Margaret Thatcher murió el miércoles por la tarde, según informó una agencia de noticias sin periodistas porque se lo oyó a una persona que decía ser, y no era, Carla Bruni, mientras la Dama de Hierro seguía vivita y coleando. ¿Suena enrevesado? Sí. ¿Absurdo? También. ¿Inútil? No. La concatenación de absurdos que hizo posible esta historia tiene un altísimo valor didáctico.
Todo empezó por culpa de un hombre italiano que, por el motivo que sea, se hacía pasar por Carla Bruni en Twitter. Creó una cuenta, llamada @CBruniOfficial, le puso una foto de la ex primera dama francesa y empezó a tuitear en su nombre. No sabemos qué decía exactamente, porque la cuenta se ha borrado, pero sí tenía engañados a unos cuantos miles de incautos que no sabían que la cuenta real de Bruni es probablemente esta otra y está abandonada desde febrero de 2009. En todo caso, las dos cuentas son prácticamente indistinguibles.
Este hombre que no era quien decía ser tenía como seguidor a una empresa que tampoco era lo que decía ser: Les News, una cuenta de Twitter que se vende como agencia profesional de noticias globales pero que, si miramos su página web, vemos que solo existe en la red social y que la llevan nueve (!) voluntarios (!). También es indistinguible de una agencia real. De hecho, tiene 100.000 seguidores, que no es moco de pavo.
Estos dos elementos se encontraron el miércoles de marras, cuando a la falsa Carla Bruni se le ocurrió tuitear lo siguiente:
Es decir, que "el embajador del Reino Unido acaba de anunciarnos la muerte de Lady Margaret Thatcher". No era más que una broma clásica de Twitter (donde todos los días se anuncia la muerte de alguna personalidad pública que sigue viva). Hasta que lo vio la pseudo-agencia Les News, lo entendió como una noticia confirmada y se lo retransmitió a sus 100.000 seguidores.
Durante un par de horas del miércoles, Maragaret Thatcher (que andaría haciendo sus cosas, suponemos, ajena a todo esto) estuvo muerta. Así lo comunicaron quienes seguían a Les News, pensando que era una agencia de noticias de verdad y no una cuyas únicas fuentes son cuentas de Twitter; y así se lo hicieron saber a diferentes personas que también se lo creyeron.
Tuvo que llegar un periodista de verdad, Gill Penlington de la CNN (que sí es quien dice ser, lo que se le recompensa con mil seguidores, 100 veces menos que Les News), para poner punto y final a la historia. Llamó, como debe hacer un periodista, a los representantes de Thatcher y confirmó que la Dama Hierro seguía con vida.
CNN has spoken to #Thatcher official spokesperson, she is alive and well. Rumours incorrect.
— Gill Penlington (@GillPenlington) May 9, 2012
Les News confesó su error y luego borró todos los tuits relativos al asunto. La cuenta falsa de Carla Bruni desapareció de Twitter. Y todo volvió más o menos a la normalidad.
No conozco una ninguna historia que entremezcle tan bien los defectos que tiene Twitter como herramienta de comunicación. Porque todo lo ocurrido es pefectamente lógico: si Twitter es un lugar donde los famosos tienen miles de seguidores, es normal (aunque negociablemente ético) que haya gente que quiera hacerse pasar por ellos y gozar de ese seguimento. Si Twitter es un lugar donde la gente intercambia información libremente, es lógico que haya mentiras. Si es un lugar que refleja casi toda la actualidad, es lógico que alguien crea que puede ser una agencia de noticias. Más que lógico, es inevitable.
Y al final ocurren estas cosas. Mientras en el mundo real no pasó absolutamente nada, en Twitter una primera dama en funciones asesinó a la ex dirigente de un país y engañó a 100.000 personas antes de que se demostrara que no era la primera dama, sino alguien que suplía su identidad, y que la muerte era mentira. Qué invento más fascinante. A Shakespeare le hubiera encantado.
En la imagen anterior, Margaret Thatcher (KIERAN DOHERTY / REUTERS)
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Publicado por: Quick Query | 14/05/2012 16:00:56