Es tan burda la política económica y social del PP que comentarla bordea la estulticia y la obviedad. Después de la impresentable amnistía fiscal en la que se perdona a los estafadores y delincuentes de cuello blanco, la ministra de Empleo, Fátima Báñez, anuncia a bombo y platillo que su departamento pondrá en marcha, en un plazo de un mes, un plan de lucha contra el fraude en la Seguridad Social y en el cobro irregular de prestaciones por desempleo. A los que evaden capital, se les disculpa. Borrón y cuenta nueva. A los que hacen chapuzas cobrando el paro o una pensión, caña.
Pero, en fin, vayamos a las audiencias televisivas. El concurso de canto Número 1 (Antena 3) volvió a ser el líder de su franja horaria con 3.128.000 espectadores. El segundo programa más visto fue la gala de Gran Hermano (Telecinco) con 2.614.000 espectadores, lo que quiere decir que: 1) el personal quiere evadirse de sus circunstancias. 2) Si antes, una de las escasas posibilidades para que el pueblo llano y sencillo, o alguno de sus elegidos, pudiera salir de la miseria era la de triunfar en el toreo, ahora todo parece indicar que la salida podría ser la canción, pese a que la piratería de los internautas y los recortes municipales en fiestas y festejos lo pongan difícil.
En el caso del concurso de Telecinco, cada vez está más claro que los habitantes de la casa de Guadalix viven en una burbuja extraordinaria. Encerrados sin ningún juguete de las nuevas tecnologías, lo sorprendente del caso es que sobreviven sin mayores dificultades. Es mas, resurgen con gran intensidad los sentimientos básicos del ser humano: el amor, el desamor, el hambre, las risas, los llantos, los juegos... es como un retorno a lo elemental. Sus temas de conversación giran sobre lo que les rodea y, en ocasiones, sobre sus recuerdos, sobre lo ya vivido. No hablan ni de reformas laborales, ni de presupuestos draconianos, ni de corrupciones varias, ni de Angela Merkel, ni siquiera de Urdangarin. No se han enterado de la huelga general, ni de las elecciones en Andalucía o en Asturias, ni de las tonterías de Camps en Telva. Viven en su propio mundo y lo viven intensamente. Sergio y Pipi ya son iconos del sufrimiento sentimental. Ales y Noemi, la felicidad del presente, sin mas. Dani, el disparate inteligente. Pepe, la estrategia y el cálculo, y así sucesivamente. Es cierto que, a cambio, tampoco disfrutan de momentos espléndidos como el gol de Benzema pero es que no se puede tener todo en la vida. Lo que desde luego tienen es el disfrute de la ignorancia. En resumen, y como ya sugirió en su día Alejandro Amenábar, no está claro si los otros son ellos o somos nosotros.