En el largo y muy deportivo fin de semana no deja de ser contradictorio que el momento más importante, el más esperado, fuera el de un gran fracaso: la descalificación de Usain Bolt por una salida falsa en la final de los 100 metros lisos del campeonato del mundo de atletismo que se celebra en Daegu. Bolt es el amo del cotarro. Todos los grandes estadios se ponen en pie para ovacionarle cada vez que salta a la pista. Es el más anhelado por los organizadores de las competiciones. Y en uno de sus momentos estelares, el campeonato del mundo, la tensión, los nervios o vaya usted a saber el qué, el más grande se precipitó unas milésimas de segundo en la salida y fue descalificado.
Ese instante desastroso se repitió varias veces y seguramente será repetido hasta el aburrimiento en todas las televisiones del mundo. Es más, Bolt, en su fracaso, será mucho más recordado que Yohan Blake, el joven jamaicano que ganó esa maldita final de los 100 metros lisos. Así es la vida y así es la televisión, es decir, así somos todos.
Fútbol, atletismo, ciclismo, motos, fórmula 1, la televisión del sábado y el domingo era una orgía deportiva. También en el ámbito del fútbol una de las grandes noticias fue la de un fracaso: las emisoras de radio no pudieron informar desde los estadios de los partidos por la inflexible pretensión de la Liga de Fútbol Profesional (LFP) de cobrar a todas las emisoras un canon de más de 20 milones de euros por las retransmisiones. La LFP cobra cantidades millonarias por las retransmisiones televisivas pero considerar que los programas de radio son iguales, o similares, que los de la televisión o es una idiotez o denota una codicia excesiva por parte de los clubes de fútbol. Conviene señalar que en esta temporada no pudo celebrarse la primera jornada por una huelga de los futbolistas, enfrentados con la tan mencionada LFP por una reivindicación tan justa como elemental: que los clubes deudores paguen lo acordado con sus trabajadores, futbolistas o no. Es decir, que quienes no son capaces de cumplir lo pactado con sus empleados pretenden ahora cobrar a las emisoras de radio sin quienes, por cierto, el fútbol no sería tan popular como lo es ahora.
No deja de ser un sarcasmo que los clubes de una de las ligas más importantes y peor gestionadas del mundo, unos clubes que en una gran parte están en concurso de acreedores cuando no tienen embargadas sus taquillas, unos clubes que con más frecuencia de la deseada se han convertido en unos pozos sin fondo de deudas, exijan ahora pagos millonarios a las emisoras de radio por informar de lo poco que se salva de ese gran tinglado de pícaros y aprovechados: los partidos de fútbol.
Hay 1 Comentarios
La primera temporada fue calificada en su día de docudrama pues sigue, al parecer con rigor, las vicisitudes de los Rizzuto.
Publicado por: https://testmyspeed.onl/ | 10/04/2021 12:29:21