La Sexta emite hoy (22,25 horas) el primer capítulo de la serie española Crematorio, sin duda una de las mejores series -sino la mejor- de las producidas y proyectadas en 2011, estrenada el pasado año en Canal +. Con la producción de Fernando Bovaira, la dirección de Jorge Sánchez Cabezudo y basada en la novela de igual título de Rafael Chirbes, lo que la serie nos muestra son los lodos urbanísiticos que trajeron estos barros económicos. En la historia de Rubén Bertomeu (José Sancho), magnate de la construcción y la corrupción levantinas, está representado el origen del actual desastre. Concejales corruptos, mafiosos rusos, asesinatos, prevaricación, cohecho, codicia desmedida... todos los personajes y hechos que se exhiben a lo largo de los ocho capítulos de la serie remiten a la actualidad más escandalosa.
Crematorio se sitúa en Misent, un pueblo imaginario de la costa levantina, imaginario pero absolutamente verosimil. Podría haberse rodado en Polop, en Oropesa, en Marbella, en Fuengirola, en Torremolinos, en Alicante, en Palma de Mallorca, en cualquiera de las docenas o centenares de pueblos de una España mediterránea en la que los constructores y promotores de viviendas comprendieron que el primer paso para alcanzar la cumbre era comprar a los gestores políticos locales. Con la ley de la liberalización del suelo (1998) en tiempos de Aznar, y la posterior incompentencia del Gobierno socialista, incapaz de frenar el vértigo de la construcción, los Roca, Ortiz, Sandokan, el Pocero y muchos más se hicieron los amos del cotarro. Fue el principio de la burbuja inmobiliaria que tan espléndidamente relata Crematorio.
Naturalmente, nada de lo descrito anteriormente hubiera sido posible sin la participación de los bancos españoles. Y fue precisamente el sector bancario el que trató de analizar Jordi Évole en el estreno de la nueva temporada de Salvados. Tuvo 1.764.000 espectadores y rozó su récord de audiencia. Creo que el programa no pasó de aceptable. No todo se puede analizar en 60 minutos. Particularmente irritante resultaba el afán del presentador de indagar sobre si tanta información catastrofista sobre la situación económica actual no propagaba el miedo, al mismo tiempo que no paraba de hacer referencias al llamado corralito argentino, es decir, a la imposibilidad de poder disponer libremente del dinero depositado en los bancos por los cuentacorrentistas. Curiosa manera de criticar la incertidumbre dejando caer la posibilidad de alcanzar situaciones aún más inquietantes. A veces el éxito atonta.
Hay 1 Comentarios
Cierto, flojito e incomprensibles las referencias continuas al corralito argentino, lo mejor la charla con Sampedro.
Publicado por: Angel | 30/01/2012 16:14:58