En la noche del viernes, el canal de pago Canal + Extra decidió sorprender a sus espectadores. Exhibió la película Encontré al diablo, del coreano Kim Ji-woon, un thriller en el que a la crueldad de un psicópata se une la obsesiva y cruel ansia de venganza de un agente secreto, novio de una de las asesinadas. Algunos críticos la relacionaron con la atmósfera de Seven. Es mucho más sangrienta y directa. Hay secuencias en las que es difícil mantener la mirada en la pantalla y, sin embargo, el filme atrapa. Se programó -tras ser exhibida con éxito en Sitges y San Sebastián- el mismo día que el consejo de ministros anunciaba recortes por doquier y una amnistía fiscal de dudosa eficacia aunque, eso sí, muy condescendiente y generosa con los delincuentes de guante blanco. La táctica de Mariano Rajoy le acerca a la boutade Dalí cuando afirmaba que "me encantan los accidentes de tren siempre que no les pase nada a los de primera clase".
Pero si el viernes empezaba a ser pesadillesco, Sálvame de luxe puso la guinda con una larga e insoportable entrevista a su nuevo fichaje estrella: Aída Nízar, el personaje que hace de la chulería y la provocación un oficio. Tiene gracia que la propia Telecinco, en su página web realizara una encuesta sobre la única pregunta de ¿Crees que Aída Nízar es buena persona? De momento el resultado era: No, un 87%. Sí, un 13% ,con más de 81.000 votantes. No corren buenos tiempos para el programa. En su versión diaria ha perdido entre 200.000 y 300.000 espectadores de media. A ello hay que sumar la, al parecer, especial atención que han despertado todas las estrellas de la cadena en la Agencia Tributaria. Paradójicamente, por un lado pierden audiencia y por el otro, despiertan la atención.
Las conclusiones de la dirección del programa no han sido las de considerar que tanta bronca entre los propios tertulianos fatiga a la audiencia. Por el contrario, con el fichaje de la insoportable vallisoletana, apuestan por más broncas y enfrentamientos entre ellos. Quizá eso explica también, el que despidieran a Chiqui, la pequeña reportera, y que Luis Rollán anunciara su renuncia. Al fin y al cabo, ni una ni otro eran especialmente conflictivos. El siguiente paso podría ser el de hablar con el coreano Kim Ji-woon para incorporarlo al equipo de guionistas como experto en psicopatías. Todo sea por la audiencia.