Como una actividad a la intemperie, en la mayor parte de los casos con las puertas abiertas y sin candados, los robos en la actividad agraria, al margen de los de guante blanco de los intermediarios que denuncian, pero a los que no ponen soluciones los agricultores o ganaderos, han existido siempre. Al campo nadie va a dejar y, generalmente, se va a pillar.
En un primer peldaño de los robos en el campos se pueden colocar los de siempre, los de las producciones de campaña, todo tipo de frutas, menos, hortalizas, ajos, aceituna, actuaciones protagonizadas generalmente por personas individualmente o pequeños grupos con vehículos de tipo medio. De esas actuaciones no han escapado los corrales y las tenadas de ovino en periodos de parideras para llevarse las camadas de corderos o los lechones en épocas de fiestas.
Un segundo peldaño en esta dinámica, agravado por la crisis, ha sido el aumento de los robos de medios de producción claves para la actividad agraria como elementos de riego, desde los motores a las instalaciones, robos de cobre y aperos de labranza en tamaño medio donde ya han entrado grupos o bandas más organizadas donde Coag ubica fundamentalmente a españoles y rumanos y de los que en 2012 se cursaron más de 23.000 denuncias.
Hoy parece hemos entrado en una tercera fase en el campo donde ya tampoco está segura la maquinaria pesada utilizada en el sector, desde los tractores con todos sus aperos a las cosechadoras. Antaño, los tractores eran como una muralla, un escudo que se ponían a la puerta de una nave para que no se robara lo que había dentro y los hombres hacían guardia en las eras, acabada la bielda, para evitar el robo de los sacos de trigo en tiempos de escasez. Muchos pastores, en épocas de parideras optaban por dormir en las tenadas y corrales para evitar los asaltos.
El cuarto peldaño está en la propia seguridad de las personas y sus enseres, miedo ue ya dio lugar a que, en esos pequeños pueblos donde hace unos años se dejaban toda las puertas abiertas, hoy se eche la llave ante cualquier ausencia, aunque solo sea por unos minutos.
El otro día, a mi amigo “El Boni”, en Morata de Tajuña, a la vuelta de la esquina de Madrid, no en un valle abandonado, entre montañas, donde no pasa un alma, con cuartel, policía local y guarda de campo, le robaron el John Deere en la parcela, mientras hacia la recolección de los ajos. Como tantas veces sucede en el sector, para no perder tiempo sacando los aperos o regresar a casa con toda la maquinaria, la misma duerme en el campo. A la mañana siguiente el tractor John Deere había desaparecido. Los ladrones o sus cercanos, sabían todo de las costumbres de “El Boni” y habían elegido el modelo, día y la parcela con un terreno adecuado para cargar el mismo en un camión para su transporte. Cuando hizo la denuncia, le dijeron que bien podía estar de camino hacia un país del este. Hace un tiempo, a otro agricultor del pueblo, “El Pindoque” también se lo intentaron robar de su propia cochera, pero fueron detenidos con las manos en la masa.
Con Rubalcaba en Interior, los socialistas pusieron en marcha un plan para mejorar la seguridad en el medio rural, cuando ya se habían desmantelado cientos de puestos de la Guardia Civil y sustituyendo los mismos por flotas de vehículos recorriendo, de vez en cuando, los caminos de una veintena de pueblos. Proteger, “como Dios manda”, el medio, el 85% del territorio, con sus más de 8.000 pueblos, es una tarea compleja y difícil. Vivir en ese medio rural semi abandonado, sobre todo para determinados segmentos de la población, como personas mayores o niños, conlleva importantes carencias, en unos casos de movilidad y en otros de servicios públicos que solo se superan con la solidaridad de los vecinos. Ahora, a todo eso, se suma además la propia seguridad de los enseres y las personas y se pone aún más difícil vivir en ese medio rural semi abandonado.
Estamos de acuerdo en que, el primer elemento para la sostenibilidad del territorio es la actividad agrícola y ganadera y que, sólo por eso, merece reconocimiento y apoyo. Hay una parte del territorio donde existen unas estructuras de municipios de tamaño mediano o grande, cuya continuidad está más asegurada al convivir la actividad agraria con otras economías. Sin embargo, en otra gran parte del país, especialmente en la mitad norte de la península, donde dominan los pequeños pueblos con escasos vecinos, el problema se agrava y tienden hacia su desaparición. La actividad ganadera sujeta a los ganaderos y les obliga a estar pegados a las explotaciones,a vivir en el mismo medio. Esas cabañas ganaderas están desapareciendo, especialmente en ovino o vacuno. Por el contrario, una gran parte de la actividad agrícola no requiere vivir permanentemente en el territorio y eso, junto a las necesidades de educación o servicios de los hijos, está dando lugar a diferenciar el lugar de residencia del agricultor con el de trabajo. Eso supone que, en unos pocos años, miles de esos pequeños pueblos se van a convertir durante la noche en poblados vacios, fantasmas, que nadie va a vigilar, salvo que los propios agricultores contraten sus propios servicios de seguridad.
Es probable y está bien, que los presupuestos contemplen la existencia de tres personas para acompañar al ministro del Interior, muchas mañanas, a la misa de ocho en la iglesia de la Clarisas en el Paseo de Recoletos en Madrid. Hay que proteger a los políticos, aunque no de las monjas. Pero no se puede dejar en la casi total inseguridad que denuncian las organizaciones agrarias a ese territorio ya marginado en otros servicios. Antaño, desde aquellos, en muchos casos, cuarteles desvencijados, la Guardia Civil conocía los movimientos de todos los vecinos de las comarcas.Ahora,algo ha cambiado. A mí, en un minifundio de pueblo, inundado por vascos de verano, hace unos años me quemaron la bodega con un coctel. Nunca más se supo. Contraté seguros.
Hay 8 Comentarios
Somos una industria al aire libre. Por razones de complejo análisis, hay una tendencia creciente a que cada uno haga lo que le salga de las narices. Todos piden derechos; pero nadie plantea deberes. Aquí en la Sierra de Madrid nos roban los chotos y nos roban las ovejas. No es para vender. Es para comer. Sólo pedimos que no nos maten las novillas. Por un choto frisón nos pagan 50 euros, por una novilla de vocación láctea, nos pagan 2000 euros. No confiamos en casi nada; sólo por tener suerte y que no nos destrocen todo. Es tremendo el crecimiento de los robos en el campo. Abandonaditos nos tiene es Estado supuestamente protector. Aquí va a pasr algo gordo. Va a pasar como en Egipto que se puso todo el mundo en pié de guerra y nadie había comentado nada. Sólo se enteran de las cosas cuando ya no teien remedio. ¡Viva el campo, si no nos matan a todos!
Publicado por: trilobite | 24/07/2013 15:26:26
En este bendito pueblo nos ponemos todos los días la venda en los ojos del todo va bien. Recorriendo en bicicleta la vega se observa el total abandono no sólo de las tierras plagadas de rastrojos sino de las chabolas levantadas en propiedad de nadie. Hurtos, destrozos en el campo y en el pueblo que disculpamos con el "que no nos toque...." Un retroceso de 30 años en la evolución de nuestro país ...comunidad...pueblo. Ya no importa tanto quién o quienes lo propiciaron, urge resolverlo.
Publicado por: Cristina Navarro Garcia | 24/07/2013 12:04:12
Si como bien le dijeron, el tractor que le robaron al "Boni" iba camino de un país del Este, está casi todo dicho. Las ventajas de la inmigración descontrolada. Busquen la solución que la hay. El campo está como una CALDERA a punto de estallar.
Publicado por: Pacato | 24/07/2013 11:00:46
hola vidal, ya que segun dices unos desapresivos te quemaron la bodega, mira a ver si nos deja la suya tu primo aurelio, y que nos prepare unas cocochas, que dice que las borda.un saludo.
Publicado por: alvaro arnaiz | 24/07/2013 10:45:47
El artículo es muy correcto, pero no plantea soluciones. Si se apostara por modelos agrarios no centrados en el monocultivo y la sobreexplotación, habría siempre una bolsa de agricultores en temporada de barbecho que podrían ejercer de vigilantes de refuerzo de la Guardia Civil con ayudas de las administraciones públicas.
Publicado por: Macc | 23/07/2013 14:58:06
El artículo es muy correcto, pero no plantea soluciones. Si se apostara por modelos agrarios no centrados en el monocultivo y la sobreexplotación, habría siempre una bolsa de agricultores en temporada de barbecho que podrían ejercer de vigilantes de refuerzo de la Guardia Civil con ayudas de las administraciones públicas.
Publicado por: Macc | 23/07/2013 14:58:05
Todos sus artículos me interesan mucho y me encantan. Pero este todavía más. Porque centra y sitúa los problemas junto a las personas. No generaliza ni relativiza con cifras o estadísticas cuanto documenta. No le hace falta. Habla claro y nos ilustra y llega a nuestra conciencia cívica como ningún otro periodista.
No hay derecho a que unos sean mejor o mayor protegidos que otros, cuando no existen diferencias a la hora de dejarse la vida en el día a día, en el esfuerzo que conlleva un trabajo del que nos beneficiamos todos.
Queremos calidad, consideramos la actividad del sector primario fundamental. Queremos que se mantenga y crezca en un país en el que la Industria ha sido y es deficitaria y el mercado cautivo. Por lo tanto, estamos obligados a que esta denuncia sea asumida y compartida por todos los españoles, de centro o periferia; de pueblo o de ciudad.
Gracias
Publicado por: Belén Mtnez. Oliete | 22/07/2013 20:04:17
Pues si el medio ambiente esta en peligro y cuando mas esta es en verano ya que están las cosas mas secas.
También a veces es por culpa de la gente que llega a incendiar y miles de hectáreas y gracias a ellos de vez en cuando nos están dejando sin campo.
Publicado por: alquiler oficinas Madrid | 22/07/2013 10:37:55