En la noche del martes, la 2 emitió en su programa Versión española El pìsito, el espléndido filme de Marco Ferreri con guión de Rafael Azcona. 523.000 espectadores contemplaron las tribulaciones de un agobiado José Luis López Vázquez y su sempiterna novia (Mary Carrillo) para conseguir un piso y poder casarse. Estábamos en 1959, año en el que Franco inaugura el Valle de los Caidos, se rompe una presa en Ribadelago (Zamora) y mueren 144 habitantes y se funda ETA, entre otras muchas cosas. 52 años después, se estrena Cinco metros cuadrados, película dirigida por Max Lemcke y en la que se muestran las tribulaciones de Fernando Tejero y su novia, Malena Alterio, para comprar un modesto piso en las afueras de la ciudad. Estamos en 2011, Franco ha muerto hace 36 años, últimamente no se ha roto ninguna presa y ETA anunció hace unas semanas que abandonaba definitivamente las armas. Hay cosas que, al parecer, no cambian nunca, o casi nunca.
Algo ha cambiado, al menos de momento, en la respuesta a aquellos programas que traspasan los límites de lo razonable. La Noria, por ejemplo, está sufriendo en sus carnes su particular concepto de la libertad de expresión al invitar, pagar y ocultar el rostro de la madre de un condenado por encubrimiento de asesinato. Ya no le quedan anunciantes. Telecinco y los productores del programa ya han encontrado explicación: maniobras en la oscuridad. Sugieren que detrás de la denuncia del programa y la propuesta del boicoteo publicitario se encuentran intereses comerciales de la competencia.
Les pasa lo mismo al Gobierno catalán de CiU: la huelga de los médicos -poco después de la muerte de María del Carmen Mesa, tras 65 horas de deambular de hospital en hospital por un diagnosticado aneurisma- ya tiene un culpable: los recortes que ha ordenado el Gobierno central. Los culpables son siempre los otros. Ni Telecinco ha reconocido su error al invitar a un personaje como la madre de El Cuco en pleno proceso judicial, ni el Gobierno catalán reconoce que sus recortes drásticos en materia de sanidad han irritado profundamente al gremio médico y ha rebajado notablemente la asistencia sanitaria a la ciudadanía. Esa absoluta falta de autocrítica parece ser, también, otra constante española.
Resulta sorprendente que el mundo del fútbol sea uno de los escasos ejemplos de la anhelada autocrítica. España jugó un partido amistosa en Costa Rica ( 5,3 millones de espectadores), tras un largo viaje en plena competición liguera auspiciado por la codicia de la Federación, empató a 2 y tanto el técnico como los jugadores reconocieron que habían jugado mal. No se acabó el mundo.
Hay 3 Comentarios
muy buena cronica, me ha gustado.
Publicado por: buti | 17/11/2011 12:29:16
que actores mas logrados!
Publicado por: Maria Fernandez | 16/11/2011 19:19:06
que actores mas logrados!
Publicado por: Maria Fernandez | 16/11/2011 19:19:06