De fraudes y la calidad de los aceites

Por: | 28 de octubre de 2012

Al igual que hiciera hace unos meses en el sector de la leche, la editorial OCU acaba de lanzar su estudio sobre las calidades de las marcas de aceites de oliva virgen y virgen extra en medio del malestar, las críticas, denuncias y hasta la sorpresa de muchos de los propios industriales. Hay empresas donde las marcas que elaboran para algunos grupos de distribución a precios bajos han obtenido una gran calificación, mientras el aceite que envasan para su propia marca tienen calificaciones defectuosas. Ya sucedió lo mismo en el caso de la leche donde la marca cabecera de un gran grupo cooperativo y donde se hacen grandes inversiones en promoción era calificada en el ranking OCU en un puesto muy inferior a marcas de la distribución más barata elaboradaSpor la misma sociedad.

En el aceite de oliva, a la hora de etiquetar un producto como virgen o virgen extra, es preciso realizar un primer análisis químico y además otro organoléptico con un panel de cata, método de carácter subjetivo, que da lugar a numerosas discrepancias para delimitar esa barrera entre el aceite virgen y el virgen extra. Homogeneizar los métodos de los paneles de cata constituye en este momento uno de los puntos prioritarios en el calendario de las medidas que se quieren adoptar a corto plazo, tanto desde el propio sector olivarero español, como por la propia Unión Europea el marco del Plan de Acción para el Aceite de Oliva que ha presentado la Comisión.

 Ofrecer un aceite de calidad en todo los mercados, en España y en el exterior, constituye un objetivo en el que se halla empeñado todo el sector. En consecuencia, olivareros y los industriales saben que con la imagen del aceite no se puede jugar y son ellos mismos, desde sus organizaciones, quienes vigilan permanentemente la calidad de los aceites que se colocan en los mercados, y muy especialmente cuando se trata de aceites baratos que aparecen en los lineales, para evitar que algún irresponsable, que los ha habido y los puede seguir habiendo, haga trampas. En el propio sector industrial se sabe quién es propenso a operar en las fronteras marcadas por la normativa, que la pueden traspasar y que incluso en ocasiones han superado esa raya confiando que no se les va a denunciar si es sólo un fraude económico para no perjudicar la imagen de toda una industria con dos vías como las más socorridas:utilizar un porcentaje de mezcla de semillas o uso de aceites de orujo o de repasado de baja calidad. Pero esa no es la tónica general y menos en los tipos virgen y virgen extra.

Organizaciones de consumidores, la editorial OCU, entre otras, tienen el deber de vigilar la calidad de los alimentos y que a los consumidores no se nos de gato por liebre. Sin embargo, desde el ejercicio de la propia responsabilidad, cuando se acomete el trabajo de poner al descubierto la calidad alimentaria de un producto, en este caso del aceite de oliva y cuando una parte de esa calidad depende de un análisis organoléptico subjetivo, hay que tentarse la ropa antes de emitir un juicio que puede llevar al traste una imagen y una economía con docenas de miles de damnificados. Y, si se apuesta por hacer ese análisis para defender al consumidor o para tener viva una imagen de organización combativa ante sus socios, ahora que ya hay diferentes organizaciones de consumidores, es importante que se haga con el máximo rigor.

 El aceite es un producto que, a diferencia del vino, tiene un recorrido más corto en el mantenimiento de sus propiedades originales y que pueden variar sensiblemente desde que sale de una industria. Su conservación en buen estado va a depender del tiempo que haya pasado desde su envasado, su tiempo de exposición a la luz o al calor. Un aceite puede salir virgen extra de una industria y acabar como virgen en los lineales en función del tiempo y de cómo se haya conservado. En consecuencia, cuando se hace un análisis sobre aceites, al margen de la subjetividad de una cata, sería indispensable que todos los aceites analizados hubieran respondido a las mismas condiciones de tiempo desde su salida de fábrica y en su mantenimiento. Por otra parte, no se puede determinar y pontificar sobre la calidad de una marca con la toma de muestra de una botella, como insisten en sus denuncias empresas del sector y la Asociación de aceiteros. Finalmente, no parece limpio hacer públicas una conclusiones sin que, como reclaman los industriales, se hayan llevado a cabo otros análisis contradictorios y un tercer análisis concluyente.

 Levantar un sector, elevar unos niveles de la demanda, ganar mercados en base a calidad y precios como ha hecho el aceite de oliva, aunque sigue la asignatura pendiente de reducir la venta de graneles, con más de 2,5 millones de hectáreas en el país, 500.000 olivarero,  miles de puestos de trabajo fijos, millones de peonada, es un trabajo que ha costado su tiempo y es una actividad clave en el tejido socioeconómico de muchas zonas. Merecerìa todos los ataque si fuera un sector marcado por la irresponsabilidad y el fraude,que no es el caso. Pero, no se puede utilizar el aceite, a partir de las formas de análisis empleados, con varias lagunas, para hacer un ranking de buenos y malos en una cuestión tan seria como los mercados. Y, ante este tipo de actuaciones, algo deberían decir las Administraciones con competencias en la materia sobre la calidad de los aceites...

Hay 4 Comentarios

La verdad, es que es preocupante que toda una institución como la ocu, que deberiá tener una alta crediblilidad ya que muchos usuarios es ahí donde van a ir a informarse, es un apena que no goze de una confianza del 100% y puede pensarse que en algunos puntos pueda estar corrompida,
no deberiá caber lugar a dudas con organizaciones de este calado...

un saludo!!

Your majesty said

La OCU, publicó hace tiempo un estudio sobre la leche líquida, donde existían errores de un profundo calado. No sé de aceites; pero sí de leche. Si el estudio está igual hecho, y con el mismo criterio de "hacer caja" , el informe no es creible. La OCU no es creible. Por muy "consumidoras" siglas sobre las que se esconden. ¿Quien controla al que dice defendernos?

the spanish oil brand is a fake

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Sobre el blog

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Vidal Maté

Vidal Maté. Soy periodista y pequeño agricultor. Nací y viví pegado al campo y al mundo rural. Aprendí de agroindustria y la distribución para seguir el calvario (ahora se llama cadena alimentaria) que siguen los productos agrarios hasta el consumidor. Dicen que soy un histórico - he visto pasar a todos los ministros - y un tipo crítico. Nunca me he casado con nadie. Defiendo un futuro para el mundo rural. Soy trigo limpio.

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