El pasado uno de octubre,coincidiendo con el inicio de la campaña de importaciones de frutas y hortalizas de invierno, se inició la aplicación del acuerdo agrícola entre la Unión Europea y Marruecos. Este acuerdo supone prácticamente libertad total de entrada de ese tipo de productos, con la excepción de seis que se han calificado como sensibles, donde se han fijado contingentes anuales y un sistema de preferencias arancelarias para pepino, calabacín, ajo, fresa o clementina y donde destaca el tomate que pasa de 233.000 a 285.000 toneladas. La preocupación en el sector ya no es sólo ese aumento de contingentes, sino que, en el pasado, no se cumplieran ni los volúmenes de entradas ni los precios de acceso, mientras Bruselas miraba para otra parte y se hundían los mercados.
La entrada en vigor de este acuerdo coincidió con la visita a ese país de una delegación de empresarios españoles acompañando al presidente del gobierno donde, entre otras cosas, se acordaba la máxima colaboración entre ambos estados para aumentar las posibilidades de inversión y España presumía de una balanza positiva.Es muy probable que, dada la tecnología de las empresas españolas en materia de infraestructuras, en un marco de estabilidad y buenas relaciones, aumente la actividad de las mismas en esos sectores y que se incremente la presencia española en transporte, obras públicas o desarrollos urbanísticos, ahora que aquí están mano sobre mano. Sin embargo, en ese contexto de buenas relaciones, ha quedado olvidada la cuestión agrícola donde, el sector de las frutas y hortalizas es el principal afectado negativamente por las exportaciones de ese país hacia el conjunto de los países comunitarios. En este acuerdo, como en otros que quiere suscribir la Unión Europea, caso de Mercosur, el sector agrario es el principal sacrificado vía apertura de importaciones para facilitar las exportaciones comunitarias de productos industriales.
En el acuerdo con Marruecos, con todo el sector agrario en contra, las negociaciones se cerraron nada menos que en diciembre de 2009. Durante estos casi tres años, se ha producido la ratificación del mismo por el conjunto de organismos e instituciones de ambas partes, hasta recibir luz verde el pasado mes de febrero por el Parlamento Europeo. El sector agrario español, y también los agricultores de otros países al sur de la Unión Europea, dieron en la Eurocámara la última batalla para evitar la entrada en vigor del mismo por considerar es gravemente perjudicial para los intereses de los productores comunitarios y en defensa del mantenimiento de estas explotaciones. Pero, el Parlamento empleó una doble vara de medir.
Hace solo unos meses, ese mismo Parlamento, con los votos de los países del centro y norte de la UE, se opuso a la prórroga del acuerdo de pesca con Marruecos alegando que ese país no cumplía una serie de derechos humanos. El acuerdo pesquero beneficiaba fundamentalmente a España, cuyos barcos se hallan hoy amarrados.
En el caso de las frutas y hortalizas, frente a los planteamientos esgrimidos por una mayoría de los europarlamentarios de los países del sur para rechazar el acuerdo, esos mismos eurodiputados del norte y centro de la UE apoyaron un acuerdo agrícola que beneficia a sus consumidores, que aumenta la oferta de frutas y hortalizas y baja los precios en los mercados en perjuicio de los intereses de los productores de frutas y hortalizas de los países del sur. En este acuerdo, los eurodiputados de los países del norte obviaron lo del respeto a los derechos humanos. Con el mismo, no solo se benefician además los consumidores de los países comunitarios del norte, sino que abre puertas a las exportaciones hacia Marruecos de productos industriales de esos mismos países, entre otros, derivados lácteos, conservas de carnes, cereales o aceites vegetales como el girasol, no al aceite de oliva español.
En una economía más globalizada, donde cada vez se abren más las fronteras, es preciso asumir esa realidad. Pero tratando de que las condiciones de producción y las exigencias fitosanitarias o sobre el bienestar animal en el caso de los productos ganaderos, sean las mismas para todos. Bruselas tiene la obligación de defender la preferencia comunitaria. España es competitiva en frutas y hortalizas por calidad y servicio a distribución, pero en muchos casos, resulta difícil competir con salarios de 0,5 euros hora en Marruecos frente a los cinco euros en España o con el uso de productos fitosanitarios aquí prohibidos. Más apertura de fronteras para todos, pero incluidos los países industrializados, como Japón o Estados Unidos que, en el caso de las frutas y hortalizas, se han inventado barreras fitosanitarias para proteger a sus agricultores, o con estrategias de paralizar las mercancías en los puertos con controles de seguridad para desanimar a los posibles exportadores. Acuerdos sí, pero que los mismos tengan un equilibrio para no acabar con sectores competitivos como las frutas y hortalizas, clave en la actividad agraria de un país, que supone 37% de su Producción Final Agraria con unos 400.000 puestos de trabajo.
Hay 3 Comentarios
,,,,99% de los siguen UNA DIETA deberían MIRAR ESTE VIDEO: http://su.pr/1xuU15
Publicado por: BLOG 99% LO DEBEN SABER | 09/10/2012 17:57:05
¡Que se pongan los guantes las suecas! Que se la limpien ellas
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 09/10/2012 0:29:19
Creo que es este entre todos los artículos que he leído, el que más me ha gustado. El que mejor describe la ausencia de una política seria y honesta en materia agroalimentaria y en general lo perjudicial que resulta para el sector primario español, el mercado común europeo.
Se atreven. Se atreven a hablar de derechos humanos solamente cuando ven peligrar sus economías. Ahora nos toca a nosotros atrevernos. Porque son los Derechos Humanos de los ciudadanos españoles los que están en riesgo. Y si unos cuantos ganaderos junto a hábiles pescateros se atreven a maltratarnos, hay que quejarse. Gritar hasta dejarlos sordos, porque al carecer de educación, de sentido de la equidad y del equilibrio, no es posible establecer otro tipo de comunicación.
No se trata de divertirles con una tomatina. Se trata de dejarles comer sin garantía alguna de higiene y de mirar a otro lado, como hacen ellos.
Primero se aludió a mercados pobres a los que un gigante mercado europeo les condenaba a la pobreza. El toque, a España. Las subvenciones, a España. El paro, a España.
Posteriormente, y en relación al cultivo de la fresa al objeto de reducir el cultivo de hachís, dejamos mucho que desear en mi opinión.
No hay quien tosa a los británicos en materia pesquera, pero a nosotros nos pueden echar toda clase de virus. Casualmente ni provocamos la crisis de las vacas locas ni la del "pepino".
Es hora de pagar con la misma moneda a quienes nos insultan, maltratan y vejan. Es hora de quitarnos del medio y dejar que la falta de higiene no nos afecte. La falta de higiene es de unos y otros. En cuanto a nosotros ya nos cansamos de ser sus "chachas". Que se remanguen y se ahoguen en su propia porquería. Y que se metan el salmón por donde parece ser que les sale.
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 09/10/2012 0:09:49