Primera instalación de un agricultor joven, solo cosa de ricos

Por: | 13 de mayo de 2013

La Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos, Coag, acaba de hacer públicos datos de un informe referido al relevo generacional en el campo y a la incorporación de los jóvenes a la actividad agraria en el marco de sus esfuerzos bajo el slogan, ”Mamá, quiero ser agricultor”, para apoyar un relevo generacional.

No es un secreto que nos hallamos ante una población gravemente envejecida donde solamente el 5,3% de los agricultores tienen menos de 35 años, mientras el 56,3% superan los 55años. El dato novedoso más importante de este estudio es el hecho de que en 2012 hayan  presentado solicitud en las comunidades autónomas para primera instalación en la actividad agraria 5.803 jóvenes, frente a los 3.246 que lo hicieron en el ejercicio anterior, y de una media en los años precedentes de menos de 2.000 personas.

A primera vista, en una situación de crisis como la actual, este aumento del número de jóvenes que quieren acceder oficialmente a la actividad agraria, tiene el riesgo de interpretarse,no lo ha hecho Coag, como el mejor síntoma de que el campo se hubiera convertido en una especie de salida al problema del paro. Sin embargo, la realidad es que ese aumento de solicitudes tiene otras lecturas muy diferentes que impiden hacer valoraciones optimistas y casi eufóricas que hemos visto en los últimos días cuando se indicaba alegremente que los jóvenes vuelen al campo y como que se acabó el problema del relevo generacional.

En primer lugar, cabe señalar que, de esas casi 6.000 solicitudes de ayuda para una primera instalación en el sector agrario, hay una mayoría que se han quedado en simples solicitudes, ante la no existencia de fondos para estos fines en las comunidades autónomas. Ante la falta de recursos, de lo primero que se quita es de la política del territorio o de la agraria.

En segundo término, la realidad es que ese aumento de solicitudes, más que una salida a los problemas del paro, constituyen simplemente un refugio, la posibilidad para miles de jóvenes de agarrarse a algo, por falta de otras posibilidades. Es, en su mayor parte, el punto seguido de una resignación. No son personas que llegan de nuevas al campo. Solicitan esa primera instalación jóvenes que en la actualidad ya se hallaban trabajando, bien en la propia explotación familiar y que optan por quedarse ante la falta de salidas en el exterior,construcción,actividad industrial o servicios, como hicieron siempre y que, ante el panorama actual, optan por quedarse. Solicitan esa primera instalación jóvenes que en su día salieron de la explotación hacia otras actividades y que en este momento, con el paro a cuestas, tienen la posibilidad de volver a la explotación familiar o a reiniciar tímidamente una nueva sobre alguna base territorial  familiar.

Instalarse hoy día en la actividad agraria para una persona joven, no es una decisión voluntarista o de vocación, con eso de “Mamá, quiero ser agricultor”, o las campañas oficiales llamando a la juventud  como una  profesión digna  e indispensable para la sociedad, que lo es. Instalarse como agricultor es hoy una cuestión de rentabilidad, de disponer en el medio rural de todos los servicios que en la actualidad disponen los ciudadanos de los medios urbanos y, sobre todo, es una cuestión de recursos e inversión. Hay que tener mucho dinero para montar un negocio caro, a la intemperie, bajo la capa del cielo, de rentabilidad escasa.

En líneas generales si uno es un tipo joven con ganas de funcionar en la actividad agraria, de ir al campo como una primera instalación y no parte de la existencia ya de una  explotación familiar, en primer lugar se requiere capital. Hay que disponer de muchos recursos propios, porque si uno espera los créditos de entidades financieras, el joven puede llegar a viejo,además de dejar en prenda a toda la familia. Aunque todo suma a la hora de apoyar la sostenibilidad de los territorios, en las actuales circunstancias, solo pueden desembarcar en el sector agrario, como una primera instalación, sin  una base familiar, jóvenes para desarrollar una agricultura casi testimonial, para pequeños nichos de mercado en la actividad agrícola o con mini explotaciones ganaderas. Pero, para ser realmente un profesional, la inversión supera todas las posibilidades de una personan joven con  unas necesidades medias entre  los 150.000  y los 200.000 euros para adquisición de equipos completos de maquinaria, compra de animales e instalaciones, el caso de una explotación ganadera Si es en propiedad, disponer de tierras, hoy a un precio mínimo  de 6.000 euros la hectárea de los secanos, es una empresa imposible y con cada día mayores dificultades para arrendar tierras con derechos de ayuda. Ahí deberían estar las fórmulas asociativas, pero  eso no es una cultura que se instale de la noche a la mañana.

Ante una situación de falta de salidas al paro, es seguro que existen muchos jóvenes que, a pesar de tener un medio rural con servicios básicos deficientes en  materia de educación, sanidad etc.. optarían por apostar por la agricultura o la ganadería. Pero, la realidad es que, hacerse hoy agricultor o ganadero para un joven,sin  isponer ya de una base familiar,es un objetivo caro,imposible.

Lo de San Isidro a la sombra y los bueyes arando, era otra historia. Y, encontrar un relevo generacional  al santo, parece cada día una empresa más difícil.  

Hay 2 Comentarios

Esta realidad, la financiera, no las cifras, contrasta con el apoyo económico y financiero del que disponen jóvenes europeos de países en los que no hay tierra disponible. Pese a la escasez, a la casi inexistencia de tierra cultivable se acomete la implementación de cultivos y la explotación de productos en condiciones adversas y/o a contrarreloj.
No son la causas la tierra o el capital del problema económico. Son la desidia y la pobreza de miras las causas de la desertificación. Abandono... y muerte.

El nº de explotaciones agrarias familiares tiende a cero. Si miramos las cifras de abandonos e incorporaciones la tendencia es clara. Pero es que, además, como bien dice usted, las incorporaciones no se corresponden a nuevas explotaciones (como suelen vocear los políticos cuando se ponen la medalla correspondiente), sino a relevo generacional en granjas ya existentes. Así, si por cada 100 agricultores que se jubilan, hubiese 50 que no tienen relevo familiar (y la realidad es que son muchos más), entonces dentro de "x" años el nº de explotaciones será la mitad que ahora, y al cabo de "y" años, la cuarta parte, etc...
Sólo las explotaciones que crezcan lo suficiente para poder transmitirse como negocio (no como medio de vida del titular) sobrevivirán al final.
Soluciones? (en caso de que hagan falta) Estructurales: el medio rural debe ser un asunto transversal (perdón por el palabro), es decir debe estudiarse la influencia en el medio rural de cualquier legislación, no sólo de la específica (especialmente en educación, sanidad, servicios sociales, comunicaciones e impuestos). Buena parte de las medidas exceden claramente el ámbito agroganadero y tienen que ver con lo que usted, muy acertadamente, apunta: calidad de vida en el medio rural. Por ejemplo, parecía que internet sería una gran oportunidad para los núcleos pequeños, y sin embargo... la brecha digital (conexiones de bajísima calidad) es un obstáculo más para poder instalarse en estas poblaciones.
Y es que el medio rural es mucho más que la actividad agraria...

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Trigo Limpio

Sobre el blog

Hablaremos de la política agraria, de los políticos que la ejecutan, de los agricultores y ganaderos que la sufren o disfrutan, de la agricultura y la ganadería, de la agroindustria, el consumo y del mundo rural

Sobre el autor

Vidal Maté

Vidal Maté. Soy periodista y pequeño agricultor. Nací y viví pegado al campo y al mundo rural. Aprendí de agroindustria y la distribución para seguir el calvario (ahora se llama cadena alimentaria) que siguen los productos agrarios hasta el consumidor. Dicen que soy un histórico - he visto pasar a todos los ministros - y un tipo crítico. Nunca me he casado con nadie. Defiendo un futuro para el mundo rural. Soy trigo limpio.

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