Juguemos a los semáforos: la ministra Báñez nos ilumina fugazmente nuestro tunel con su voluntarista reflexión de que ya se ven ciertos indicios esperanzadores en la economía. Será en la alemana porque la autóctona está fatal, incluída la de su familia. Veamos que dice La Opinión de Almería en un artículo de José Luis Lobo: "Construcciones Juan de Robles S. A., una de las firmas del grupo empresarial propiedad de la familia de la ministra de Empleo, Fátima Báñez, adeuda más de 20 millones de euros al BBVA, Banco Santander, Banco Popular y La Caixa". Del verde al rojo o hay indicios que matan.
Los brotes, suponemos, no son sólo de índole económica. También pueden ser políticos, sociales, jurídicos o, incluso, de algo tan desprestigiado últimamente, de talante. Un ejemplo de esto último: "Las cuatro asociaciones de jueces y las tres de fiscales denunciaron ayer los “movimientos especulativos” de bancos y cajas en las ejecuciones hipotecarias, ya que han detectado están retrasando intencionadamente las subastas de pisos que preceden al desahucio, a la espera de que las viviendas aumenten su valor y para no engrosar su pasivo en los balances", informa El País, alguna televisión generalista y, desde luego, no informa TVE. Brote verde.
En el ámbito político, surgen esporádicamente alguna voz sensata que si coincide con las opiniones gubernamentales, encuentra eco y tribuna en los informativos de Somoano. Es el caso de la conclusión de Duran i Lleida, que ante el último consejo nacional de Unió explicó que: "los tratados dejan claro que “si dejas de formar parte de un Estado pierdes los derechos y los deberes”. Y que, si bien se puede pedir la reincorporación, “cualquier Estado de los veintisiete puede vetar el ingreso”, en referencia al hipotético ingreso de una Cataluña independiente en la Unión Europea. Brote verde de la sensatez.
"Lo dejo, ya no puedo más", fue la frase que resumió la petición de traslado de una juez de primera instancia de Alcobendas (Madrid) harta de tener que dedicar una buena parte de su jornada laboral a resolver querellas, denuncias y demandas procedentes de los programas del corazón, con frecuencia llamada "telebasura". "Los jueces somos rehenes de los higadillos de los programas", sentenció con un tono de greguería. Ni que decir tiene que Sálvame y Sálvame de luxe son los principales proveedores del hartazgo de la juez. Brote verde de una, y rojo de los otros.
Que a las consejerías valencianas de Agricultura y, sobre todo, de Justicia y Bienestar Social, les cortaran ayer durante varias horas la luz por impago a la empresa eléctrica suministradora no es un brote verde ni rojo: es el arco iris al completo (ver foto). ¿Alguien civilizado se imagina en el siglo XXI, y en Europa, unas oficinas de Bienestar Social a la luz de las velas? Eso no se le ocurre ni a José Luis Cuerda, autor de la estupenda Amanece, que no es poco.