Dicho popular: "Se coge antes a un mentiroso que a un cojo". Un añadido: "Se coge antes a un ególatra que a un mentiroso". Traca final: "Se coge a un ególatra, a un mentiroso y a un cojo y, después, se los suelta: aquí no ha pasado nada". Ese parece ser el destino infame de los siervos. Ejemplo de egolatría: "Hace 20 días escribía yo: "Bárcenas en la cárcel significa que el pendrive con los recibís pende sobre las principales cabezas del PP como la espada de Damocles" (Luis María Ansón, hoy, en El Mundo). Como diría Trillo: ¡Manda huevos! En primer lugar por creer que algún lector, cualquiera, se va a acordar de lo que dijo alguien en un diario de hace 20 días. En segundo lugar, y ante la posibilidad de que no se acordara, se lo repite y resulta que lo repetido es una memez, una obviedad: que la espada de Damocles pende sobre las cabezas del PP. ¡Tómate algo, Luis Mari!
Publicar aquí la relación de mentirosos convertiría este humildo blog en la Encilopedia Británica, por lo menos. Desde el ya citado Bárcenas, a Rajoy, Cospedal, Arenas, Cascos, el ya citado Trillo, Mayor Oreja, González Pons ("vamos a crear tres millones y medio de empleos"), Montoro (a elegir cualquier frase de cualquier comparecencia), el lucero del alba, mas todos los imputados y declarantes en los ERE, a los que ahora hay que sumar los saqueadores melómanos Millet y Montull, mas medio departamento de Sanidad Pública de la Generalitat de Catalunya, de la Comunidad de Madrid, de Valencia, ¿qué decir?: toda la nomenklatura, y así hasta el infinito. Como podría haber dicho Ansón: "no hay tanta espada de Damocles para que pendan de tantas cabezas". Un sin vivir.
Aceptado que aquí no se descuelga de la poltrona absolutamente nadie, cabe el recurso de señalar las torpezas a modo de terapia colectiva. El 5 de julio, los chicos de Somoano lanzaban al aire la siguiente noticia: "Desde luego, España no tiene que pedir ninguna disculpa, el espacio aéreo no estuvo nunca cerrado", dijo el ministro de Relaciones Exteriores de España, José Manuel García-Margallo, en declaraciones a TVE. Bien. Hoy, 16 de julio, once días después, se publica que: "El Gobierno de España se disculpó oficialmente ayer ante Bolivia por el incidente aéreo sufrido a principios de julio por el presidente Evo Morales". Puede haber mas coherencia, sin duda, pero mas galanura, no. Marca España.
En el hipotético ranking de estupideces cabe incluir una luminosa declaración de María Dolores de Cospedal a propósito del turbio asunto de los 200.000 euros que recibió el partido castellano-manchego que presidía, donación que todo parece indicar correspondía a una comisión por una adjudicación de una contrata municipal de Toledo, con alcalde también del PP. María Dolores contraataca las acusaciones del extesorero con un argumento inmejorable: "Por si fuera poco -dice la lideresa- creo que todo el mundo entenderá que nadie es tan tonto como para firmar que ha recibido una comisión ilegal. Bárcenas engañó a Cañas (el firmante del recibí) diciéndole "firma esto", y el chaval lo firmó". Espectacular. Personalmente creo que sí hay tontos que firmarían cobros ilegales, es más, al parecer el omnipresente Bárcenas tiene unos cuantos, pero las dudas surgen si no es más tonto aún el que ante la sugerencia de "firma esto", va y lo firma. Ay, chaval, chaval, cuánto tienes que aprender...
Y ya para terminar, una felicitación y una recomendación: felicidades a los 125 banqueros españoles que no sólo han conseguido con su esfuerzo uno de los sistemas financieros más necesitados de ayudas públicas sino que, además, como justa recompensa, su sueldo medio en 2011 fue de 2,4 millones de euros, la media más alta de Europa. El año en que consigan un sistema financiero boyante, no va a haber dinero para pagarlos.
La recomendación: vean, si pueden y quieren, la primera película que realizó Julio Medem, Vacas (La 2, 22.00 horas), filme que Ansón definiría como "la espada de Damocles que pende sobre la convivencia de la ciudadanía española, en general, y la población rural en particular". Tonterías al margen, fue un debut espléndido.