El sector agrario no ha tenido suerte a la hora de contar con ministros de Agricultura en las últimas tres décadas. Los principales y casi únicos intentos para cambiar esto se hicieron en la transición, con Jaime Lamo. En la primera etapa de los socialistas, Carlos Romero dedicó más tiempo de sus dos legislaturas a controlar y destruir, que a construir y fue una década perdida. Solbes vino de paso y de Atienza y Albero no hay recuerdos. En el relevo popular, con Loyola de Palacio, fueron más los ruidos que las nueces y Arias Cañete nos dejó de testamento un Libro Blanco sobre el sector agrario y la promesa de una ley de bases que nunca sacó adelante. En la última etapa socialista, Zapatero se empeñó en mantener a una trabajadora, pero igualmente ineficaz, Elena Espinosa, y ya fue el desbarajuste con la llegada de Rosa Aguilar. Ahora, ha vuelto con renovado entusiasmo Arias Cañete, en un momento especialmente importante para el sector con la reforma de la PAC en Bruselas y en España sin un duro.
Arias Cañete ha llegado a Atocha con un programa ambicioso en política agraria de cara a lograr un vuelco en las estructuras del sector para hacer el mismo más competitivo. Con ese plan se propone mejorar la dimensión de las explotaciones en origen dominadas por el minifundismo; lograr un mayor peso y poder de las organizaciones de productores y de las interprofesionales para ordenar la oferta; conseguir una mayor integración de las entidades cooperativas y reforzar su papel en la producción y, sobre todo, en los mercados; clarificar el desarrollo de la cadena alimentaria y evitar el poder dominante de la distribución ;apoyar la exportación; aplicar una política del agua basada en el equilibrio y en su consideración como buen común o clarificar la representatividad agraria. Todo
En estos más de cien días en Atocha, hemos asistido a una actividad imparable del ministro y su equipo para verse las caras con todas las siglas del mundo agrario, alimentario y pesquero, con un talante, dicen, totalmente receptivo. Hemos sido testigos de la existencia de un nuevo clima en el propio departamento y de un ministro que conoce Bruselas y donde se mueve con facilidad.
Pero, en estos poco más de cien días, también hemos sido testigos, que donde antes se veía la propuesta de presupuesto comunitario para la reforma como algo totalmente insuficiente, hoy se vería como un éxito su mantenimiento. En este tiempo también hemos visto una auténtica inflación de quejas sobre la herencia anterior y, finalmente, cómo el Ministerio sufría uno de los mayores recortes en sus presupuestos de todos los departamentos para recibir el trato de siempre, aunque se le haya cambiado el nombre.
Arias Cañete ha llegado sobre el cielo del sector agrario como una nube cargada de programas necesarios, con talante, con un equipo donde ha mantenido personas importantes del equipo anterior, con conocimientos del sector y del entramado de Bruselas. Pero, es necesario que, se vayan viendo propuestas, que todos esos compromisos se vayan concretando en proyectos legislativos y decisiones. La nube tiene buena pinta, se la ve cargada de lluvia, pero tiene que ir soltando sus gotas de agua, para que no se la lleve el viento y constatar que no se trataba solo de una nube de algodón...