Habitualmente la cantidad y la calidad llevan caminos separados. Cuando llegan a coincidir se produce un milagro. Lamentablemente el pasado jueves no se produjo ninguno. De un lado, La verdadera historia de la princesa Leia (Canal +). De otro, Supervivientes. El debate final (Telecinco). Dos mundos, dos conceptos. Calidad y cantidad.
Un escenario, unos pocos muebles y una pantalla. Carrie Fisher, hija de Eddie Fisher y Debbie Reynolds, deambula de un lado a otro y larga un espléndido monólogo sobre su vida. La, en su momento, muy famosa princesa Leia de la tres primeras películas de La guerra de las galaxias, nos cuenta sus venturas y desventuras vitales pero lo hace con una inteligencia, sentido del humor y sarcasmo que convierten el programa realizado por HBO en un lujo cualitativo.
Al fin y al cabo, la que nos cuenta su vida es una estrella de Hollywood que alcanza la condición de icono pop mundial gracias al talento de Georges Lucas. Y como buena estrella, por su vida pasan hombres, obras y centros de desintoxicación de renombre. A ello añade Carrie Fisher numerosos recuerdos de una infancia opulenta ("mis padres tenían en su casa tres piscinas por si se rompían dos"), multimatrimonios y divorcios paternos y maternos, excesos de todo tipo ("mi padre, en un despertar intenso, se tragó dos audífonos creyendo que eran pastillas"), celebrities por doquier -desde Elizabeth Taylor, segunda mujer de su padre, hasta Paul Simon, con quien la propia Carrie estuvo casada 12 años-, un ir y venir constante de luminarias artísticas.
Pero lo interesante del programa es la acerada ironía con la que narra sus andanzas la princesa Leia. No deja títere con cabeza (de hecho, Georges Lucas y su desmedida capacidad para hacer negocios con el merchandising de la saga galáctica y acumular beneficios es uno de los grandes objetivos de su sarcasmo) aunque nunca llega al nivel de la crueldad. Chapèau a Carrie Fisher y a la ironía considerada como una de las bellas artes.
Todo lo dicho nada tiene que ver con Supervivientes. El debate final (Telecinco), un especial que la cadena de la bronca tabernaria ofreció para aprovechar al máximo las rentas de su programa estrella. Y lo consiguieron: cerca de tres millones de espectadores estuvieron pendientes de un debate que en realidad es más un cúmulo de gritos y aspavientos en los que el análisis brilla por su ausencia. Rosa Benito, Jorge Javier Vázquez y la incombustible, aunque deseando todo el mundo su combustión, Aída Nízar, protagonizaron un programa que pretendía ser un recuento, una suma de recuerdos, de los tres meses hondureños y que, una vez más, fue una orgía de gritos e insultos. En los escasos momentos de tranquilidad se pudieron oir los mensajes tardofeministas de Rosa Benito o las referencias divertidas del presentador a la homosexualidad, mensajes y referencias que consolidan la ya muy socialmente aceptada diversidad sexual, salvo que don Mariano Rajoy y doña Ana Botella tengan a bien decir lo contrario una vez que ocupen las, al parecer muy probables, poderosas poltronas.
Hay 2 Comentarios
me quedo con ganas de ver ese documental de Carrie Fisher, tiene muy buien pinta. Sobre Telecinco, que mas se puede decir, podria combustionar toda la cadena de una vez.
Publicado por: Tamara | 06/08/2011 10:58:32
"la incombustible, aunque deseando todo el mundo su combustión, Aída Nízar" jajaja
Publicado por: Alistair | 06/08/2011 1:05:37