TV Blog de Harguindey

TV Blog de Harguindey

La televisión es la reina de la casa. Lo que se pretende en este espacio es comentar la actualidad televisiva más inmediata, los programas del día, desde cualquiera de los que se definen como “telebasura” a las retransmisiones deportivas, los espacios informativos, documentales, las películas o las series. Son los comentarios y recomendaciones de un telespectador común.

Sobre el autor

Ángel Sánchez Harguindey

Ángel Sánchez Harguindey perteneció a la plantilla de El País desde su fundación en 1976. Fue jefe de la sección de Cultura, responsable del suplemento cultural Babelia, redactor jefe de El País Semanal, redactor jefe de la sección de Opinión y Adjunto a la Dirección.
Ha publicado el libro "Memorias de sobremesa. Conversaciones con Rafael Azcona y Manuel Vicent" (Editorial Aguilar)

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Que nos regañe mucho, por favor

Por: | 12 de agosto de 2011

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Una de las grandes ventajas de no pertenecer profesionalmente a la actividad política es la de poder reconocer de inmediato los errores. Ayer les recomendaba vivamente que vieran, si podían, Un funeral de muerte (Canal +). Efectivamente, la cadena de pago emitió Un funeral de muerte pero no la original, rodada en Gran Bretaña y con actores británicos, sino un remake norteamericano de muy inferior calidad pese a que seguía fielmente el guión original. Es una cuestión de estilo: lo que en los británicos es contención y fina ironía, Hollywood lo banaliza. Mis disculpas.

 Don Ignacio González, vicepresidente de la Comunidad de Madrid que preside con tanta galanura doña Esperanza Aguirre, como buen profesional de la política que es, nunca pide disculpas ni reconoce sus errores. Un ejemplo: cuando el señor González y el Gobierno del que forma parte concedió varias licencias de televisiones digitales terrestres, explicaba que se hacía así por lo que suponía para "la pluralidad informativa, la calidad de la programación y la creación de empleo". Bien. Unos años, pocos, después, VEO 7, la cadena digital concedida a Unidad Editorial (El Mundo) cerró prácticamente la tienda. Dejó un par de programas, subarrendó el resto de su tiempo de emisión a infocomerciales y chamanes de los sentimientos (inefable una vidente que se llama Maruja Garrido) y despidió a 110 personas. Un éxito de pluralidad informativa, calidad de programación y creación de empleo. Que se sepa, nadie hasta la fecha ha pedido disculpas por la concesión ni se ha planteado el quitar la licencia al tinglado que dirige Pedro J. Ramírez.

Es probable que dicha desidia comunitaria administrativa esté justificada ante las numerosas obligaciones y ocurrencias (tormenta de ideas dicen los anglosajones) que genera la inminente visita papal. Comunidad y ayuntamiento tensan a sus mejores cerebros organizativos para ver cual de las dos instituciones ofrece más comodidades y prebendas a los seguidores del Sumo Pontífice quien, al parecer, nos va a regañar a todos en varios de sus discursos matritenses: descuentos radicales en los bonos de los transportes públicos, locales oficiales al servicio de los jóvenes de todo el mundo que acuden a Madrid con sus guitarras y sonrisas, gorritas y rosarios por doquier, levantamientos de las marquesinas de la Plaza de la Cibeles para que nadie se suba a ellas (los 40º que soportan los ciudadanos que esperan el autobús siempre se pueden ofrecer por la salvación de las almas infieles), los sietes días de corte a la circulación de dos de las vías más importantes de la ciudad (los atascos también se pueden ofrecer por los chinitos), y todo ello en un contexto macropolítico de un Estado aconfesional. Las visitas papales, dicen los papistas, nunca cuestan un duro. Al revés, las ciudades visitadas ganan dinero. Es verdad. En Valencia los de el Bigotes ganaron varios millones de euros, a repartir. Un lujo.

Cuando la muerte es un chiste

Por: | 11 de agosto de 2011

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Telecinco es capaz de demostrar que una cadena generalista no necesita ni noticias, ni reportajes ni entrevistas con personal ajeno a la propia cadena. Es un ejemplo absoluto de cómo se puede nutrir de sí misma. En su programa estrella de la tarde, Sálvame, nunca faltan una o dos grandes broncas entre los propios contertulios. Ya es una secuencia clásica el que el presentador o la presentadora corra por los pasillos de la cadena en busca del contertulio /a indignado que ha decidido levantarse de su silla y marcharse. Todo gira en torno a ellos, a los colaboradores. El mundo exterior sólo existe en función de lo que les pasó a los Matomoros, De Benito, Esteban, Rollán, Ximenez, Lozano o Bollo en situaciones similares.

Otra gran parte del contenido es reprochar al otro programa estrella de la noche, Enemigos íntimos, los ataques de los que son protagonistas. En uno de los programa. siempre en Telecinco, se acusa al otro de una serie de errores, manipulaciones o directamente mentiras. Eso grarantiza carnaza para el programa criticado. Y así sucesivamente. En resumen: los contertulios de los dos programas se atacan los unos a los otros y entre sí creando un mundo alternativo -menos atractivo que el de Fringe, todo hay que decirlo- en el que sólo existen ellos mismos. En realidad, todos los contertulios son una especie de Supervivientes de una burbuja humana.

El cuarto capítulo de Punta Escarlata, la serie que emite Telecinco, consiguió una audiencia aceptable (cerca de 1.500.000 espectadores). Es, probablemente, la mejor serie española de cuantas se están emitiendo en la actualidad. Con una trama detectivesca en la que los flash back son un recurso habitual, unos personajes funcionales y unas localizaciones más que aceptables, además de un buen reparto, la serie consigue el mayor objetivo posible: entretener, y así parece entenderlo una audiencia fiel.

Si pueden, no se pierdan esta noche Un funeral de muerte (Canal +, 22.00 horas), una coproducción del Reino Unido y EE.UU dirigida por Frank Oz en 2007. Es, probablemente, una de las mejores comedias que se han realizado en torno a la muerte. Una película coral, con un guión impecable y un reparto de actores semidesconocidos que explican perfectamente por qué Gran Bretaña es una de las grandes potencias de la interpretación. Una película genial.

 

Sin futuro

Por: | 10 de agosto de 2011

  Disturbios en Londres

El excelente pintor español Eduardo Arroyo suele explicar que lo peor que le puede pasar a alguien es que le den un homenaje o destaquen públicamente algunas de sus virtudes porque inmediatamente después comenzará el ritual del despellejamiento del propio homenajeado. Comienza con una serie de loas encendidas y al poco todo son insultos y recordatorios a la madre del insigne. Si nos fijamos en el caso de Rosa Benito, habrá que darle la razón.

Desde que la tertuliana del tabernario Sálvame ganó el concurso de Supervivientes, incluso antes, cuando se intuía que podía ganarlo, se pasó de las alabanzas y las ovaciones a la crítica feroz y el vilependio. Debe de ir en el sueldo. La matriarca de los Mohedano ha sido calificada de pesetera, egoista y manipuladora. A su marido Amador le están saliendo amantes por todas partes (lleva en su nombre la cruz): desde una descerebrada llamada Manoli que se sometió al polígrafo en el programa de ayer de Enemigos íntimos (Telecinco) -esos programas cada vez se parecen más a las comisarías del ya superado franquismo-, con el espectacular resultado de que mentía en 16 de las 18 preguntas que le hicieron sin que por ello se le moviera un pelo la permanente, hasta una de las componentes de Las Peligro, grupo que acompañaba a la difunta Rocío Jurado. Su hija Chayo Mohedano está esperando un hijo de su reciente marido, procesado al parecer por un turbio asunto de fraude a una aseguradora. Todo son desdichas. Pero donde más se ceban últimamente los contertulios es en la guerra que al parecer existe entre los Mohedano y los Ortega Cano, una guerra entre familias que en ocasiones recuerdan a una especie de Montesco y Capuleto de extrarradio.

Pero para extrarradios, los de Londres. Todos los informativos comienzan sus espacios con visiones nocturanas y casi apocalípticas de Londres: saqueos, incendios, porrazos, unas imágenes que oscilan entre Blade runner y La naranja mecánica, por citar a autores y cineastas británicos. Los expertos ya han señalado diversas causas para esta imprevista explosión social: recortes de las prestaciones sociales, paro juvenil excesivo, incapacidad resolutiva de los políticos, desesperanza, desesperación... Hace años, los Sex Pistols cantaron aquello de No future. Pues bien, todo parece indicar que los jóvenes lo están asumiendo pero quieren hacerlo con docenas, centenares y miles de consolas, iPhones, iPods, móviles de última generación, zapatillas deportivas y tantas otras cosas que cotidianamente se les restrega por las narices sin posibilidad de comprarlos.

Montescos Capuletos baratos, naranjas mecánicas emergentes, ya sólo falta la guinda: la visita del Papa a Madrid. Cuatro o cinco días de miles de Sor Sonrisas por las calles de la capital, con sus gorritas y sus mochilitas a cuestas. Atascos impredecibles, carteristas, jóvenes que ayudan a cruzar los semáforos a los de la tercera edad, los Quicos perpetrando nuevos murales para la Almudena, Telemadrid dedicando horas y horas a las concentraciones y misas. En fin, ¿qué les voy a contar? A los no creyentes solo nos queda el consuelo de releer Aguirre, el Magnífico, de Manuel Vicent, con especial satisfacción por el capítulo en el que el entonces cura Aguirre, le levanta el discípulo favorito al profesor de Teología Ratzinger, hoy Benedicto XVI.

Cara y cruz de América

Por: | 08 de agosto de 2011

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Los imperios cubren todas las opciones posibles. Eso pasa exactamente con los Estados Unidos de América, capaces de lo mejor y de lo peor: desde los asesinos en serie más despiadados a los mejores profesionales del espectáculo. En una sola noche, y en dos cadenas distintas, se pudo comprobar lo dicho.

 Documentos TV (la 2) emitió en la noche del domingo el documental Asesinos en serie. Probablemente, lo más terrible de lo que allí se dijo fue la forma en la que los asesinos lo narraban: tranquilos, cotidianos, sin una pizca de amargura o arrepentimiento. Tenían el mismo tono de quienes recuerdan anécdotas de su juventud. Edmund Kemper, Roderick Ferrel y Gerard John Schaeffer explicaban a la audiencia cómo habían matado a numerosas personas con la tranquilidad del que vuelve a casa después de haber cumplido con sus obligaciones laborales.

Kemper, por ejemplo, había matado a sus abuelos a los 15 años. Tras unos años en un psiquiátrico mató a seis chicas jóvenes autoestopistas, las violó después de muertas y las descuartizó. Algo después, y harto ya de su madre, la mató a martillazos, a ella y a su mejor amiga. Por último, se entregó voluntariamente a la policía. Los psicólogos estudian su perfil pues es de los muy escasos asesinos en serie que se entregó voluntariamente y dedidió colaborar con médicos y policías.

Roderick Ferrel sólo mató a dos personas pero relató con todo lujo de detalles el placer que sentía al golpearlos brutalmente con una palanca que todos los expertos están convencidos de que al ser detenido, la sociedad se ahorró un asesino en serie. Reconoció, también, que no tuvo otro motivo que el intentar robar el coche del matrimonio y que eyaculó mientras golpeaba a la esposa hasta matarla.

Schaeffer, a juicio de quienes le detuvieron, era el personaje más terrorífico por su enorme frialdad. Fue condenado por el asesinato de 34 mujeres aunque se sopecha que pudo haber matado entre 80 y 110. Era ayudante de sheriff, lo que le facilitaba el acceso a las víctimas. Años después, otro recluso le asestó 40 puñaladas y le borró para siempre la sonrisa que mostraba a la cámara en la entrevista que concedió para el documental.

Algo más de dos meses después de celebrada en Los Ángeles la gala final de American idol (una Operación triunfo a lo grande), la Sexta 2 emitió el programa en la noche del domingo. La nómina de quienes actuaron en el transcurso de la fiesta es suficiente para hacerse una idea de su poderío: Judas Priest, Gladys Knight, Beyoncé, U 2,Tom Jones, Toni Bennet, Jack Black, Marc Anthony y Lady Gaga, además de los triunfitos. La coreografía, la escenografía y la luminotecnia estaba a la altura de los invitados. Apabullante la actuación de la jurado Jennifer López con el que entonces era aún su marido, Marc Anthony, y el tema de Tito Puente Agua dile. La gala fue una impresionante demostración de tecnología, profesionalidad y eclecticismo musical. Ganó Scotty McCreery, un chico de 17 años de Tennesse que canta country. El mayor espectáculo del mundo, como diría Cecil B. de Mille.

 

Luces y sombras

Por: | 07 de agosto de 2011

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En la noche del viernes, la 2 emitió la segunda parte de su serie "Imprescindibles" dedicada a Miguel Hernández, poeta, y se confirmó lo ya sabido: cuando el contenido tiene la fuerza tan inconmesurable como es la vida y la obra de un hombre como Miguel Hernández, el continente nunca puede disminuir o acrecentar la emoción que provoca, le basta con dejar constancia de la figura homenajeada. Un buen trabajo de David Lara y Francisco Rodríguez sobre un personaje irrepetible, "imprescindible", en la cultura española del siglo XX.

No tiene sentido señalar en estas líneas la importancia de la vida y la obra del poeta, y si lo tuviera supondría una enorme incultura en quien así lo creyera. Miguel Hernández no sólo es uno de los mejores poetas del muy prolífico y excelente siglo XX español literario, es, también, un ciudadano ejemplar por su coherencia y su entrega a sus convicciones. Naturalmente, destacar la dignidad vital de un ser humano es también señalar la indignidad de quienes le persiguieron hasta provocar su temprana muerte. Quizá por ello, rendir homenaje a Miguel Hernández -y el último, por ahora, es el espléndido disco de Joan Manuel Serrat Hijo de la luz y la sombra- es también denunciar la mezquina mediocridad y la crueldad del régimen que le encarceló, le juzgó, le condenó y provocó su muerte a los 31 años de edad.

La noche del sábado, Canal + Extra, emitió el biopic Gainsbourg (Vida de un héroe), realizado en 2010 por Joann Sfar, un curioso largometraje sobre la vida y la obra de uno de los grandes provocadores de la Francia del pasado siglo. Ya el mismo título entronca con una cierta provocación. Calificar de "héroe" a Serge Gainsbourg es trastocar el concepto tradicional de lo heroico, alinearse con el personaje, el mismo que tuvo a bien grabar La Marsellesa con un grupo de jamaicanos y a ritmo de reggae, o escandalizar a los biempensantes con su Je t'eaime... mais non plus. Un personaje intenso, excesivo, pintor, músico, compositor, cantante, gran seductor y autodestructivo. Un talento que gozó de las ventajas del éxito popular, de los royalties que le producía una industria discográfica previa a la piratería y que no supo, o así lo parece, desvincular el malditismo de la creación.

Los jueves no hay milagros

Por: | 05 de agosto de 2011

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Habitualmente la cantidad y la calidad llevan caminos separados. Cuando llegan a coincidir se produce un milagro. Lamentablemente el pasado jueves no se produjo ninguno. De un lado, La verdadera historia de la princesa Leia (Canal +). De otro, Supervivientes. El debate final (Telecinco). Dos mundos, dos conceptos. Calidad y cantidad.

Un escenario, unos pocos muebles y una pantalla. Carrie Fisher, hija de Eddie Fisher y Debbie Reynolds, deambula de un lado a otro y larga un espléndido monólogo sobre su vida. La, en su momento, muy famosa princesa Leia de la tres primeras películas de La guerra de las galaxias, nos cuenta sus venturas y desventuras vitales pero lo hace con una inteligencia, sentido del humor y sarcasmo que convierten el programa realizado por HBO en un lujo cualitativo.

Al fin y al cabo, la que nos cuenta su vida es una estrella de Hollywood que alcanza la condición de icono pop mundial gracias al talento de Georges Lucas. Y como buena estrella, por su vida pasan hombres, obras y centros de desintoxicación de renombre. A ello añade Carrie Fisher numerosos recuerdos de una infancia opulenta ("mis padres tenían en su casa tres piscinas por si se rompían dos"), multimatrimonios y divorcios paternos y maternos, excesos de todo tipo ("mi padre, en un despertar intenso, se tragó dos audífonos creyendo que eran pastillas"), celebrities por doquier -desde Elizabeth Taylor, segunda mujer de su padre, hasta Paul Simon, con quien la propia Carrie estuvo casada 12 años-, un ir y venir constante de luminarias artísticas.

Pero lo interesante del programa es la acerada ironía con la que narra sus andanzas la princesa Leia. No deja títere con cabeza (de hecho, Georges Lucas y su desmedida capacidad para hacer negocios con el merchandising de la saga galáctica y acumular beneficios es uno de los grandes objetivos de su sarcasmo) aunque nunca llega al nivel de la crueldad. Chapèau a Carrie Fisher y a la ironía considerada como una de las bellas artes.

Todo lo dicho nada tiene que ver con Supervivientes. El debate final (Telecinco), un especial que la cadena de la bronca tabernaria ofreció para aprovechar al máximo las rentas de su programa estrella. Y lo consiguieron: cerca de tres millones de espectadores estuvieron pendientes de un debate que en realidad es más un cúmulo de gritos y aspavientos en los que el análisis brilla por su ausencia. Rosa Benito, Jorge Javier Vázquez y la incombustible, aunque deseando todo el mundo su combustión, Aída Nízar, protagonizaron un programa que pretendía ser un recuento, una suma de recuerdos, de los tres meses hondureños y que, una vez más, fue una orgía de gritos e insultos. En los escasos momentos de tranquilidad se pudieron oir los mensajes tardofeministas de Rosa Benito o las referencias divertidas del presentador a la homosexualidad, mensajes y referencias que consolidan la ya muy socialmente aceptada diversidad sexual, salvo que don Mariano Rajoy y doña Ana Botella tengan a bien decir lo contrario una vez que ocupen las, al parecer muy probables, poderosas poltronas.

 

 

Todo controlado

Por: | 03 de agosto de 2011

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Sorprendentemente el año en que se derrumba electoralmente el socialismo español es, también, el año en el que las selecciones de fútbol sub 21, sub 19 y sub 17 femenina alcanzan la cima de las competiciones europeas. No se pueden sacar conclusiones precipitadas pero algo está cambiando en España. El socialismo recoge la amarga cosecha del paro, las indecisiones en política económica y el voluntarismo mal entendido mientras que los jóvenes (ellos y ellas) cosechan los triunfos de un trabajo colectivo bien hecho y con los conceptos claros.

El Gobierno hace tiempo que se muestra dubitativo y confuso. Todavía nadie ha explicado con claridad por qué dimitió Pedro Solbes, ministro de Economía justo hasta momentos antes de estallar la gran crisis. Se especuló en su día sobre las diferencias entre un ministro que sabía de lo que hablaba y un presidente del Gobierno que no escuchaba a nadie salvo a él mismo. Eran los últimos coletazos de la bonanza y nadie supo ver la que se venía encima. Mientras tanto los jóvenes menores de 21 años se afanaban por jugar bien al fútbol, una de las escasas disciplinas en las que pueden encontrar unas ciertas perspectivas laborales.

Fue una delicia contemplar el partido de las féminas menores de 17 años que disputaban a Francia el campeonato de Europa. Ganaron la españolas por 1-0 cuando quedaban poco más de cinco minutos para el final del partido. La alegría, la forma de celebrar el gol y, despues la copa de Europa, fue espléndida. Y lo fue, básicamente, porque todas las que jugaban lo hacían por mero placer, sin aditamentos de cachés, marketing, ojeadores ni grandes fichajes. La alegría de jugar.

Habría que proponer unos juegos olímpicos alternativos a los tradicionales. En lugar de natación, atletismo, baloncesto o fútbol podrían establecerse pruebas de cohecho (propio o impropio), prevaricación o falsedad documental, entre otras. Sería, probablemente, el gran momento de España. A los ya conocidos casos Gürtel, Brugal o Palma-Arena, entre otros muchos, se suma ahora el caso Torrevieja con su exalcalde popular al frente procesado por varios delitos. Estamos totalmente preparados.

Bien es verdad que con tanto entrenamiento para los cohechos y prevaricaciones habría que contar con un buen plantel de abogados. Ningún problema: dos de las mejores series que se emiten en la actualidad, Daños y perjuicios (Canal + Acción) y The good wife (Fox), las protagonizan dos excelentes bufetes comandados por mujeres. Todo controlado.

El País

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