables a su uso. Asaja apuesta claramente por su desarrollo por ser seguros;Coag lo rechaza por los mismos motivos y Upa defiende las políticas de investigación aplicada al sector de donde se podría deducir que no se opone, si esa semilla supone seguridad alimentaria.

Frente su desarrollo del cultivo en paises industrializados de todo el mundo,la UE es una de las pocas zonas del planeta donde hay una posición más radical a su expansión. En el conjunto de los países miembros,el cultivo es solamente de 114.000 hectáreas y de esa cifra 98.000 corresponden al maiz español, una semilla geneticamente modificada cotra la enfermedad del taladro.Con el apoyo de los países del norte, especialmente de Francia, la Comisión se la coge con papel de fumar a la hora de abordar autorizaciones para la siembra de semillas genéticamente modificadas por razones de seguridad alimentaria y la salud. Sin embargo,no hay explicaciones coherentes para que esa misma Comisión autorice con frecuencia, la última hace unas fechas, la comercialización y el consumo de productos obtenidos a partir de semillas genéticamente modificadas y que sin embargo no autorice su cultivo.No se entiende que se prohiba, en otros casos, el uso de ese tipo de productos para la alimentación animal, y que puedan llegar a los países miembros carnes engordadas en terceros países con esos productos.España, pais deficitario en cereales, apostó desde un primer momento por la siembra de maíz transgénico.Francia, país excedentario y exportador de maiz en toda la UE, se opone.Solamente desde la seguridad para este tipo de cultivos para la salud y no desde otras razones, es fundamental que la UE se aclare.También la Adminisdtración española que lleva, gobierno tras gobierno, sin decidir la distancia de seguridad entre un cultivo transgénico y otro tradicional, para evitar contamianción.

El sector agrario, con la que está cayendo y la que se viene encima con una mayor apertura de fronteras, no puede perder ningún tren de la innovación para producir en cantidad, con calidad, seguridad y reduciendo costes frente a lo que están haciendo los grandes productores del mundo.Pero,además de los interrogantes que en la actualidad puedan conllevar este tipo de semillas,dudas que han resuelto los gobiernos de otros países industrializados, hay otras cuestiones en este mismo campo que hoy serían motivo de mayor preocupación.Primera, el hecho de que, frente al abandono de cientos de variedades de semillas autóctonas utilizadas en el pasado,hoy el grueso de las cosechas pueda depender de sólo unas pocas variadades.Segundo que esas variedades estén en unas pocas manos de grupos multinacionales en base grandes inversiones en investigación que no han hecho los paìses u organismos mundiales implicados en la seguridad alimentaria.

Hay 6 Comentarios


estamos de acuerdo en todo.eso es malo


te has pasado

Totalmente de acuerdo, es un tema francamente controvertido en el que creo que la úniva manera de comprobar si es tan bueno o malo como algunos defienden es probándolo, pero quizá sea demasiado arriesgado someter al campo (muy dañado ya a día de hoy) a una alteración genética sin marcha atrás, no?

¡¡ Que más quisiera no tener que usar herbicidas¡¡ Acabo de ver unos trigos, tienen bromo, así que no hay más remedio que tratar y a 60 € /hectárea y , encima, da pena ver el campo

Me ha encantado. Personalmente prefiero el uso de menos pesticidas y desearía, en la medida de lo posible, que el control en la modificación genética de ciertas plantas y semillas, estuviese en manos de los gobiernos y organismos públicos internacionales.
Es de agradecer que haya mencionado la pobreza en variedad de cultivos. Me parece una cuestión muy importante que tiende a desconsiderarse.

Muy buen articulo.

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Trigo Limpio

Sobre el blog

Hablaremos de la política agraria, de los políticos que la ejecutan, de los agricultores y ganaderos que la sufren o disfrutan, de la agricultura y la ganadería, de la agroindustria, el consumo y del mundo rural

Sobre el autor

Vidal Maté

Vidal Maté. Soy periodista y pequeño agricultor. Nací y viví pegado al campo y al mundo rural. Aprendí de agroindustria y la distribución para seguir el calvario (ahora se llama cadena alimentaria) que siguen los productos agrarios hasta el consumidor. Dicen que soy un histórico - he visto pasar a todos los ministros - y un tipo crítico. Nunca me he casado con nadie. Defiendo un futuro para el mundo rural. Soy trigo limpio.

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