El Año de Turing

El Año de Turing

La informática a la que recurrimos para tuitear o hacernos una resonancia magnética es en esencia Alan Turing, uno de los científicos más importantes de la Historia. Fue un hombre generoso que afrontó con genialidad lógica horrores como el Nazismo pero al que el mundo devolvió sólo injusticia. Acercamos su obra a los lectores para que comprueben lo importante que fueron sus aportaciones. Creó la Informática tal y como la conocemos.

Sobre los autores

Este blog es una obra colectiva en la que participarán científicos y expertos españoles y extranjeros cuya obra haya bebido de las aportaciones de Alan Turing. Aunque principalmente recogerá los avances científicos en la Informática, abarcará otras opiniones sobre la importancia de la misma en otros ámbitos: la Medicina, la Física, la Política, la Economía. El blog está coordinado por Pedro Meseguer y Juan José Moreno Navarro.

Archivo

julio 2013

Lun. Mar. Mie. Jue. Vie. Sáb. Dom.
1 2 3 4 5 6 7
8 9 10 11 12 13 14
15 16 17 18 19 20 21
22 23 24 25 26 27 28
29 30 31        

SUSANA MUÑOZ HERNÁNDEZ

Es dificil decidir cuáles de las áreas tradicionales de cooperación han sido, y son, decisivas en el desarrollo humano. Durante décadas, instituciones gubernamentales y civiles han trabajado en asistencia médica y sanitaria, han luchado contra las crisis alimentarias y han trabajado en la educación. Cuando nos presentaban a alguien que se dedicaba a trabajar en paises del tercer mundo (o del sur o en vias de desarrollo, como queramos llamarlos) automáticamente imaginábamos que esa persona debía ser médico, misionero o profesor. Desde la perspectiva ingenieril no es dificil ampliar este abanico y que se nos ocurran otras áreas, también decisivas, como la ingeniería civil (los trabajos en infraestructuras de comunicaciones terrestres o marítimas, de accesibilidad al agua, ...) o la arquitectura (proyectos de habitabilidad básica por ejemplo en campos de refugiados, de reconstrucción en caso de desastres naturales, etc.) Estas son labores que, si bien no son las primeras que se nos vienen a la mente cuando pensamos en trabajos de cooperación al desarrollo, no nos son, tampoco, ajenas puesto que, al fin y al cabo, estamos acostumbrados a ellas por los proyectos de grandes organizaciones de ayuda humanitaria como Cruz Roja, Naciones Unidas y otros.

Pero el desarrollo humano actual no depende exclusivamente de estas disciplinas. Empieza a resultarnos habitual la incorporación de las nuevas tecnologías a todos los ámbitos y el de la cooperación al desarrollo no deja de ser uno de ellos. Comenzamos a asociar el campo de las comunicaciones a los proyectos de paises en vías de desarrollo. Antenas parabólicas para comunicar via satélite comunidades remotas, repetidores para dar acceso universal a la telefónica movil en zonas inaccesibles, conexiones via internet utilizando coverturas wifi para dar teleasistencia a centros médicos de zonas aisladas o deprimidas.

Y ¿donde queda la informática en todo esto? ¿hemos oido alguna vez hablar de cooperantes informáticos? ¿nos parece un proyecto de informática algo prioritario en el ámbito de la cooperación internacional al desarrollo? La mayoría de la gente respondería “no” a las dos últimas preguntas y, sin embargo, la respuesta debería ser “si”.

Seguir leyendo »

MANUEL ALFONSECA

Alan TuringEn un artículo anterior en este mismo blog (ver aquí) Simone Santini abordó el tema de la prueba de Turing, que en su día se propuso como criterio que algún día podría ser útil para decidir si una máquina de cómputo puede o no ser tan inteligente como el hombre. En una de las diversas formas en que ha sido expresada, la prueba de Turing viene a decir esencialmente que: si la máquina llegara a ser capaz de engañar a los seres humanos, haciéndose pasar por humana, con la misma facilidad con que un ser humano puede engañar a otro, habría que considerarla inteligente.

El término inteligencia artificial fue inventado en 1956 por John McCarthy para dar nombre al campo de la informática que se dedica al estudio y al diseño de máquinas inteligentes. Algunos resultados preliminares prometedores en este campo (la demostración de teoremas matemáticos sencillos, así como programas capaces de jugar a juegos tradicionalmente considerados inteligentes, como las damas), llevaron a los investigadores de finales de los años cincuenta a lanzar las campanas al vuelo y a predecir que, en solo diez años, sería posible construir programas capaces de ganar al campeón del mundo de ajedrez, y resolver de forma aceptable el problema de la traducción automática de un idioma a otro.

John McCarthyPasaron los diez años y nada de eso ocurrió. El ajedrez resultó ser un juego mucho más complicado que las damas. En cuanto a la traducción automática, la ambigüedad sintáctica y semántica de las lenguas humanas, que además es distinta en cada una de ellas, hace casi imposible realizar una traducción perfecta sin disponer de una imagen global del mundo que las máquinas no poseen. Basta pensar en frases como estas:

  • Frases con ambigüedad sintáctica: Pasaré solo este verano aquí. No pude estudiar derecho.
  • Frases con ambigüedad semántica (doble sentido): Nos vemos mañana en el banco. ¡Pare la mula!

El fracaso de las predicciones provocó el desánimo de los investigadores en inteligencia artificial, muchos de los cuales se dedicaron a otras cosas. Sin embargo, aunque con altibajos, y no siempre con resultados completamente satisfactorios, los avances continuaron llegando en un goteo continuo: sistemas expertos, redes neuronales artificiales, algoritmos genéticos... En 1997, 30 años después de lo previsto, un ordenador consiguió por fin vencer por primera vez al campeón del mundo de ajedrez (dejando aparte la cuestión de si el programa que lo consiguió puede realmente considerarse inteligente). Existen ya sistemas razonablemente buenos de traducción automática, aunque todavía es preciso que un ser humano las repase antes de utilizarlas, pues contienen demasiados errores. También ha avanzado mucho la conducción automática de vehículos (coches y aviones).

John SearleEntretanto, la prueba de Turing sigue siendo inabordable para las máquinas. Cuando se dialoga con una de ellas, no se tarda mucho en descubrir que no estamos hablando con un ser humano, lo que quiere decir que no consigue engañarnos. Pero supongamos que algún programa, funcionando en una computadora, fuese capaz de conseguirlo en un futuro más o menos inmediato. ¿Podríamos asegurar que las máquinas habrían llegado a ser tan inteligentes como nosotros? ¿Es suficiente la prueba de Turing?

En 1980, el filósofo John Searle contestó negativamente a esta pregunta, y para demostrarlo propuso una nueva prueba: la habitación china. Veamos en qué consiste:

  1. Supongamos que disponemos de un programa de ordenador que es capaz de pasar satisfactoriamente la prueba de Turing dialogando con una mujer china (por ejemplo). En la conversación, tanto la mujer como el ordenador se expresan en chino; es decir, utilizan caracteres chinos para comunicarse por escrito a través de un teletipo. El ordenador, que está encerrado en una habitación para que la mujer no lo vea, lo hace tan bien que es capaz de engañarla, por lo que la mujer creerá estar dialogando con un ser humano que conoce perfectamente la lengua china.
  2. Ahora Habitacion china. Autor:LuizpoudziusSearle propone sacar de la habitación al ordenador, y en su lugar se coloca él mismo, que no sabe chino, aunque iría provisto de una descripción comprensible del programa que utilizaba la computadora para dialogar con la mujer. En principio, utilizando ese programa, Searle sería capaz de dialogar con ella en su propia lengua tan bien como lo hacía el ordenador. Cada vez que recibiera un texto escrito en chino, aplicaría las reglas y escribiría los signos correspondientes a la respuesta que habría dado el ordenador.
  3. Pero en el caso de Searle tenemos un dato adicional: él sabe que no sabe chino, y por lo tanto no se ha enterado de una palabra de la conversación que ha tenido con la mujer, aunque esa conversación haya sido coherente y capaz de engañarla, haciéndola pensar que estuvo dialogando con un ser humano que conoce la lengua china.
  4. La cuestión clave, por lo tanto, es la siguiente: ¿entiende el ordenador la conversación que ha mantenido con la mujer? Y si no la entiende, como es de suponer, pues su actuación ha sido idéntica a la de Searle, ¿es consciente de que no la entiende, como Searle sí lo es?

Luego no basta que un ordenador sea capaz de pasar la prueba de Turing para que podamos considerarlo tan inteligente como nosotros. Hacen falta dos cosas más: que el ordenador comprenda lo que escribe, y que sea consciente de la situación. Mientras eso no ocurra, no podremos hablar estrictamente de inteligencia artificial.

Searle propuso distinguir dos tipos de inteligencia artificial:

  • Inteligencia artificial débil: la que podría alcanzar una máquina que pasara satisfactoriamente la prueba de Turing.
  • Inteligencia artificial fuerte: la que tendría una máquina que tuviera una mente semejante a la humana, capaz de comprender y de saber si comprende o no comprende.

El problema es importante, porque introduce cuestiones para las que no tenemos respuesta, como si la consciencia puede programarse, la dualidad mente-cuerpo, cómo nos identificamos con los demás, o qué significa comprender un texto escrito o cualquier otra representación simbólica.

Manuel Alfonseca es catedrático de la Universidad Autónoma de Madrid.

DANIEL GONZÁLEZ DE LA RIVERA GRANDAL

JUAN JOSÉ MORENO NAVARRO

Bien podría definirse a un país por cómo trata a sus grandes personajes tanto en vida como después de ella. Los restos de Newton yacen en la Abadía de Westminster, junto a monarcas, primeros ministros y otros grandes británicos. El genial matemático Alan Turing ha recibido reconocimientos póstumos, aunque falta el perdón por su encarcelamiento. El panteón de franceses ilustres de París presume de albergar las tumbas de las más grandes mentes galas, entre ellas una multitud de científicos e inventores, como Marie Curie (doble premio Nobel), Pierre Curie (premio Nobel) o Louis Braille.  

Desgraciadamente no es así en el caso de España y la diferencia no es tanto como se despide a sus mejores cerebros sino la falta de reconocimiento tanto a la persona como a sus aportaciones. Podríamos poner una multitud de ejemplos, pero queremos centrarnos aquí en un personaje donde su imaginación solo queda por debajo del desconocimiento que se tiene de sus invenciones.  Ángela Ruiz RoblesPero además nos sirve de paradigma sobre algunos de los problemas con los que se enfrenta la I+D+i y también la educación de este país.  Nos referimos a Ángela Ruiz Robles. ¿Su nombre no les dice nada? Pues esta maestra de origen leonés debería pasar a la historia como la inventora el libro electrónico. Lamentablemente todo el mérito (y los beneficios económicos consiguientes) se lo lleva ahora Michael Hart, que en los anales aparece como su inventor en 1971. Pero mucho antes, en 1949, Ángela Ruiz Robles presentó una patente (número 190.698) y desarrolló un prototipo posterior de su libro mecánico.

Seguir leyendo »

Las matemáticas de Alan Turing

Por: | 10 de enero de 2013

Alan TuringMANUEL DE LEÓN

Alan Mathison Turing ha sido uno de los matemáticos más excepcionales del siglo XX. Sin embargo, el éxito de la aplicación de sus resultados a las ciencias de la computación ha sido tan grande que ha opacado el valor de sus matemáticas. A esto se añade que su trabajo en la descodificación de los códigos de las máquinas Enigma en la Segunda Guerra Mundial ha sido valorado relativamente tarde, y todavía depara sorpresas matemáticas a medida que los materiales secretos del ejército británico van siendo desclasificados.

Max NewmanLos primeros intereses de la investigación de Turing están intímimamente relacionados con los fundamentos de las matemáticas. Un curso de Max Newman en la Universidad de Cambridge sobre los resultados de Kurt Gödel despertó su interés. Vayamos al contexto del momento. En 1900, con ocasión del Congreso Internacional de Matemáticos de París, el matemático alemán David Hilbert había enunciado sus famosos 23 problemas, David Hilbert que marcaban la agenda de los matemáticos para el siglo XX. El segundo problema de Hilbert concernía precisamente a la consistencia de los axiomas de la aritmética. Digamos también que Hilbert había tratado de emular la obra de Euclides estableciendo los fundamentos de la geometría con su obra maestra Grundlagen der Geometrie publicada en 1899. Como dice Hilbert en su obra, los elementos tales como el punto, la recta, el plano y otros, se pueden sustituir con mesas, sillas, jarras de cerveza y otros objetos, sin que suponga ninguna diferencia, porque lo que importa son las relaciones que hemos definido entre ellos.

Bertrand RussellY no solo se quedó en la geometría, sino que Hilbert atacó los propios fundamentos de las matemáticas en su famoso programa que pretendía formularlas sobre unas bases sólidas y lógicas, eligiendo un sistema consistente de axiomas del que se podría deducir el resto de la disciplina.  Recordemos también que Bertrand Russell había asestado un duro golpe a la teoría de conjuntos que parecía fundamentar las matemáticas.

Kurt GödelLa ilusión de Hilbert de que en matemáticas no había ignorabimus, esa fe ciega en el poder del intelecto humano encerrada en su afirmación: Wir müssen wissen, Wir werden wissen, es decir, debemos saber, sabremos, habían quebrado con la demostración de Kurt Gödel en 1931 de que en cualquier sistema axiomático que contenga la aritmética de los números naturales existen proposiciones verdaderas sobre ellos que no pueden demostrarse a partir de los axiomas.

Ahí es donde entra Turing. A raíz del artículo de David Hilbert en 1928 sobre el Entscheidungsproblem, o problema de la decisión, Turing escribe su artículo "On Computable Numbers, with an Application to the Entscheidungsproblem", en el que reformula los resultados de Gödel reemplazando el lenguaje formal basado en la aritmética en otra aproximación basada en un nuevo concepto, la máquina de Turing. Y así prueba que tales máquinas pueden efectuar cualquier cálculo que podamos concebir.

Es por tanto en las raíces de la fundamentación matemática de donde se alimenta Alan Turing. Pero a la vez, siempre añade ese valor computacional y práctico que impregna todo su trabajo. Este es un aspecto de Turing que nos gustaría destacar y que nos imparte una gran lección a los matemáticos actuales que desarrollamos nuestro trabajo de investigación más de medio siglo después. En efecto, en años posteriores, Turing no solo puso los fundamentos sino que trabajó en desarrollar algoritmos y en la propia construcción de los primeros computadores modernos.

D'Arcy ThompsonSu trabajo en biología es otro ejemplo de esa manera en la que Turing veía la ciencia. Este tema ocupó los dos últimos años de su vida, desde 1952 a su trágica muerte en 1954. Publicó un artículo titulado The Chemical Basis of Morphogenesis, donde formuló la hipótesis sobre la formación de patrones basada en las ecuaciones de reacción-difusión. Morfogénesis (literalmente, el origen de la forma) es el proceso biológico por el que un organismo desarrolla su forma. Previamente a Turing, D'Arcy Thompson, en su famoso libro On growth and form, trató de explicar las formas animales basándose en tasas de crecimiento variable en varias direcciones, pero fue Turing el que predijo que la acción de dos agentes químicos (activador e inhibidor) creaba los patrones. Patrones en un sistema de reacción-difusión de dos componentesEn su artículo, Turing considera modelos matemáticos simples y realiza cálculos numéricos y simulaciones. Como siempre en su investigación, las premisas teóricas van acompañadas de los desarrollos computacionales que los justifican. Como cierre a sus contribuciones en biología, este mismo año 2012 se ha anunciado la primera confirmación experimental de la hipótesis de Turing, una excelente manera de celebrar su aniversario.

Turing consiguió también resultados puramente matemáticos, por ejemplo, en grupos de Lie, pero sobre todo en álgebra lineal, al descubrir la descomposición LR de una matriz, técnica clave en la ingeniería.

Este año, en nombre de la Real Academia de Ciencias, hemos organizado un simposio en la Fundación Areces, El legado de Turing, precisamente con la intención de poner de manifiesto el carácter matemático de Turing. Y está en vías de publicación un número especial de ARBOR en el mismo sentido. Es importante, en nuestra opinión, no olvidarlo, y fomentar ese modelo de matemático a caballo entre la investigación más básica y las aplicaciones.

Manuel de León es profesor de investigación del CSIC y director del instituto ICMAT.

El País

EDICIONES EL PAIS, S.L. - Miguel Yuste 40 – 28037 – Madrid [España] | Aviso Legal