Dos nombres propios destacan por distintas razones en la actualidad del día: Jordi Sardà Bonvehí y Belén Esteban. Los espectadores que contemplen el Sálvame de Luxe (Telecinco) asistirán a la enésima recomposición de ese juguete roto que unos llaman Belén Esteban y otros, entre ellos la propia cadena, se empeñaron durante un tiempo en llamar "la princesa del pueblo", denominación que ha languidecido suponemos que por la imagen que da ahora la propia familia real española. Los tertulianos intentarán estrangularse los unos a los otros, Andreíta se comerá disciplinadamente el pollo, Belén seguirá con su instinto asesino en defensa de su hija, el muy sobrado Jorge Javier Vázquez seguirá informándonos de sus próximas firmas promocionales de su libro y, espero, entre todos nos aclararán si Fran sigue siendo el marido de Belén, o no, una duda que conmociona a España.
Pero el auténtico number one (lo siento Mourinho) del día es Jordi Sardà Bonvehí, un agente comercial que se hizo pasar por un alto ejecutivo de Gas Natural Fenosa y firmó a bombo y platillo en presencia del primer ministro ucraniano Mykola Azrov, un acuerdo con el Gobierno de dicho país para la construcción de una planta de gas natural licuado en el Mar Negro por un coste de 850 millones de euros. Poco después la empresa española declaró que "esta persona no tiene ninguna vinculación con la empresa". Si uno se imagina los meses, o años, de arduas negociaciones con las autoridades ucranianas, los cientos de papeles a los que tan dados son las burocracias estatales, los permisos, cables, e-mail, faxes, planos y toda la parafernalia de un proyecto de estas caracterlísticas, realizados todos ellos suplantando a un alto cargo de Gas Natural y sin que ni el Gobierno ni la empresa se enteraran del tinglado, Jordi Sardà debería de ser considerado como un activo nacional de primer orden. Es mas: el señor De Guindos debería proponerle una asesoría especial: si es capaz de vender humo por 850 millones de euros, merece un buen sueldo, coche oficial, suculentas dietas, una amnistía fiscal especial si la necesita y un iPad gratis. Chapéau.
La Sexta, por su parte, cancela el programa Alguien tenía que decirlo que emitía desde hacía tres semanas en la sobremesa diaria. Era un programa divertido en el que se repasaba irónicamente la actualidad rosa de la jornada y que, alguien tenía que decirlo, contó con poco apoyo promocional y una programación horaria absurda (si aspiraba a un espectador juvenil no se puede emitir cuando no hay jóvenes en la casa), en resumen: una media de un 3,5% de audiencia y 491.000 espectadores, dato, al parecer, insuficiente para asumir los costes de un programa caro (set, presentadores, guionistas, reporteros, etc.), incapaz de competir con ese disparatado Sálvame diario y, lo que es peor, con una audiencia similar a cualquier capítulo de la serie Bones con ese pesado agente del FBI que no para de llamar "huesos" a la circunspecta antropóloga forense.
Una buena noticia para terminar: si usted, o su empresa, tienen problemas de supervivencia no se preocupen: el ministerio de Fomento acaba de conseguir en los presupuestos del 2013 una partida adicional de 200 millones de euros para ayudar un poco más a las empresas de autovías de peaje y sus equivocados cálculos de rentabilidad. Ello quiere decir que si usted, o su empresa, tienen problemas económicos sólo tienen que comunicárselo a doña Ana Pastor, titular de la cartera: si Hacienda somos todos, también somos todos autovías de peaje.