Esta mañana en el programa de Antena 3 Espejo Público se pudo oir a un experto en temas económicos sobre las reformas que aplicará el Gobierno en el tema de los deshaucios: "Es una vergüenza. La dación en pago con carácter retroactivo y los alquileres sociales de los pisos suponen menos del 10% de lo que el Estado ha entregado a las entidades financieras para su saneamiento". Así de rotundo. Con estos datos no es de extrañar que el 78% de los encuestados por Demoscopia consideren que "no son suficientes "las medidas para paliar los deshaucios aprobadas en el real decreto. El 62% de los votantes del PP encuestados comparten la misma opinión.
Los deshaucios, pues, siguen siendo un tema esencial entre los que mas preocupan a la ciudadanía lo que, al parecer, no comparten los siete candidatos de las próximas elecciones catalanas pues en el debate que mantuvieron en TV 3 ( el programa arrasó entre las televisiones autonómicas con 853.000 espectadores y un 25,6% de cuota de pantalla media) se tocó tangencialmente.La estrella electoral sigue siendo el independentismo, con un Artur Mas bordendo el mesianismo y afirmando cosas como que "quieren silenciar la voz de un pueblo". Mire usted, señor Mas, la voz de un pueblo no es lo que a usted se le ha ocurrido para evitar hablar de su reaccionaria política económica y social. La voz de un pueblo, por ejemplo, está mucho mejor representada en el par de centenares de discapacitados dependientes que se manifestaron delante de su palacio presidencial para protestar por el nuevo recorte (un 15%) a sus ya de por sí escasas ayudas sociales, o en los jubilados a los que se les obliga a un repago farmacéutico, o a las 150 deshaucios diarios que se producen en Cataluña. En fin: demagogias, las menos.
Mañana martes acaba la primera temporada de Newsroom, una lección extraordinaria de la televisión entendida como una de las bellas artes. Aaron Sorkin, su creador, demuestra de nuevo su enorme talento utilizando en esta ocasión el periodismo como base de la trama. Un equipo de informativos en el que se enremezclan historias personales, telediarios e intereses contrapuestos entre la redacción y la empresa. Probablemente una visión del oficio más próxima al deseo que a la realidad. La realidad, lamentablemente, se muestra cada día con más claridad: los periodistas y presentadores se convierten en anunciantes, muestran sus mejores sonrisas para promocionar maquinillas de afeitar, seguros de coche o lo que haga falta entre noticia y noticia.
Los hay que exageran todo lo posible, incluso lo imposible, para convencer a la audiencia de que en la carrera de Fórmula 1, por ejemplo, está todo por decidir, que no la dejen de ver por mas que el sentido común indique lo contrario. En la jerarquía de sus contenidos siempre priman los que les son propios a las cadenas sobre el interés general. Es una lenta y constante degradación en la que lo atípico se acepta como normal. Son tantos y tantos los ejemplos de las implicaciones de los periodistas en los intereses de las empresas o en los suyos propios, que la información ha dejado der el objetivo prioritario, básico, del oficio. Prima la codicia en las empresas y en buena parte en los profesionales.
Hay 1 Comentarios
toda la razón caballo, de veras.
Publicado por: ropa surf | 20/11/2012 0:37:29