Los programas de telerrealidad no van sobre realidad, sino sobre televisión. Lo que atrae de ellos no es lo que ese componente de supuesta verdad que es la historia, sino el formato con el que se cuenta esa historia. DIcho de otra forma, poca gente se hubiera sometido a la verdad que en teoría retrata Quién queire casarse con mi hijo si ésta se hubiera emitido sin el profiláctico catódico que era ese montaje magistralmente delirante que lo caracteriza.
En el caso del otro fenómeno televisivo de 2012, La voz, el formato no era especialmente revolucionario pero tampoco era estrictamente un reality (era un talent show que dependía, en gran medida, de principios de reality). El componente adictivo del programa recayó, en parte, sobre los hombros de las únicas figuras lo suficientemente estables como para asegurar el enganche a la semana siguiente, a la sazón, los cuatro mentores de los participantes. De estos, el que mejor ejerció su papel de robaescenas fue Melendi. Hoy, ha sido el primero en confirmar que, a pesar de lo que había anunciado Telecinco a medidados de diciembre, no estará en la segunda temporada.
MELENDI TRAIDOR.
— Sr.JimVill (@SrJimVill) January 22, 2013