Trigo Limpio

Sobre el blog

Hablaremos de la política agraria, de los políticos que la ejecutan, de los agricultores y ganaderos que la sufren o disfrutan, de la agricultura y la ganadería, de la agroindustria, el consumo y del mundo rural

Sobre el autor

Vidal Maté

Vidal Maté. Soy periodista y pequeño agricultor. Nací y viví pegado al campo y al mundo rural. Aprendí de agroindustria y la distribución para seguir el calvario (ahora se llama cadena alimentaria) que siguen los productos agrarios hasta el consumidor. Dicen que soy un histórico - he visto pasar a todos los ministros - y un tipo crítico. Nunca me he casado con nadie. Defiendo un futuro para el mundo rural. Soy trigo limpio.

Arias Cañete y la nube de los cien dias

Por: | 26 de abril de 2012

El sector agrario no ha tenido suerte a la hora de contar con ministros de Agricultura en las últimas tres décadas. Los principales y casi únicos intentos para cambiar esto se hicieron en la transición, con Jaime Lamo. En la primera etapa de los socialistas, Carlos Romero dedicó más tiempo de sus dos legislaturas a controlar y destruir, que a construir y fue una década perdida. Solbes vino de paso y de Atienza y Albero no hay recuerdos. En el relevo popular, con Loyola de Palacio, fueron más los ruidos que las nueces y Arias Cañete nos dejó de testamento un Libro Blanco sobre el sector agrario y la promesa de una ley de bases que  nunca  sacó adelante. En la última etapa socialista, Zapatero se empeñó en mantener a una trabajadora, pero igualmente ineficaz, Elena Espinosa, y ya fue el desbarajuste con la llegada de Rosa Aguilar. Ahora, ha vuelto con renovado entusiasmo Arias Cañete, en un momento especialmente importante para el sector con la reforma de la PAC en Bruselas y en España sin un duro.

Arias Cañete ha llegado a Atocha con un programa ambicioso en política agraria de cara a lograr un vuelco en las estructuras del sector para hacer el mismo más competitivo. Con ese plan se propone mejorar la dimensión de las explotaciones en origen dominadas por el minifundismo; lograr un mayor peso y poder de las organizaciones de productores y de las interprofesionales para ordenar la oferta;  conseguir una mayor integración de las entidades cooperativas y reforzar su papel en la producción y, sobre todo, en los mercados; clarificar el desarrollo de la cadena alimentaria y evitar el poder dominante de la distribución ;apoyar la exportación; aplicar una política del agua basada en el equilibrio y en su consideración como buen común o  clarificar la representatividad agraria. Todo

En estos más de cien días en Atocha, hemos asistido a una actividad imparable del ministro y su equipo para verse las caras con todas las siglas del mundo agrario, alimentario y pesquero, con un talante, dicen, totalmente receptivo. Hemos sido testigos de la existencia de un nuevo clima en el propio departamento y de un ministro que  conoce Bruselas y donde se mueve con facilidad.

Pero, en estos poco más de cien días, también hemos sido testigos, que donde antes se veía la propuesta de presupuesto comunitario para la reforma como algo totalmente insuficiente, hoy se vería como un éxito su mantenimiento. En este tiempo también hemos visto una auténtica inflación de quejas sobre la herencia anterior y, finalmente, cómo el Ministerio sufría uno de los mayores recortes en sus presupuestos de todos los departamentos para recibir el trato de siempre, aunque se le haya cambiado el nombre.

Arias Cañete ha llegado sobre el cielo del sector agrario como una nube cargada de programas necesarios,  con talante, con un equipo donde ha mantenido personas  importantes del equipo anterior, con conocimientos del sector y del entramado de Bruselas. Pero, es necesario que, se vayan viendo propuestas, que todos esos compromisos se vayan concretando en proyectos legislativos y decisiones. La nube tiene buena pinta, se la ve cargada de lluvia, pero tiene que ir soltando sus gotas de agua, para que no se la lleve el viento y constatar que no se trataba solo de una nube de algodón...

 

 

 

 

Repsol, Argentina, soja y aceite de oliva.

Por: | 22 de abril de 2012

La expropiación por el gobierno argentino de la multinacional  española Repsol, con un accionariado mayoritariamente nacional, constituye un atropello de las autoridades de ese país sobre el que deberán decidir los organismos internacionales. Desde la Administración española se han adoptado algunas medidas de respuesta y se podrían poner en marcha otras en el futuro, mientras desde los organismos comunitarios la cosa se halla en el estado de las declaraciones. Una salida barajada sería la aplicación de aranceles a las exportaciones agrícolas argentinas, lo cual podía ser la puntilla para un deteriorado sector ganadero español, machacado ya por el incremento de los precios de las materias primas y poner al mismo aún más a los pies de los caballos de otros países comunitarios. En otras palabras, sacrificar un sector para defender a la multinacional petrolera.

España es un país altamente deficitario en materias primas para la alimentación animal, aproximadamente en unos14 millones de toneladas, y lo puede ser mucho más en los próximos meses consecuencia de las sequía registrada esta campaña frente, por ejemplo a la situación excedentaria de otros países comunitarios como Francia o Alemania. Lo grave es que esta situación deficitaria coincide con la existencia de varios subsectores ganaderos que han apostado decididamente por un modelo de desarrollo intensivo que obliga a una fuerte utilización de los piensos. España es en la actualidad colíder en la producción de porcino en la UE y ocupa igualmente los primeros lugares en avicultura de puesta y de carne, así como en vacuno. En consecuencia, los sectores dependen de las materias primas de importación, muy especialmente del maíz, unos cuatro millones y de la soja  de la que se importan otros 4,5 millones de toneladas, entre 2,2/2,5 argentinas, donde los precios juegan un papel decisivo para mantener una posición de competitividad. Aumentar aranceles desde la UE para las materias primas de alimentación animal sería  la puntilla para la ganadería española y un apoyo a las ganaderías de otros países autosuficientes que ganarían los mercados, el español incluido.

Para el sector agrario, una medida así sería injusta y, además, supondría un trato discriminatorio de la Administración española sobre sus sectores económicos. En el pasado se produjo la decisión de las autoridades argentinas de bloquear la entrada de aceite de oliva español aplicando al mismo una tasa antidumping alegando que se trataba de un producto subvencionado desde Bruselas. Esta política supuso prácticamente el cierre de Argentina a la exportaciones del aceite de oliva español, decisión grave, pero aún mucho más si se considera que desde ese país se ha estado promoviendo en otros países de la zona Mercosur para la implantación de esa misma tasa, señalan los responsables de Asoliva. De esa forma, todos esos mercados podían pasar a ser objetivo del aceite producido en Argentina, actualmente en un proceso de expansión, aunque sus calidades son muy bajas.

A diferencia del Repsol, el aceite de oliva sí es un producto, una actividad fundamentalmente española con 2,4 millones de hectáreas y medio millón de olivareros. Se perdió la posibilidad de crecer en un mercado y hay riesgo de perder otros de la zona.

Política agraria buena y barata para tiempos de crisis

Por: | 17 de abril de 2012

  Los responsables del Ministerio de Agricultura se están esforzando en los últimos días para hacer presentaciones más amable de los presupuestos del departamento, tratando de buscar los resquicios donde las partidas sean más presentables. Difícil. A los políticos, entre otras cosas, les pagan por dar la cara,también en tiempos de crisis, cuando no hay nada que vender. Pero, las cosas son como son y los recortes en las aportaciones del Estado son ese 31 % del que hablaba el propio gobierno y del 60% en los últimos cuatro años.En 2012,menos de los 2.000 millones para Agricultura y Medio Ambiente, frente a esos 7.000 millones de euros que llegan anualmente  desde Bruselas, entre 5.200 y los 5.500 millones como pagos directos y el resto para ayudas de mercado y el desarrollo rural, dineros que van directamente  para apoyar las rentas de las explotaciones. Bruselas, en la crisis, de cara al sector agrario, congela de ayudas directas de la PAC, pero no ahoga como el Estado.

Para desarrollar una Política  Agrícola Nacional (PAN), con mejoras en materia de estructuras y lograr una mayor competitividad, es preciso disponer de recursos públicos y también contar con la confianza de los agricultores y ganaderos en el futuro. Hoy no hay esos fondos públicos para ello  y las circunstancias del sector tampoco  animan a invertir. Sin embargo, existe un amplio margen para desarrollar actuaciones menos costosas  y que, sin embargo podrían ofrecer unos resultados muy importantes para mejorar las rentas agrarias, simplemente tapando agujeros por donde agricultores y ganaderos ven cómo se pierden ingresos a la hora de vender y tienen más gastos a la hora de adquirir medios de producción.

Agricultores y ganaderos venden anualmente de forma desorganizada, sin contratos y, en muchas ocasiones sin precios, una buena parte de esos 40.000 millones que constituyen el valor total de la producción final agraria. Algún día será cuando esos agricultores y ganaderos actúen unidos de verdad en el marco de organizaciones de productores, en esas miles de cooperativas, hoy sobre el papel, que con una mayor presencia en los mercados contribuiría de forma importante a elevar los ingresos del sector.

En dirección opuesta, el sector se gasta anualmente unos 20.000 millones en medios de producción, de los que más de10.000 millones corresponden a piensos, 1.900 a gasóleo y energía, 1.800 a fertilizantes y 800 a semillas, junto a los referidos a la maquinaria. Hacer política agraria de verdad, desde la pobreza de recursos financieros, sería la puesta en marcha de estructuras asociativas para la compra en común de los abonos, las semillas, la distribución del gasóleo  y hasta la maquinaria.

Pero, más política agraria sería lograr además que los agricultores hicieran un abonado correcto para cada una de sus tierras o cultivos, habría más producción, de más calidad, disponiendo de una adecuada información sobre las características de cada parcela y no abonar según tradición.¿Cuántos agricultores han hecho análisis de tierras y están “tirando” nutrientes que sobran o negando otros que faltan?. Más política agraria sería utilizar para cada terreno y  condiciones climatológicas la semilla más adecuada y en el momento idóneo para su siembra. Más política agraria sería tener la alimentación mas acorde con cada tipo de cabaña y las necesidades de cada  explotación. Más política agraria sería disponer solamente de la maquinaria necesaria para cada tipo de explotación y, yendo más lejos, hasta en muchos casos, la posibilidad de utilizar maquinarias en común.

En su día, en tiempos del franquismo, en el medio rural existieron las llamadas Agencias de Extensión Agraria por donde pasaron miles de ingenieros agrónomos que desarrollaron trabajos de asesoramiento pegados al campo. Por tratarse de unas estructuras franquistas, con un cierto toque paternalista, con la llegada de Carlos Romero pasaron a las comunidades autónomas y, en la mayor parte de los casos se dinamitaron sin que nadie  pasara a desempeñar ese papel. En los últimos años no funcionaron las entidades de asesoramiento que posibilitaba la PAC y ahora se abre una nueva vía para el funcionamiento de este tipo de estructuras con la propuesta de reforma. Es una música que parece no le ha sonado mal, dicen en UPA, a la secretaria general del Ministerio Isabel García Tejerína y más cuando viene de vuelta de Fertiberia (Todos los abonos para todos)

Tener un sector agrario debidamente asesorado e informado para el desarrollo de su actividad a la hora de adquirir medios de producción y, sobre todo, el uso adecuado de los mismos, es un porcentaje de renta que hoy se tira al aire, más importante que otras muchas medidas de ayuda. Bruselas ofrece esa posibilidad y, hay empresas que comercializan en el campo abonos, semillas, maquinaria o piensos que podrían estar ahí vendiendo y a la vez, junto con la Administración, asesorando, haciendo política agraria de base y, en el fondo, apostando también por su propio futuro. Es cuestión de echarle imaginación para ensamblar necesidades, ideas y medios.

Presupuestos,el escaso voto agrario

Por: | 10 de abril de 2012

Tanto votas, tanto vales.Viendo como vimos a Miguel Arias Cañete arremangado, en la foto del balcón de la calle Génova el 20 de noviembre en el núcleo duro de los populares, y habiendo sido uno de los hombres del área económica en la oposición con Mariano Rajoy, en el sector agrario se esperaba que   con su llegada a Agricultura se notara que el departamento había dejado de ser un ministerio comodín para copromisos de cupos o cuotas por razones de sexo,autonómicos o de equilibrio de familias en el propio partido.Pero, no ha sido así. Agricultura  sigue siendo lo que ha sido toda la vida.Un departamento residual a efectos de lo que canta, los recursos, y donde el nuevo gobierno lo más importante que ha hecho hasta la fecha, al margen del programa ambicioso de Cañete, que lo iremos viendo,ha sido el cambio de nombre.Prometido y hecho.Aquí no ha habido malentendidos.

Con la crisis económica y los ajustes como argumento, el presupuesto para el departamento se ha  reducido este año un 31,2%  frente a la media del 16,9% del conjunto de los ministerios. Para el sector agrario,lo grave no es ya que el ajuste para este ejercicio sea casi el doble que esa media para una actividad que dice es estratégica, sino que se trata de un ajuste que ya se viene  repitiendo desde los tiempos de bonanza.Para Agricultura siempre han sido tiempos de crisis.La aportación del Estado al Ministerio actual de Agricultura, con las mismas competencias que su antecesor de Medio Ambiente, se ha reducido en los últimos años en un 60% desde los 4.835 millones de 2009 hasta los 1.931 millones previstos para este ejercicio.

Es posible hacer política agraria con escasos recursos, sobre todo en algunas actuaciones para la ordenación de la actividad económica.Pero, con los fondos asignados es imposible el desarrollo de unas mínimas políticas de estructuras de cara a lograr una actividad más competitiva frente a terceros países y en la propia UE, indispensable en estos tiempos de reformas en las politicas agrarias. No es motivo de sorpresa que el gobierno se haya cargado de una tacada el programa de desarrollo rural sostenible,algo que no se ve a primera vista, pero que es necesario para mantener vivo ese medio.Total, ¿para qué?, habrán pensado los distribuidores de los dineros, si cada dia son menos las personas que lo podían ver y, si no se aplica, como que tampoco se nota.Ya lo había advertido el propio ministro en la presentación de su programa. No le gustaba la ley. Los socialistas tardaron dos legisalturas en aprobar la ley  de Desarrllo Rural Sostenible  y acabaron por no aplicarla, tambien por falta de fondos e ideas, que Zapatero se lució con sus dos últimos fichajes.Los populares han cogido igualmente la bandera de los socialistas y también han dado portazo momentáneo a la política de regadíos.Nos hallamos ante unos presupuestos de subsistencia, donde todo queda para tiempos mejores, desde las políicas de calidad, innovación, reordenación de sectores, sanidad.., aunque la sorpresa ha sido el ajuste en los fondos para los seguros que eran uno de los ejes sagrados de la política agraria y que, hasta la fecha, habían sido intocables.

Del Estado, esperar poco o nada.Menos mal que nos queda Bruselas desde donde nos aseguran que, con o sin crisis, van a seguir llegando al sector más de 5.000 millones de euros en ayudas directas cada año al menos hasta 2020.Para que luego digamos de la UE...Son fondos PAC, pero que deberían  complementarse con una verdadera Política Agraria Nacional (PAN)que ni existió, ni existe ni se la espera, salvo que Cañete cumpla su programa.Mal ha comenzado el hombre.Su partido le ha dejado de segunda B. 

 

 

Agoniza el medio rural, ¿resucitará?

Por: | 01 de abril de 2012

Mi pueblo, Mazuela,es un pequeño municipio burgalés de la Castilla profunda, donde las casas habitadas se cuentan con los dedos de las manos y las abandonadas se multiplican, dando fé de quienes un día se fueron a trabajar a la “Kas” en Vitoria, a los Altos Hornos de Vizcaya,  a Suiza o a la textil  catalana; donde cada año se echan las llaves a varias puertas,se ponen nueva lápidas en el camposanto y el alcalde de siempre, Andrés, porque nadie quiere cargos, lo tuvo que ampliar, no con fondos del Feder, ni con la letra Ñ..Es lo único que ha crecido.

 Desde que dos pastores de vocación, Marcianín y el Crescencio se fueron para el otro barrio, las tenadas han criado telarañas y nos quedamos sin rebaños, con la hierba comiéndose los caminos y las eras. Un buen día,en la bodega, los ganaderosde porcino, Migueleta, Antonio, el Loren... dijeron que ya no querían perder más, que para eso se quedaban en casa, que para trabajar así, que lo hiciera el gobierno, que para eso le pagan. Dieron portazo a las granjas, pidieron un crédito a la “Caja”, se compraron una New Holland y ahora siegan a maquila para otros.

En mi pueblo, vive Fidel, compañero de faenas en los lagares y alambiques ilegales.Fidel ha sido un hombre fuerte curtido por más de medio siglo de cierzos. Ha pateado, escopeta al hombro, barbechos y rastrojos, sabía dónde tenía querencia para encamar la liebre de “La Viñona”, y  las retamas donde se abrigaban las perdices. Ha pelado yeros entre gatuñas con el rocío del amanecer, amorenado hasta el  infinito gavillas de cereal y le han crecido los callos desde los manillares del arado romano hasta el volante de los tractores con GPS.

La otra noche, en el tiempo de descuento, a mi amigo  Fidel, “El Grillo”,  se le reventó la aorta. En la soledad de un pueblo  semi abandonado, su mujer acertó a marcar un número de teléfono, funcionó  la red de asistencia sanitaria rural y Fidel,  hoy jubilado, se ha vuelto a montar en el tractor y tirar el abono desafiando la sequìa.  Hace unos años, habría sido carne de camoposanto,  como tantos otros habitantes del medio rural más profundo, donde  muchos agricultores se quedaron en el camino en la ambulancia desde el pueblo al centro de salud, por falta de medios.

Ser agricultor es cuestión de rentabilidad o  falta de otras salidas. Vivir en miles de aldeas de un medio rural semiabandonado, requiere  disponer, al menos,  de  los mismos servicios de los que disfruta el resto de las personas de la sociedad urbana. En ese medio rural de pueblos semivacíos, no se puede ser jubilado por falta de movilidad y dependencia de la venta ambulante  y la solidaridad del vecino para cubrir las necesidades más elementales; no se puede ser niño por falta de compañeros con quienes compartir un juego y meter a un hijo en la educación superior supone, muchas veces, destinar a ello los beneficios de la explotación por un sistema de becas injusto que tiene en cuenta el valor de los patrimonios y no la rentabilidad de la actividad en ese año. Antes, la salida era enviar al hijo/a  casi gratis a los curas o al convento

De los agricultores y el sector agrario, en el medio urbano generalmente sólo se habla cuando lloran por crisis como la actual sequía, cuando se movilizan y protestan sacando los tractores a las carreteras o cuando se dice que cobran sin cultivar o que engordan a los animales con clembuterol. En consecuencia, a los agricultores se le ve como llorones, protestones y hasta tramposos. Pero, en realidad, son una garantía de seguridad de una oferta alimentaria, guardianes del 90% del territorio y mantenedores de  unos pueblos, ahora incluso con problemas de seguridad, que el resto de la sociedad disfruta desde los fines de semana a las vacaciones. Se puede ir al pueblo, ahora en semana santa y siempre, porque durante todo el año hay gentes que lo sostienen.

Hoy, en miles de pequeños pueblos, la vida se apaga y van camino de ser  unas ruinas fantasma. Los socialistas dieron vueltas durante dos legislaturas a la ley de Desarrollo Rural que nunca aplicaron. Los populares  han ido más lejos y no se han cortado un pelo. En el  ajuste de fondos para este año, se han cargado los recursos para desarrollo rural. Dicen es cuestión de prioridades...No cambia nada. Y, por miles de pueblos y aldeas  suenan las campanas...

El País

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