Este largo fin de semana ha sido el de los naufragios, conmemorativo en el caso del Titanic, progresivo en el caso de la monarquía española, dos instituciones unidas por su afición a la navegación marítima. Del Titanic poco más se puede añadir a los múltiples reportajes que todas las cadenas están dedicando al hundimiento con especial referencia al ciclo que le ha dedicado National Geographic. De la monarquía se puede decir algunas cosas más.
En primer lugar, chapéau para la opacidad y eñ secretismo informativo de los movimientos del monarca. Alegan los responsables que el viaje del Rey a Botsuana era de carácter privado y, por tanto, no había ninguna necesidad de informar. Bien. Recuerden lo de privado. Chapéau también para todos los tertulianos que elaboraron las más peregrinas opiniones sobre los motivos por los que Don Juan Carlos no visitaba a su nieto Froilán en la clínica en la que se recuperaba de un tiro en el pie. Ninguno sugirió la posibilidad de que el monarca estaba preparando su propio accidente.
Que con la que está cayendo, el Jefe del Estado decida darse una vuelta por el sur de África para matar algún elefante es tan disparatado que sólo se concibe desde la ignorancia o la soberbia. Ignorancia de lo que están pasando sus conciudadanos con un Gobierno que aprovecha la crisis provocada por los especuladores financieros y la banca para desmantelar las conquistas sociales de los trabajadores y reformar el código penal para que protesten menos ante el citado desmantelamiento, o soberbia del señorito cortijero que decide dar unos tiros a ver si cae un mamífero placentario aunque la tarifa sea de unos 40.000 euros por pieza.
Y ya que se habla de euros, hagamos unas sencillas cuentas. Como el viaje fue clasificado de privado, se supone que los gastos también lo son. Es decir, 40.000 por barba (no está claro si llevó escolta y, en ese caso, quién la paga). La opacidad informativa tampoco explica quién pagó el precipitado viaje de vuelta del Rey en avión privado. Suponemos que la clínica, la operación y los gastos que conlleva la estancia hospitalaria también son privados. Total, que el fin de semana africano le va a costar un riñón (metafóricamente hablando) al monarca, o lo que sería peor, a la ciudadanía española por la que tanta inquietud siente su Jefe de Estado. Un último dato: el salario neto de Don Juan Carlos es de 140.519 euros. Entre unas cosas y otras, el monarca podría haberse gastado la mitad de la paga anual en un capricho africano. No me extraña que la Reina no modificara sus planes de celebrar la Pascua ortodoxa griega.
Hay 1 Comentarios
Petición sensata a la familia real
¡QUE ENTREGUEN LAS ARMAS Y SE DISUELVAN!!
Publicado por: Geemp | 15/04/2012 21:23:46