Trigo Limpio

Sobre el blog

Hablaremos de la política agraria, de los políticos que la ejecutan, de los agricultores y ganaderos que la sufren o disfrutan, de la agricultura y la ganadería, de la agroindustria, el consumo y del mundo rural

Sobre el autor

Vidal Maté

Vidal Maté. Soy periodista y pequeño agricultor. Nací y viví pegado al campo y al mundo rural. Aprendí de agroindustria y la distribución para seguir el calvario (ahora se llama cadena alimentaria) que siguen los productos agrarios hasta el consumidor. Dicen que soy un histórico - he visto pasar a todos los ministros - y un tipo crítico. Nunca me he casado con nadie. Defiendo un futuro para el mundo rural. Soy trigo limpio.

El milagro del vino

Por: | 25 de septiembre de 2012

Aunque en algunas zonas la recolección se ha adelantado consecuencia de las condiciones climatológicas, nos encontramos en estas fechas con las faenas de vendimia generalizadas en todo el paíscon una producción que se espera sea un 15% inferior a la campaña anterior, pasando la misma de unos 40 a 33 o 34 millones de hectolitros por la falta de lluvias.Se trata de una reducción importante, pero que carecería de interés si  tuviéramos solo en cuenta la demanda interior, solo 10 millones de hectolitros, si no fuera porque las necesidades de vino para la exportación se sitúan ya en este momento en 22,3 millones de hectolitros.Pero, la noticia esta campaña en el sector del vino no ha sido solamente la reducción de la producción, sino, sobre todo, el hecho de que los precios de al uva en las zonas más productoras, que hoy dia ya no se pueden llamar excedentarias como Castilla La Mancha, hayan llegado a una media de 4,5 pesetas kilo-grado, por lo que, una uva de 12 grados, se nos va a un precio por kilo, ya hablamos en euros, de 0,33 euros, frente a  los 0,12 euros que llegaron a cobrar los viticultores en campañas anteriores.

El vino ha sido en la última década uno de los sectores con mayores problemas derivados de unas producciones en aumento que pasaron de una media de 35 millones de hectolitros a más de cuarenta millones por la mejora de las estructuras productivas, mientras la demanda interior mantenía su línea de  hundimiento hasta menos de 20 litros por persona y año frente a los 70 litros de hace cuatro décadas. Históricamente, frente a los problemas de excedentes, de acuerdo con las disposiciones comunitarias, la principal e insuficiente salida se centró en el destino de una media de unos siete millones de hectolitros a su quema para la obtención de alcohol para uso de boca es decir, para su utilización con destino a elaborar bebidas alcohólicas.El resultado de esa política fueron los bajos precios para el vino, especialmente en las zonas más productoras, como  la  castellano manchega, Extremadura o la  Comunidad Valenciana, falta de rentabilidad y, como efecto directo, los arranques de superficies de cultivo, con o sin ayudas comunitarias, hasta bajar las tierras de viñedos de 1.300.000 a menos de 900.000 hectáreas.En los últimos años, desde 2008, a esos problemas se sumó la puesta en marcha de una nueva Organización Común de Mercado, OCM, por la que practicamente se  eliminaban los anteriores mecanismos para la regulaciónn de los mercados.

Con todos esos factores en contra, el vino ha sido uno de los sectores donde se ha producido en los últimos años uno de los procesos de cambio más importantes y que se ha traducido finalmente en el nivel de precios alcanzado esta campaña en las zonas productoras más importantes. No se ha  logrado  una recuperación del mercado interior.Sin embargo, las exportaciones pasaron de los 10 millones de hectolitros del año 2000 a  los 22,3 millones de hectolitros de 2011 con ventas en más de un centenar de paises que van desde los mercados italianos y franceses que se benefician de los graneles españoles a precios bajos para sus necesidades de consumo interno o para sus exportaciones, hastas los nuevos  países emergentes en Africa o Asia,pasando por los clásicos como Reino Unido, Alemanioa, Suiza, países nórdicos, Estados Unidos o Rusia.

La política de las exportaciones de vino ha sido un éxito donde ha participado todo el sector,desde  las  bodegas privadas hasta las entidades coooperativas que antaño se limitaban a vender sus producciones a las bodegas privadas.Sin embargo, hay cosas que mejorar si se pretende que la salida en el vino sea de futuro.Es fundamental reducir las grandes ventas de graneles en paises productores como Italia o Francia y colocar esos mismos vinos envasados o incluso parte en granel, pero en países  no productores, hoy imnportadores.El precio medio del vino exportado en 2000 era de 1,40 euros litro  y el mismo ha pasado en 2011 a solo un euro.Se ha exportado mucho más, pero a precios bajo minimos.Es preciso mejorar la imagen de los vinos más baratos, los que operan en el segmento alto ya la tienen, para que el vino tenga un valor superior y también para no perjudicar al resto. Y para ello, debe mejora igualmente la política exportadora, según plantea un estudio elaborado por el Observatorio Español de los Mercados del Vino. Es preciso salir al exterior con una estrategia bien definida para cada tipo de vinos y de mercados. Se impone una estrategia coordinada, con un solo mensaje, donde además no se impongan las políticas por libre de cada comunidad autónoma o consejo regulador.Eso es gastar más,  tener menos eficacia y hasta dar un imagen  confusa sobre los vinos españoles

El vino ha puesto en evidencia que se puede ordenar un sector sin apenas  mecanismos de regulación comunitarios y jugando en los mercados.Tras esta vendmia, seguro que miles de viticultores optan por seguir en la actividad.

¿Nos quedamos sin ganaderos?

Por: | 14 de septiembre de 2012

 Ganaderos de leche de toda España han desarrollado esta semana una campaña de movilizaciones y protestas en demanda de salidas para los problemas provocados por la subida de los precios de los piensos, pero, sobre todo, por su imposibilidad para repercutir ese incremento de costes en el precio final de su producto. Sin demagogia.¿ Alguna vez se pregunta el consumidor cómo se puede adquirir leche a menos de 0,50 euros el brik? ¿Cómo puede costar menos un litro de leche que un litro de muchas marcas de agua envasada?

Las movilizaciones agrarias no han servido generalmente para casi nada a la hora de lograr las reivindicaciones del sector. Quedan muy coloridas, se logra que hablen del problema un día casi todos los medios, hasta los más urbanitas, pero nada más. Del campo generalmente solo se habla en los medios de comunicación, no es este nuestro caso, aunque nos gustaría más, cuando llora, protesta , cobra ilegalmente las ayudas PAC o hay un fraude alimentario. No nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos y eso es algo que puede suceder con una serie de actividades agrarias donde cada día es más difícil seguir, aunque se mantenga una posición de competitividad con el resto de la UE por la mejora de las estructuras productivas. Enfrente están los excedentes comunitarios, caso de la leche, y sobre todo, las entradas desde terceros países.

 Bruselas tiene como una de sus banderas ir por delante, incluso de la exigencias de la Organización Mundial de Comercio, en materia de apertura de fronteras, rebajas de aranceles, en definitiva abrir las puerta y ventanas a terceros países, mientras en el exterior, los terceros países más desarrollados y otros menos, imponen cada año medida restrictivas a las importaciones vías impositivas, fitosanitarias o simplemente, porque sí.

 Consecuencia de una serie de medidas políticas económicas y comerciales, ¿nos quedamos sin ganaderos? Pues, depende. Si nos fijamos en las cabañas intensivas como la avicultura de carne o de pollos y el porcino, podemos señalar que cada vez son menos, pero que los mismos van a permanecer en el futuro porque funcionan en explotaciones industriales estabuladas. Por el contrario, sí se puede asegurar que nos estamos quedando sin ganaderos extensivos en ovino, caprino o vacuno de leche y de carne. Cada día son menos los rebaños que pastan en los campos. Nadie quiere una jornada sin días de trabajo al año, los mayores se van y no hay jóvenes que se incorporen a la actividad, no hay relevo para unas actividades que además no son rentables económicamente, ni que tampoco están socialmente consideradas. A este tipo de trabajos no se quiere apuntar nadie, nacionales ni extranjeros, a pesar de la crisis. Con ello el campo se abandona. Porque un agricultor puede perfectamente vivir en un núcleo de población y labrar sus tierras a kilómetros de distancia, siendo profesional de la agricultura. Un ganadero no puede estar lejos de su explotación. Las personas que se dedican a la actividad de forma principal, pero además, que vivan en el medio rural, deberían ser los activos prioritarios a la hora de cobrar las ayudas PAC. El medio rural se vacía por falta sobre todo de ganaderos y esa brecha, con perdón, no se llena con el turismo de las casas rurales o eos grupos testimoniales, bienvenidos sean, que llegan al campo para poner la huerta desde su rechazo a lo urbano.

 Cabría una segunda pregunta.¿Nos podemos quedar sin producciones? En las ganaderas intensivas, la realidad es que en pollos se ha mantenido, el huevos se ha reducido la producción por limitaciones en las exportaciones, mientras en porcino la producción ha aumentado por las ventas en el exterior. Con las nuevas medidas sobre bienestar animal y el encarecimiento de la producción, pueden correr peligro parte de esas ventas en terceros países y bajar las producciones. En las producciones intensivas, la falta de pastores y la baja rentabilidad del ovino y del caprino han dado lugar a una reducción de la cabaña de 25 a menos de 17 millones cabezas. Y, aunque han aumentando las explotaciones estabuladas, la realidad es que se ha caído la producción. Lo mismo ha sucedido con el vacuno de carne donde la producción ha caído de 700.000 a unas 550.000 toneladas y donde ahora, por las elevadas exportaciones abiertas los países árabes se han disparado los precios. En leche los ganaderos han mejorado profundamente su competitividad vía estructuras y genética. Pero, es imposible mantener abiertas las explotaciones, mientras se mantenga la leche como un producto reclamo más barato que las aguas en la gran distribución y sigan llegando a España productos lácteos de otros países comunitarios elaborados con leche excedentaria a bajos precios.

En resumen, para los ganaderos, por unas u otras razones pintan mayoría de bastos. Un riesgo para mantener una serie de producciones pero, sobre todo, para mantener ese medio rural.

Los populares no quieren pueblos

Por: | 10 de septiembre de 2012

Por si no fueran pocos los problemas que ya existen para el mantenimiento del medio rural, el 80% del territorio, por el proceso de abandono de la población debido a razones económicas, el gobierno  parece quiere asestar la puntilla definitiva a esas zonas en base a una modificación de la organización administrativa de los pequeños pueblos, aldeas o pedanías. Con el ahorro y el control del gasto como argumento, los populares han puesto en marcha un anteproyecto de Ley de Racionalización y Sostenibilidad de la Administración Local que, en la práctica, puede suponer la supresión de miles de entidades locales menores para la integración de las mismas en unas estructuras administrativas más grandes donde quedaría diluida su representatividad y tambien la defensa de sus intereses. Robar al pobre por haber ahorrado y gestionado bien sus  pocos recursos.Enterrar a los pueblos. Era lo último que le faltaba al gobierno.Y la respuesta de miles de personas de ese colectivo de marginados en tantas cosas,mucho voto agrario popular, manifestándose por el centro de Madrid, con la música de"Jarcha", para defender su futuro.

Sobre el papel, a la sociedad urbana no le puede sonar mal que, para ahorrar en un tiempo de crisis y cuando en ocasiones se duplican estructuras administrativas, se reduzca el número de entidades,de esos pequeños pueblos que desde la carretera se ven semi vacios, pero con las tierras labradas y los  prados segados.donde aún queda vida y quienes se resisten a abandonar, a pesar de todo.Lo que sucede es que, para lograr ese objetivo, el gobierno ha dirigido mal el tiro, y tampoco ha medido las posibles consecuencias que podría acarrear el desmantelamiento de unas estructuras que hoy son básicas para la defensa del territorio y de la vida en el medio rural.

Desde una perspectiva histórica, la iniciativa del gobierno supondría cargarse lo que hoy son concejos y las juntas vecinales en miles de pequeños pueblos, lo que supone ya, de entrada, eliminar en muchas zonas unas estructuras que se han mantenido durante los últimos siglos que no lograron acabar con ellas los diferentes regímenes políticos.

Si se mira de parte del ahorro, carece de justificación la supresión de este tipo de entidades porque  se podría decir que tienen un coste cero para las arcas del Estado. Se trata de representantes en las juntas vecinales o concejos que, no sólo no saben lo que es un salario, sino donde ostentar la representatividad de sus pocos vecinos es más un puesto de servicio, con costes añadidos a sus espaldas donde un "alcalde"  hace a la vez de fontanero, elecricista, aguacil,ambulancia o  enterrador. Se podría decir que son especialistas en administrar las carencias, en tener las cuentas ajustadas,de medir los gastos en función de los ingresos de sus bienes comunales, de la venta de la caza de sus cotos renunciando a su casi único deporte, hoy en algunas zonas de los molinos de viento y donde,en ocasiones se llegan a las derramas para acometer las obras que ven indispensables para las que no tienen ayudas públicas.Que el gobierno hable de ahorro a este tipo de entidades,las más débiles, que administran lo suyo, parece un insulto. La medida tiene más visos de expolio al pasar sus pocos ahorros o los posibles ingresos a entes administrativos superiores que, en la mayor parte de los casos, no tienen ningún interés en ese medio rural ni en sus gentes.

Eliminar este tipo de entidades y su integración en grandes municipios,además de no generar ningún ahorro, supondría un riesgo para la gestión de las grandes superficies de tierras comunales, para el mantenimento del territorio y un incentivo más al abandono de ese medio rural.

Cerdo ibérico, cuento y leyenda

Por: | 04 de septiembre de 2012

El Ministerio de Agricultura tiene previsto presentar y aprobar este otoño una nueva  normativa para la regulación del sector del cerdo ibérico ante el grado de confusión que existe actualmente en el mercado donde lo ibérico ha pasado de ser un producto de leyenda, ligado a la dehesa,  máxima calidad y exclusividad por su precio, a un producto reclamo en  oferta en las grandes superficies. En el plazo de una década, esta sería la tercera vez que desde la Administración central se trata de regular y clarificar el sector.El primer intento se hizo en 2001, casualmente con Miguel Arias Cañete como ministro de Agricultura. El segundo correspondió en 2007 a Elena Espinosa y  la tercera viene cargada de polémica ante los intentos de la Administración por establecer una normativa más dura frente a los vicios e irregularidades que se han consolidado en los últimos años. Con las disposiciones en vigor, lejos de una clarificación de lo ibérico, algunos han hecho más negocio, han vendido cuento y se ha creado más confusión a los consumidores.

La imagen de leyenda de lo ibérico como producto ligado a la dehesa, campo o extesificación, se ha visto dañada, en primer lugar, por esa política de denominaciones de calidad aticulada desde la propia Administración. En 2001 ya se establecieron  tres denominaciones: de bellota,(engorde del animal últimos dos meses de vida sólo a base de un minimo de 46 kilos de bellota en el campo); de recebo (últimos dos meses en el campo con un mínimo de 29 kilos de bellota, más pienso) y cebo (cerdo estabulado y alimentado sólo a base de piensos).Estas denominaciones se convertian en seis al poder aplicarse las mismas, tanto a los  ibéricos puros como a los cruzados en un 50%. Esta regulación se modificó en 2007 y, lejos de clarificar el panorama, incluyó una nueva denominación, la de cebo de campo, que se aplica a los animales estabulados en granjas que den unos paseos por el campo para hacer piernas.

Frente a tantas denominaciones, la Administración trata de retomar la corduda para  establecer solamente dos clasificaciones, la de bellota, cuando de verdad el animal tiene superficie y bellota para su alimentación y la de cebo, no para un animal totalmente estabulado en una granja hasta su sacrificio, sino cuando en los últimos dos meses se engorda de forma extensiva en el campo.Con el sistema de tantas denominaciones, se ha roto la leyenda de lo ibérico solo ligado a la dehesa, pero se  ha abierto el abanico de consumidores de los productos ibéricos al reducirse el precio para una parte muy importante de la oferta procedente de los animales de cebo.

Junto a los problemas derivados de la extensión de las denominaciones, el sector de lo ibérico ha sufrido una grave carencia de mecanismos de control en todas las fases, desde la cria a la comercialización, pero también en todas las denominaciones de calidad, desde la bellota al cebo. No han existido los controles necesarios para determinar si los animales que se comercializan como bellota han dispuesto cada campaña de la superficie y,sobre todo, de la alimentación suficiente para tener esa denominación. Ha valido casi todo, al margen de que las producciones de bellota tengan grandes oscilaciones de una a otra campaña.No se sabe muy bien cuándo un animal se calificaba como de recebo, o sea, cuando no había pillado una bellota. No han existido los necesarios controles en los procesos de los periodos de engorde o los meses para el sacrificio.No han funcionado como se esperaba las entidades certificadoras, los controles de entrada y salida de los mataderos,de las industrias,el etiquetado de los productos y hasta existen dudas sobre algunas actuaciones de las propias denominaciones de origen (el 15% de la propdución), por lo que algunos grupos de referencia, como Joselito, decidieron estar al margen de las mismas y dejarlo todo a lo que digan los mercados.Hace falta otra política de vigilancia y control.

Bajo la leyenda de la dehesa han nacido y crecido empresas que se mantienen fieles a su tradición como una apuesta de futuro y quienes, sobre todo grandes grupos, que a la sombra de esa imagen,han apostado por el negocio masivo e intensivo del "cerdo ibérico de corral". Los más radicales en la apuesta por el sector, solo se quedarían con el cerdo iberico puro y de bellota en la dehesa.No hay razones para no ampliar esa denominación de lo ibérico al cerdo cruzado y al de cebo,con un mayor o menor grado de libertad, no estabulado durante toda su existencia.Pero, todo ello, con  una información al consumidor que no sea engañosa, que sepa lo que está comprando, que en una pieza de cebo no aparezca un motivo o un símbolo de la dehesa o del campo y en definitiva, evitar que la leyenda de la dehesa no se convierta en un puro cuento.

Cerdo ibérico, cuento y leyenda

Por: | 04 de septiembre de 2012

El Ministerio de Agricultura tiene previsto presentar y aprobar este otoño una nueva  normativa para la regulación del sector del cerdo ibérico ante el grado de confusión que existe actualmente en el mercado donde lo ibérico ha pasado de ser un producto de leyenda, ligado a la dehesa,  máxima calidad y exclusividad por su precio, a un producto reclamo en  oferta en las grandes superficies. En el plazo de una década, esta sería la tercera vez que desde la Administración central se trata de regular y clarificar el sector.El primer intento se hizo en 2001, casualmente con Miguel Arias Cañete como ministro de Agricultura. El segundo correspondió en 2007 a Elena Espinosa y  la tercera viene cargada de polémica ante los intentos de la Administración por establecer una normativa más dura frente a los vicios e irregularidades que se han consolidado en los últimos años. Con las disposiciones en vigor, lejos de una clarificación de lo ibérico, algunos han hecho más negocio, han vendido cuento y se ha creado más confusión a los consumidores.

La imagen de leyenda de lo ibérico como producto ligado a la dehesa, campo o extesificación, se ha visto dañada, en primer lugar, por esa política de denominaciones de calidad aticulada desde la propia Administración. En 2001 ya se establecieron  tres denominaciones: de bellota,(engorde del animal últimos dos meses de vida sólo a base de un minimo de 46 kilos de bellota en el campo); de recebo (últimos dos meses en el campo con un mínimo de 29 kilos de bellota, más pienso) y cebo (cerdo estabulado y alimentado sólo a base de piensos).Estas denominaciones se convertian en seis al poder aplicarse las mismas, tanto a los  ibéricos puros como a los cruzados en un 50%. Esta regulación se modificó en 2007 y, lejos de clarificar el panorama, incluyó una nueva denominación, la de cebo de campo, que se aplica a los animales estabulados en granjas que den unos paseos por el campo para hacer piernas.

Frente a tantas denominaciones, la Administración trata de retomar la corduda para  establecer solamente dos clasificaciones, la de bellota, cuando de verdad el animal tiene superficie y bellota para su alimentación y la de cebo, no para un animal totalmente estabulado en una granja hasta su sacrificio, sino cuando en los últimos dos meses se engorda de forma extensiva en el campo.Con el sistema de tantas denominaciones, se ha roto la leyenda de lo ibérico solo ligado a la dehesa, pero se  ha abierto el abanico de consumidores de los productos ibéricos al reducirse el precio para una parte muy importante de la oferta procedente de los animales de cebo.

Junto a los problemas derivados de la extensión de las denominaciones, el sector de lo ibérico ha sufrido una grave carencia de mecanismos de control en todas las fases, desde la cria a la comercialización, pero también en todas las denominaciones de calidad, desde la bellota al cebo. No han existido los controles necesarios para determinar si los animales que se comercializan como bellota han dispuesto cada campaña de la superficie y,sobre todo, de la alimentación suficiente para tener esa denominación. Ha valido casi todo, al margen de que las producciones de bellota tengan grandes oscilaciones de una a otra campaña.No se sabe muy bien cuándo un animal se calificaba como de recebo, o sea, cuando no había pillado una bellota. No han existido los necesarios controles en los procesos de los periodos de engorde o los meses para el sacrificio.No han funcionado como se esperaba las entidades certificadoras, los controles de entrada y salida de los mataderos,de las industrias,el etiquetado de los productos y hasta existen dudas sobre algunas actuaciones de las propias denominaciones de origen (el 15% de la propdución), por lo que algunos grupos de referencia, como Joselito, decidieron estar al margen de las mismas y dejarlo todo a lo que digan los mercados.Hace falta otra política de vigilancia y control.

Bajo la leyenda de la dehesa han nacido y crecido empresas que se mantienen fieles a su tradición como una apuesta de futuro y quienes, sobre todo grandes grupos, que a la sombra de esa imagen,han apostado por el negocio masivo e intensivo del "cerdo ibérico de corral". Los más radicales en la apuesta por el sector, solo se quedarían con el cerdo iberico puro y de bellota en la dehesa.No hay razones para no ampliar esa denominación de lo ibérico al cerdo cruzado y al de cebo,con un mayor o menor grado de libertad, no estabulado durante toda su existencia.Pero, todo ello, con  una información al consumidor que no sea engañosa, que sepa lo que está comprando, que en una pieza de cebo no aparezca un motivo o un símbolo de la dehesa o del campo y en definitiva, evitar que la leyenda de la dehesa no se convierta en un puro cuento.

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