La reforma de la Política Agrícola Común, al margen de las cinco iniciativas claves del programa de los populares para esta legislatura (Ley de la Cadena Alimentaria, Ley Electoral, Programa de apoyo a la exportación,Ley de integración cooperativa y nueva política de investigación) constituye una de las ocupaciones clave del equipo de Atocha.El retraso en las negociaciones en Bruselas para su aplicación a partir de 2014, fundamentalmente por la falta de un marco financiero para 2020, hace prever que la misma no entrará en vigor en esa fecha y que habrá más tiempo para seguir negociando un cambio en la propuesta comunitaria
Los populares habían acusado en los últimos meses a los socialistas de no haber elaborado un sólo papel sobre su propuesta de reforma, y menos, de haber presentado un documento en Bruselas, al margen de las declaraciones del “no pasarán” de Rosa Aguilar. Por ese motivo, uno de los trabajos desarrollados por la Administración agraria en los últimos meses ha sido tratar de consensuar una propuesta de reforma con todas las comunidades autònomas, algo qe parece se ha logrado en las últimas fechas sin grandes esfuerzos.
Administración central y las comunidades autónomas se han puesto de acuerdo sobre la imposibilidad de una negociación real sobre la reforma, si antes no se conocen los fondos disponibles para su aplicación.No se rechaza la propuesta comunitaria para cambiar el actual sistema de pagos por derechos históricos a otro basado en la superficie con un progresivo acercamiento en los niveles de pagos, pero se oponen a que ese plazo sea tan corto, para 2019. Hay coincidencia para rechazar que el 30% del sobre nacional se aplique a quienes cumplan las duras exigencias en materia de política verde, para reclamar un mayor peso de los mecanismos para la regulación de los mercados y evitar crisis como las habidas en el pasado. Y, como filosofia global, hay acuerdo para que el cambio de un sistema de pagos no suponga un vuelco total en el montante de las ayudas que percibe hoy una explotación, que se forren los secanos abandonados y cobren lo mismo los regadíos,un prado que un toxo...
Poner en un papel un acuerdo con todas las comunidades autónomas, es algo que tiene su importancia, y no se puede negar.Pero,cada cosa tiene su mérito.Fente a Bruselas, es fácil el acuerdo cuando no perjudica a nadie y todo lo que se busca son mejoras y no se pisan intereses concretos. Sin embargo, en relación con la reforma de la PAC, el meollo de los debates, donde deberá mostrar el gobierno su poder de negociación es cuando se deba discutir la aplicación de la misma en España.
Tenemos que ver con qué fondos se van a contar para aplicar los pagos acoplados para producciones no ligadas a la tierra, como son muchas explotaciones ganaderas y de dónde se sacan; qué opinan algunas comunidades autònomas de que haya un solo sobre nacional para distribuir con criterios homogéneos y no sobres autonómicos para que cada cual se los gaste en lo que más le interese, lo que podia plantear hasta problemas de competencia; tenemos que ver cómo se articula la definición de agricultor activo como prioritario a la hora de recibir los fondos ante la existencia de diferentes tipos de agricultura y de agricultores; tenemos que ver cómo se definen las regiones o zonas agronómicas a efectos de asignar unas ayudas con una cifra base igual, y finalmente, tenemos que definir criterios para definir el número de hectáreas elegibles para asignar la ayuda directa, hoy 21 millones según datos de 2009, dejando fuera a más de 10 o 15 millones de hectáreas que podrían aspirar a la ayuda.
La negociación de la reforma de la PAC en Bruselas, con o sin propuesta española consensuada, puede ser larga. La batalla va a estar en España a la hora de los repartos.Ese es el acuerdo que queremos ver.
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