Más de medio año después de finalizadas las negociaciones, según la información del gobierno español, el rey de Marruecos Mohamed VI acaba de ratificar con su firma el acuerdo de pesca entre la Unión Europea y ese país, que va a suponer en inicio en los próximos meses de la actividad de 120 barcos comunitarios de los que un centenar serán españoles. Oficialmente, la firma se ha producido coincidiendo con el viaje del rey de España, Felipe VI y la misma se ha presentado como el primer resultado positivo del monarca en visita a un país. Sin embargo, conociendo los entresijos que históricamente han envuelto las negociaciones en materia agraria y pesquera entre Bruselas y Rabat, hay argumentos para señalar que, además de la visita, han existido otras razones al margen de las relaciones de hermandad entre ambas familias reales y un gesto hacia un país hermano.
Tras la paralización de la flota en diciembre de 2011, Rabat y Bruselas suscribían en diciembre de 2013 un nuevo acuerdo, ratificado inmediatamente por las instituciones comunitarias. Para su entrada en vigor, solo faltaba su ratificación por las instituciones de Marruecos y, finalmente, por el rey Mohamed VI. Sin embargo, frente a la urgencia con la que los pescadores comunitarios y la propia Comisión reclamaban esa ratificación marroquí, Rabat, una vez más, se tomó las cosas con calma.
Dando un mensaje de optimismo al sector, en marzo de este año, el Ministerio de Agricultura señalaba, en una nota oficial, la satisfacción del gobierno español por la ratificación definitiva por parte del rey Mohamed VI de un acuerdo de pesca sostenible desde una perspectiva económica, social y medioambiental entre la UE y Marruecos. “Sólo a falta-decía- que se comunicara esa firma a Bruselas” para iniciar el proceso de vuelta de los barcos a los caladeros de ese país y a las aguas del Sahara administradas por Rabat. Los barcos siguieron amarrados. Pero no fue esa la única firma, sanción o ratificación por la corona antes de la actual. Dos meses más tarde, alimentando ya un clima de confusión,en junio pasado el mismo Ministerio de Agricultura volvía a señalar la satisfacción del gobierno por la sanción por parte del rey Mohamed VI del acuerdo de pesca entre Marruecos y la Unión Europea, reiterando nuevamente que, tras ese trámite, solo faltaba la comunicación a Bruselas para su entrada en vigor. Siguiendo con este proceso, el pasado 14 de julio la nueva ministra señalaba su confianza en una rápida ratificación del acuerdo por parte de Mohamed VI, confiando plenamente en que fuera uno de los temas planteados por el monarca Felipe VI, como así fue, y así se ha constatado en los resultados del viaje.
A la vista de las comunicaciones emitidas por el gobierno español en relación con esta firma, sanción o ratificación del acuerdo por el rey Mohamed VI, solo cabrían dos explicaciones. La primera, que sin informaciones fiables de Rabat, Agricultura se lanzara una y otra vez a la piscina para señalar la vuelta inminente de los barcos a esos caladeros, algo que, sin embargo, si no era cierto, iba contra la propia credibilidad de la administración, con riesgo de crear tensiones en el sector. Segunda, que Rabat diera informaciones no acordes con la verdad para mostrar su buena disposición ante otras negociaciones en marcha con la UE y que el Ministerio español las diera por buenas.
Al margen de estas maniobras para la confusión sobre la firma o ratificación del último acuerdo, la realidad es que las negociaciones entre la Unión Europea y Marruecos han estado históricamente envueltas en una guerra cruzada de intereses. A Bruselas le interesa Rabat, además de por a la pesca, por otros aspectos como la seguridad o la inmigración en esa zona. A Marruecos, por su parte, le interesa fundamentalmente el mercado comunitario para dar salida a unas producciones agrícolas en expansión que, en muchos casos, como el tomate, entran actualmente sin cuartel, sin respetar precios ni contingentes, hundiendo los mercados y, con España como el principal país perjudicado por coincidencia de campañas.Y, en esta, como en anteriores negociaciones de los acuerdos de pesca, Rabat ha tratado de llevar aparejada la pesca, donde considera tiene una posición de fuerza por la dependencia española de esas aguas, con las agrícolas donde se oponen los países del sur de la UE y tienen el apoyo de los del norte.
En los últimos meses escenario de este proceso de no ratificación del acuerdo pesquero, no estaba sobre la mesa la negociación de un nuevo acuerdo agrícola. Sin embargo, han sido un tiempo de negociaciones en Bruselas sobre la modificación del sistema de controles en frontera para imponer una mayor transparencia de los envíos de tomate desde Marruecos y poner coto al fraude en las importaciones, donde en medios comunitarios se ha llegado a hablar de presiones y hasta de chantaje de Rabat, con la pesca en la manga. Finalizadas esas negociaciones, es cuando el rey marroquí habría dado luz verde al acuerdo de pesca, para la Administración española, oficialmente por tercera vez en cuatro meses, en esta ocasión coincidiendo con el viaje de un rey amigo. A la tercera va la vencida y se supone que sea la buena. Además, la firma, ahora es palabra de reyes….