El desembarco, el lunes pasado, de Hillary Clinton en Twitter fue tan sonado, celebrado y aplaudido que durante las horas que lo precedieron estremecía pensar qué hubiera ocurrido si hubiera tuiteado algo mínimamente relevante. Un razonamiento lógico y, a la vez, erróneo. Sibilina, Clinton había dedicado aquel primer tuit a dar validez a la imagen de superheroína que Internet ha construido sobre ella a sus espaldas: "Gracias por la inspiración, @ASmith83 y @Sllambe", escribió, dirigiéndose a Adam Smith y Stacy Lambe, los dos jóvenes de Washington DC que crearon el fenómeno panegírico y extraoficial Texts from Hillary (Mensajes de Hillary) que tan ubicuo fue el año pasado. "Ya me encargo yo del resto #tuitsdehillary".
Thanks for the inspiration @asmith83 & @sllambe - I'll take it from here... #tweetsfromhillary
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) June 10, 2013
El mensaje parecía brillantemente estudiado: una fórmula elegante para que la figura de Clinton (que no la persona) bajara la mirada a las masas con ojitos de "Oui, c'est moi", de que el objeto de deseo de tantos cibernautas canonizara la deificación a la que le han sometido -Internet, como vehículo de masas, es siempre más amable con los secundarios que con quienes están en primera línea- y aclarara que será ella, y no la esbirra de Obama o la mujer del expresidente Clinton, la que iba a dirigirse al público de ahora en adelante.
La descripción que Clinton hacía de sí misma en su perfil reforzaba categóricamente el mismo mensaje: es un alarde de solemne calculación; un ejemplo de manual de cómo caer bien en Twitter equilibrando de forma quirúrgica autombo y autocrítica (los pilares de la red social). Según ella misma, Hillary Clinton es: "Esposa, madre, abogada, defensora de de las mujeres y los niños, Primera Dama de Arkansas, Primera Dama de Estados Unidos, Senadora de Estados Unidos, Secretaria de Estado, autora, dueña de un perro, icono de belleza, aficionada a los pantalones de traje, rompedora de techos de cristal y TBD".
Hillary Clinton wants to start a new reality show. “We could call it Project Pantsuit.” @cfda #cfdaawards vogue.cm/lHQeR
— Vogue Magazine (@voguemagazine) June 4, 2013
El TBD del final es una obra maestra. Pone fin a lo que prácticamente es una sinfonía del autobombo: primero un movimiento introductorio de tres características generales de HIllary Clinton, luego un adagio de cinco méritos sobresalientes, para compensar, después, con otros tres guiños a sus críticos y, finalmente, la coda bombástica de "rompedora de techos de cristal" antes de la última nota: TBD. To Be Determined. Por determinar. Es decir: que admite tener alguna encarnación que acometer. En el mundo real, esto ha provocado sonoras especulaciones de si Clinton estaba jugando, tras un año, 2012, diciendo que no y seis meses de 2013 de no desmentir rumores, con la idea de presentarse a las elecciones presidenciales de 2016. En Twitter, el TBD ejerce de contrato con seguidores potenciales: el futuro pasará por esa cuenta. Pasen y véanlo.
Comparada con la letárgica descripción del papa -"Bienvenidos a la cuenta oficial de su Santidad el papa [Insértese nombre de quien ocupe el cargo]"-, que es la única figura que ha ejercido la misma expectación en la red social, la de Clinton era un éxito de la connotación y la denotación. Justo la zona en la que Twitter converge con la política.
Esta fue, más o menos, la naturaleza de los análisis que empezaron a brotar por la Red a los pocos segundos de publicarse el tuit (ya había habido un momento de agitación en las horas previas, cuando se dudó si esta cuenta nueva bajo el nombre de Clinton sería o no la oficial: hubiera bastado con mirar que las cuentas oficiales, y verificadas por Twitter, de Bill y su hija Chelsea fueron las primeras en seguirla). El tiempo, sin embargo, ofrece una lectura diferente.
Sobre todo porque la sensatez obliga a esperar al menos 24 horas para constatar el verdadero alcance de este tipo de cuentas. En el caso de Clinton, fue lo que tardó en no tuitear nada más y amasar unos 366.000 seguidores. Por ponerl en perspectiva esto último: la cuenta que Bill estrenó en abril había ganado 250.000 seguidores en el mismo periodo de tiempo. De hecho, Hillary resultó ser marginalmente más popular que el papa Benedicto XVI, que cuando abrió su tan esperada cuenta @pontifex reunió unos 350.000 seguidores. Es decir: en opinión de los usuarios de Twitter, Hillary Clinton es más grande que el papa.
Lo cual en el mundo real tiene una importancia negociable, pero confirma el éxito de la primera parte de la operación. La segunda, el tiempo entre el primer y el segundo tuit de la cuenta, terminó ayer y su significado tiene ahora más peso que hace cinco días. Cuatro días después del histórico estreno, Clinton recordó por Twitter que iba a dar un discurso en la convención anual de la fundación de su marido.
What an incredible Twitter welcome! In my hometown Chicago for #CGIAmerica. 11amET I'll talk about my #BHCCF work bit.ly/CGIa13
— Hillary Clinton (@HillaryClinton) June 13, 2013
El cambio transformó el silencio de los cuatro días anteriores; lo hizo mucho más ladino que casual, como si fuera una forma de alejar en el tiempo la llegada a la red social y el uso real que piensa darle en el futuro (promocionarse). Tiene sentido que haya querido quitarse de encima el lanzamiento y lo diseñara como un acontecimiento en sí mismo: la biografía y el primer tuit estuvieron ahí para que la cosa sonara importante cuando solo tiene el potencial de serlo.
Hello @hillaryclinton! Happy to welcome one of my favorite women in the world to twitter. #45
— Warren Buffett (@WarrenBuffett) June 10, 2013
Cuando el entonces papa Benedicto XVI tuiteó por primera vez, el 12 de diciembre de 2012, separó tanto el lanzamiento de su cuenta (se había estrenado, con mucho bombo y platillo, nueve días antes) de su primer mensaje que éste solo podía resultar genérico y aburrido en comparación con la surrealista especulación que había generado. Ese resultó ser el caso. El tuit pecaba, además, de pretender dejar claro el estilo con el que iba a tuitear desde el primer momento, cuando el estilo es algo que se adquiere a base de soslayado ensayo y error.
Clinton ha sido más astuta y ha dejado que el desagradable trance de la atención mediática y la presión sobre el siempre sobrevalorado primer tuit de la cuenta de un famoso pasara; qe la presencia la "rompedora de techos de cristal" en Twitter ya sea algo asimilado. Luego lanzó el tuit promocional de su agenda. Para entonces, ya da igual. Se ha quitado de encima el escrutinio de los medios. En ese sentido, Twitter tenía razón. Hillary Clinton ha sido más grande que el papa.
Hay 10 Comentarios
solo para comentar que la sra hilary esta superhermosa de parte de un admirador, si laguien la ve diganle que es mi amor platonico
Publicado por: jose luis | 28/08/2013 21:04:16
Estoy de acuerdo con Tabla de Longboard Francia!
Publicado por: Comida a domicilio | 19/06/2013 15:34:12
¿Ser mas GRANDE que el papa? Le deseo de verdad a esta señora que la INTELIGENCIA DIVINA la provea con los mas altos dones y una espiritualidad tan potente, que pueda ella ser el próximo Presidente de los Estados Unidos e inaugurar una ERA DE PAZ, PROSPERIDAD y ABUNDANCIA para todos los Pueblos de la Tierra. Que así sea !
Publicado por: Beatriz Basenji | 16/06/2013 1:08:10
En verdad, veo que las redes sociales siguen el tirmo del mercado y que serán conocidos superficialmente por los que usan el mercado que es el que domina en la actualidad.
La grande masa del pueblo ni sabe lo que sea. Pienso que esta popularidad es más un juego del dios mercado.
Publicado por: Jorge Solivellas Perelló | 14/06/2013 21:03:50
NO ES OBLIGATORIO ESCRIBIR "PAPA" CON MAYÚSCULA:
Diccionario Panhispánico de dudas:
4.31. Los títulos, cargos y nombres de dignidad, como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., que normalmente se escriben con minúscula (→ 6.9), pueden aparecer en determinados casos escritos con mayúscula. Así, es frecuente, aunque no obligatorio, que estas palabras se escriban con mayúscula cuando se emplean referidas a una persona concreta, sin mención expresa de su nombre propio: El Rey inaugurará la nueva biblioteca; El Papa visitará la India en su próximo viaje.
Publicado por: Maribel | 14/06/2013 19:46:56
Perdón, deslicé una errata en mi mensaje anterior. Es "panhispánico".
Publicado por: Jorge | 14/06/2013 19:42:15
gramaticus: No es cierto lo que dices. de Hecho, según el diccionario panispánico de dudas, es conveniente escribir papa en minúsculas. Literalmente dice, respecto a casos en los que se deben usar las minúsculas:
6.9. Los títulos, cargos y nombres de dignidad como rey, papa, duque, presidente, ministro, etc., se escriben con minúscula cuando aparecen acompañados del nombre propio de la persona que los posee, o del lugar o ámbito al que corresponden (el rey Felipe IV, el papa Juan Pablo II, el presidente de Nicaragua, el ministro de Trabajo), o cuando están usados en sentido genérico (El papa, el rey, el duque están sujetos a morir, como lo está cualquier otro hombre)
Publicado por: Jorge | 14/06/2013 19:41:02
En castellano, Papa siempre es con MAYÚSCULAS.
Publicado por: gramaticus | 14/06/2013 16:25:43
Mas grande no se pero igual de manipuladora casi seguro.
Publicado por: Tabla de Longboard Francia | 14/06/2013 16:08:56
I do not buy it.
Publicado por: carlos | 14/06/2013 4:53:42