Hace ya tiempo que la pretendida objetividad de las informaciones de la prensa ha pasado a mejor vida. Ciertamente, la objetividad pura no existe, ni existió, pero desde hace muchos años en España la tan citada objetividad es una mera ensoñación. La mezcla de intereses de grupo o personales con ideologías definidas y, al parecer, excluyentes, han convertido a los medios de comunicación, o a una buena parte de ellos, en militantes mas que en informadores.
Si como muestra vale un botón, no hay más que fijarse en el tratamiento dado al primer capítulo de la serie 11-M: todos los diarios digitales y los de papel adscritos a la extrema derecha han informado que dicho estreno fue un fracaso. Es su particular manera de entender las cifras de la audiencia (más de 2.200.000 espectadores) a la vez que mantener el racial sostenella y no enmendalla sobre la autoría de los brutales atentados. Si como piensa la caverna mediática aún no está del todo claro quienes fueron los responsables directos o indirectos de los hechos del 11 de marzo, no se puede apoyar una serie basada en los datos del sumario y del juicio que centran exclusivamente la autoría en un grupo de fanáticos islamistas. Todo antes que reconocer lo que no interesa.
Los informativos de todas las cadenas han abierto sus espacios con informaciones sobre el turbio asunto de la SGAE, la SDAE y Microgénesis. Las reacciones ante la detención de la cúpula de las citades sociedades han cubierto, prácticamente, todo el abanico de posibilidades: desde la ambigua actitud de la recién elegida junta directiva con respecto a Teddy Bautista, máximo responsable de la sociedad-madre, la SGAE, hasta un brindis de varios autores o internautas ante la sede de la entidad, sin olvidarnos del oportunismo del PP en su ataque directo a Rubalcaba aprovechando que el Pisuerga pasa por Valladolid. En todo el embrollo judicial hay un par de cosas incuestionables y evidentes: la SGAE, con o sin razón, es una de las empresas con peor imagen de todas las existentes. Faltaba la guinda que coronara el tinglado, y esa guinda llegó con la actuación judicial. Otra posible repercusión es la modificación del canon digital. El PP ya anunció que llevará al Congreso una petición en ese sentido. Es un canon defendido por la SGAE, atacado por los internautas pero que afecta no sólo a la tan mencionada SGAE sino a todas las sociedades que gestionan los derechos de autor. Lo dicho: un maldito embrollo con unos cuantos "listos" detrás que, al parecer, se lo llevaban crudo.
Un último dato para terminar. Christine Lagarde, la primera mujer que dirige el Fondo Monetario Internacional, percibirá unos ingresos de 381.000 euros al año. Bien. Rodrigo Rato, José Luis Olivas y Francisco Verdú, los tres ejecutivos de mayor rango de Bankia, percibirán unos ingresos diez veces superiores a los de Lagarde. Así es España, señora.
Hay 1 Comentarios
El maldito embrollo: Ya es bien triste pedir (un canon digital), pero más triste es robar (a los ciudadanos y a los propios autores): http://gallota.com/2011/07/02/piratas
Publicado por: Gallota | 07/07/2011 22:24:37