Hay viajes de ida y vuelta inconmensurables. Ida: el bufete Piper Rudnick recibió en 2003 1,6 millones de euros para difundir la imagen de Aznar en EE UU y lograr las firmas necesarias que requiere la concesión de la medalla de oro del Congreso estadounidense, empeño que fracasó para honra del mencionado Congreso. Vuelta: el expresidente del Gobierno José María Aznar (PP) ha fichado como asesor del consejo mundial de DLA Piper, el mayor bufete de abogados del mundo. Un dato curioso: la ida la pagó el Gobierno, es decir, todos, cuando lo presidía el medallista frustrado, detalle por el que años después se abrió una investigación del Tribunal de Cuentas para saber si era un gasto público o privado que, previsiblemente, fue archivado. Las remuneraciones de la vuelta, en cambio, serán sólo para el iluminado con síndrome napoleónico (ver ilustración), como diagnosticó al expresidente un psiocoanalista preguntado por El Intermedio.
Con tanto viaje y tanta jet-lag no es de extrañar que tanga la casa -el PP, del que es presidente de honor- sin barrer. Que si en las cajas de Alcorcón figuran facturas por las que Gürtel pactó con su partido pagos en "b"; que si a Blesa le estuvieron endosando facturas de otros durante más de 12 años sin que nadie se diera cuenta del error, ni el interesado ni siquiera la Agencia Tributaria; que si sobres con dinero en metálico (y aquí cabe recordar la estupenda secuencia de un programa del inolvidable José Miguel Ullán para TVE, Tatuaje, en el que el Fary, en Tánger, o quizá Túnez, no estoy seguro, le decía en castellano al de la ventanilla del banco al querer cambiar pesetas por moneda local: "no me de metales", advertido de que las monedas no podría cambiarlas en España); que si no hubo nunca sobresueldos, que, bueno, sí pero que eran legales, en fin, que Génova es un sin vivir y más cuando tienen que dar una rueda de prensa. Una sugerencia: ahora que ha quedado libre por despido fulminante de Telecinco Aída Nizar al haber montado la gran bronca en un acto presidido por el embajador de México, y puesto que la interfecta ha manifestado públicamente su predilección por el PP, ¿por qué no la nombran portavoz? Sus ruedas de prensa no aclararían nada, como viene siendo habitual en la casa, pero serían espectaculares.
Las audiencias de ayer, por su parte, cumplieron las expectativas. El último capítulo de la temporada de la serie Cuéntame, arrasó: 5.012.000 espectadores. Es la ventaja de tener unos buenos diálogos sin necesidad de soltar dos chistes por minuto (para eso ya está el Parlamento). El Intermedio, como estaba previsto, alcanzó su récord de espectadores: 2.445.000. Explicaron confusamente, como no podía ser menos, las cuestiones técnicas que impidieron la emisión del programa el día anterior, y dedicaron la práctica totalidad del espacio a la entrevista con José María Aznar, sus consecuencias y daños colaterales. Una cosa quedó clara: los Urdangarin ya se pueden olvidar de asistir a ningún evento luminoso de los Aznar. Si algo es José Mari es rencoroso, y los fotomontajes ridiculizándolos que se mandaban por internet sus altezas reales sobre el iluminado y señora han profundizado la ya importante brecha que existía entre las dos distinguidas familias. Estupendo el comentario de Wyoming, de uno de los fotomentajes, en los que se aludía a la posible clonación de José Mari: "no se puede clonar porque no tiene células madre, ¡tiene células de puta madre!". Ni cumpleaños, ni bodas, ni bautizos, que se olviden. A cambio, el asesor de bufetes mundiales se tendrá que olvidar de cualquier marquesado. Lo uno por lo otro.
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