26 jul 2011

Arqueología playera: El balón de Nivea

Por: Patricia Gosálvez

Una pequeña victoria: llegar nadando, más allá de la boya, para coger el balón

¿Quién no ha nadado hasta más allá de la boya para conseguir su balón de Nivea? ¿O lo ha intentado al menos? Pareciera que la mítica pelota se inventó en la costa española a finales de los setenta, cuando caían de avionetas ante la locura generalizada. Pero la historia del balón azul arrancó mucho antes, a mediados de los treinta en Alemania, como una interpretación tridimensional de la lata de crema.

Hay prueba gráfica: Esta inquietante foto de 1934 titulada "Schwimmer mit Nivea ball".

No me comas, bitte!

Sin embargo, no fue hasta los años cincuenta, superada la Segunda Guerra Mundial y las dificultades de la posguerra, cuando el fenómeno ¿explotó?

La gente tenía vacaciones, hacía deporte, iba de excursión. Y la publicidad hizo el resto...


Desde 1971 hasta 2010, la marca ha producido en el mundo unos 20 millones de balones. Que tampoco son tantos teniendo en cuenta que, al menos en España, todo el mundo parece haber tenido uno.

Este año los empezaron a contar.

La teoría del humorista Luis Piedrahita, sin embargo, es que hay muchos menos...

Aunque la marca, que este año cumple su centenario, sigue distribuyendo balones (eso sí, civilizadamente dobladitos y empaquetados con las cremas), hay algunos nostálgicos que echan de menos aquellas avionetas que nos lanzaban como psicópatas al agua.

Este sí que sabe.
Para consolarse, los nostálgicos abren terapéuticos grupos de Facebook como Queremos que vuelva la avioneta que tira la pelota de Nivea!!, Quiero que vuelvan a tirar pelotas NIVEA los aviones en la playa!!!! y el más tristón Yo nunca pude coger un balón de Nivea.

En todos se narran dramáticas historias de malvados señores que nos robaban balones y de padres heroicos que abandonaban la sombrilla para pelear a codazos en las aguas por el hinchable icono.

Y tú, ¿tienes una?

 

 


Hay 22 Comentarios

La legislación actual prohíbe que las avionetas lancen objetos sobre la playa.

En un bazar chino de mi barrio, en Badalona, por una compra superior a 5 euros te regalan uno. Les he recomendado que conserven el que tienen expuesto, que era una antigüedad que dentro de unos años puede valer mucho dinero. No sé si me han entendido, pero yo ya tengo el mío, bien dobladito y en su bolsa de plástico.

En un bazar chino de mi barrio, en Badalona, por una compra superior a 5 euros te regalan uno. Les he recomendado que conserven el que tienen expuesto, que era una antigüedad que dentro de unos años puede valer mucho dinero. No sé si me han entendido, pero yo ya tengo el mío, bien dobladito y en su bolsa de plástico.

TODOS tuvimos una (hasta las señoras de Albacete que no habían visto nunca el mar y, mucho menos, cualquier producto cosmético; tenían una!).

Ahora ya es muy difícil verlas.
Si el señor Mercadona anduviese listo, inundaría la península de balones Deliplus! (ahí dejo la idea. Señor Roig: vamos a medias)

TODOS tuvimos una (hasta las señoras de Albacete que no habían visto nunca el mar y, mucho menos, cualquier producto cosmético; tenían una!).

Ahora ya es muy difícil verlas.
Si el señor Mercadona anduviese listo, inundaría la península de balones Deliplus! (ahí dejo la idea. Señor Roig: vamos a medias)

¡Genial! La primera línea sola me ha evocado mi recuerdos más playeros. Para mí la boya es mi padre saludándonos desde la última de ellas. Y qué decir de la Nivea, la pelota y el olor mismo a Nivea es playa, playa y más playa. Me ha encantado a respirar playa ahora que estoy tan lejos de ella, vamos de la mía, porque todos tenemos una...

Astrof, sí, en serio, solo un par de vuelos, eso sí. Iban inflándolos con un inflador y tirándolos a toda prisa. Recuerdo que me dijo que a el le hacían mucha gracia las playas nudistas (mi padre es un escipen ibérico clásico...), viendo a la gente pequeñita pequeñita corriendo hacia los balones...

Jajajajajajajajaja... Gigantesco!!!! Yo soy de las que pienso que empecé a superar mis miedos cuando me lancé a por un balón de Nivea y llegué más allá de la boya (y volví)... En realidad, el balón siempre era lo de menos...

Este año no tengo pelota nivea!!

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Cómo se me pudo olvidar algo así.. Cuando los helicópteros o avionetas hacían su temerario recorrido por la playa de Levante de Benidorm, allá en los finales de los 70, enjambres de bañistas más y menos experimentados en la natación se abalanzaban en pos de los deseados balones, como bien dices más lejos de las boyas si era necesario. Normalmente se hacían con ellos los playeros patrios. Los turistas europeos no podían competir con los codazos, empujones y toda suerte de estrategias más o menos burras que los íbericos empleaban. Supongo que tampoco les iba tanto en juego... Lo peor era cuando el balón de marras decidía aterrizar en la arena plagada de sombrillas. Entonces todo el mundo corría, unos para intentar capturarlos, y otros para zafarse de los pisotones y carreras que no respetaban toalla ni cuerpo aceitoso. Todo un espectáculo de mis años adolescentes.

Ostis Zaida, en serio tu padre era de los que tiraba los balones? Qué grande.

Antes lo de que las cosas vinieran del cielo daba como prestigio, no? Ahí estaba Tulipán también, que no regalaban nada pero llegaban en helicóptero :)

Recuerdo haber tenido alguna pelota Nivea pero ni idea de dónde salió. Y volar, volaban fácil pero se pinchaban aún más fácilmente. Creo que incluso la hierba un poco mal cortada podía pinchar la pelota.

Lo de tirar cosas en las playas es como muy desarrollista, años 70, cuando no habría problema en dejar las playas como un vertedero. Era la época en que tirábamos los colchones, tvs y muebles viejos en las cunetas... cuánto hemos cambiado (afortunadamente)!!!

Yo tuve 3 o 4, y todos ellos venían junto con la lata esa enorme y azul de crema Nivea. Y si, es cierto que desaparecían con bastante rapidez. Tal vez no de una patada, pero a los dos días de tener el balón, o se pinchaba o misteriosamente se perdía y no se volvía a ver(¡puto balón!). Por cierto, yo debo ser demasiado jóven, o debo haber ido pocas veces a la playa, porque lo de los balones caídos del cielo ni lo he visto, ni jamás lo había escuchado xD.

En mi casa había uno cuando éramos pequeños, y en los últimos años, en paralelo a la progresiva llegada de sobrinos, hemos vuelto a tener siempre pelota Nivea. ¿Cómo han llegado? No sé, sospecho que por generación espontánea...

El balón que tuvimos nos vino de regalo con una lata, no del cielo... Aunque sí recuerdo cuando tiraban cosas por el aire en la playa, como por ejemplo, unos pequeños paracaidistas de juguete.

Mi padre era uno de esos señores que tiraba los balones... en su caso desde un helicoptero...!

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Sobre el autor

Patricia Gosálvez

Patricia Gosálvez es periodista y colaboradora habitual de El Viajero y El País. Le gusta viajar, claro, pero se orienta regular y no ha visto los cinco continentes (¿o son siete?). Como turista tiene debilidad por la comida, la gente, la arquitectura y los tours más excéntricos que encuentra. Su lugar favorito del mundo es el sofá.

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