Los informativos comentan con más frecuencia de lo normal la repercusión de la huelga general y los incidentes -de momento pocos- que se producen. Es una sensación extraña: se sabe que el Gobierno no está dispuesto a modificar su reforma laboral pese a quien pese. Se sabe, también, que la huelga es, probablemente, la manifestación más directa y clara para expresar el malestar de la ciudadanía. Por último, sabemos que se repetirá una vez más esa ceremonia confusa de la disparidad de datos. Para unos la huelga habrá sido un éxito. Para otros, un fracaso. Mañana será otro día. Lo peor es que los problemas seguirán siendo los mismos y que la dramática e insolidaria política de recortes no generará más empleo. Todo lo contrario. Y aquí cabe rendir homenaje a la capacidad de análisis de Alberto Núñez Feijoo, presidente de la Xunta de Galicia cuando en julio de 2011 declaraba rotundamente: "No tengo dudas de que si gana Rajoy se acabará la crisis". Un visionario.
En Espejo Público (Antena 3) esta mañana entrevistaban a la inquilina a la que el duque de Palma dio el visto bueno para deshauciarla de un piso de su propiedad por negarse a pagar unas mensualidades. De esta forma nos pudimos enterar que la sociedad propietaria Aizoon se negaba a pagar el arreglo del ascensor de la finca (unos diez meses subiendo a pie las escaleras) por lo que la vecina decidió dejar de pagar las mensualidades hasta que los propietarios se hicieran cargo del arreglo. Son las pequeñas historias que permiten conocer mejor el talante y la personalidad de los personajes públicos.
Si se traslada ese criterio al ámbito nacional, el excelente documental Españoles en la guerra de Vietnam que emitió en la tarde de ayer el Canal Historia, permite comprender mejor el espíritu de un reducido grupo de médicos y ATS españoles que a mediados de los años 60 se ofrecieron voluntarios para coadyuvar a las necesidades sanitarias de un país inmerso en una terrible y cruel guerra. Fue la contribución de Franco a la insistente demanda del presidente Lyndon B. Johnson para que España se involucrara en la mencionada guerra. El documental narra la vida cotidiana y los conflictos diplomáticos de ese grupo de españoles que aterrizaron en Go Cong, en pleno delta del Mekong, una zona rodeada y bombardeada frecuentemente por el vietcong. El conductor del documental es el periodista Alejandro Ramírez, autor del libro ¿Por qué no combatimos en Vietnam?, estudioso esencial de los documentos desclasificados en los que se recogen los tira y afloja del presidente estadounidense y el general Franco. Los médicos y sanitarios españoles atendieron a los enfermos y heridos de la zona en unas condiciones paupérrimas entre 1966 y 1971. Lo hicieron, básicamente, por solidaridad y sin distinciones entre los heridos del vietcong o de los del ejército de Vietnam del Sur. En resumen: un estupendo ejercicio de humanidad en el que el único rastro desagradable fue el regreso a España de los voluntarios: no recibieron el menor reconocimiento por parte de ninguna de las instituciones del régimen.
Hay 1 Comentarios
¡Bueno, pues vale, si tú lo dices...! No entiendo la necesidad de esta columna.
Publicado por: Marge | 29/03/2012 16:34:02