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La decadente vida de la gata de Karl Lagerfeld

Por: | 11 de junio de 2012

La 'tuitera' cachorrita de Karl Lagerfeld
Karl Lagerfeld siempre ha pasado por ser un tipo excéntrico. Con la singular estética de Amadeus neogótico que le da el ir constantemente vestido de negro y con el pelo blanco recogido en una peluca, el director creativo de Chanel el tipo de persona que, por ejemplo, necesita tener en todo momento una Coca-Cola o una Pepsi en un vaso de cristal de Baccarat a mano, y ay de a quien se le olvide renovársela cada media hora. Es un tipo de excentrecidad que se asume y, por tanto, no suele llegar a los titulares.

Hasta que llegó Choupette. En una entrevista con la web especializada WWD, Lagerfeld se ha explayado sobre la inquietante obsesión que tiene hacia su gata siamesa, una flamante felina que come en la mesa con él todos los días, a la que ha regalado un iPad y que es el objeto de los cuidados de dos asistentas (una para la noche, otra para el día) que la vigilan cuando él no está en casa. Estas dos improvisadas veterinarias tienen también la obligación de apuntar todo lo que hace en un diario que, en los últimos nueve meses, ha alcanzado las 600 páginas.

"Está mantenida como una mujer", asevera Lagerfeld. "Tiene una personalidad muy fuerte. Come y cena su propia comida en la mesa conmigo, todos los días, porque no quiere comer en el suelo. Duerme en un cojín y hasta sabe usar un iPad. Creo que sería divertido hacer un libro con su diario". Internet, claro, se ha derretido en amor a la gatita bañada en decadente opulencia.

Cuesta saber hasta qué punto el éxito de Mme. Choupette Lagerfeld se debe a la extraña obsesión de Internet con los gatos; cuánto a que es el primer atisbo del corazón de su dueño, que no hace mucho había dicho que no quería tener hijos ("sería muy duro tener una hija fea") y cuánto es por méritos propios. Pero este está siendo su día. Lleva unas 24 horas convertida en un fenómeno viral, de forma más efectiva que cuando, el 10 de mayo, Lagerfeld tuiteó una foto de l'iPet precisamente con el iPad.

Por supuesto, al prestante bicho le ha salido un Twitter falso (como a la pierna de Angelina Jolie cuando, después de los Oscar, recibió una atención similar), en el que contesta a las preguntas de sus ya casi 2.500 seguidores. ¿Qué le gusta más, París o Nueva York? "Es difícil decirlo. En París me entienden, pero los gatos neoyorkinos son más grandes". ¿La veremos en alguna de las campañas de Chanel este año? "Diré que no huyo de la cámara, pero eso es todo lo que puedo revelar de momento". ¿Te tomas una vaso de leche conmigo? "¿Cómo es de cara esta leche que dices? ¿Está fresca? ¿La sirven en un cuenco de cristal? Estos factores son decisivos".

Los orígenes de Choupette son lóbregos. Pertenecía al modelo -y musa de Lagerfeld- Baptiste Giabiconi, que en enero la dejó al cuidado del diseñador mientras se iba dos semanas de viaje. A la vuelta, Largerfeld se negó a devolvérsela. "Era demasiado mona", se justifica ante WWD.

A la insigne gata podremos verla, hasta que se pinche el fenómeno, creando material para el supuesto libro sobre su humor, o tuiteando con el iPad. Lo que no la veremos es vestida con un traje diseñado por su dueño. Porque, ha dicho él, eso sí que es "de circo".

Hay 3 Comentarios

Vivimos rodeados de jilipollas, este tio tenia que estar en la carcel, por xxxxxxx, no se ha enterado que es un gato. El mundo esta lleno de gente con necesidades

Otro que se piensa que los animales son consuelos para su soledad y amargura. Que se tire por un balcón y deje a la pobre gata en paz.

Ya sabía yo que Lagerfeld era un bicho, una horrible persona. Pero no se me había ocurrido pensar que era tan miserable que le robaría el gato a otra persona.

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Tuitología

Sobre el blog

Un blog sobre las ansiedades, ínfulas, confesiones y caprichos diarios que comparten las personalidades públicas en redes sociales. Lo más llamativo del mundo visto por los famosos, lo más delirante de los famosos vistos por el mundo y todo sobre ese insólito punto en el que ambos fenómenos se entrecruzan.

Sobre el autor

Tom C. Avendaño

es periodista. Se hace un lío con el país al que pertenece, si España o Estados Unidos, y suele resolverlo declarándose ciudadano de las redes sociales. Lo de los intereses lo tiene más claro: investigar cuánto dice la cultura popular sobre el mundo en que vivimos.

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