Fue un partido extraordinario. Incluso los comentaristas casi estuvieron a la altura. Lástima que en La 1 Rafael Martín Vázquez repitiera siete u ocho veces que Mourinho debería sacar a Mata, lo que el portugués no hizo con lo que los espectadores comenzamos a tener mala conciencia por no conseguir que jugara el asturiano. Partido, prórroga y penaltis (31.4% de audiencia y 4.368.000 espectadores en el momento decisivo). Lo tuvo todo: intensidad, dos estilos contrapuestos, incluso esa ya tradicional actitud del extrenador del Madrid de echarle la culpa de la derrota a todo y a todos salvo a él mismo: "Hemos sido el equipo que merecíamos ganar porque tuvimos el primer tiempo bajo control. Después nos quedamos con un hombre menos, una regla no escrita que tiene la UEFA y que dicta que siempre que juega un equipo mío contra uno de los de Pep, nosotros terminamos con diez".
El Chelsea renunció al balón y basó todo su juego en los contrataques. Decir que tenían dominado el primer tiempo es mucho decir. De hecho el mejor jugador del Chelsea, y con gran diferencia, fue su portero Peter Cech, lo que muestra quienes atacaban y quienes se encerraban en su área, quienes jugaban con alegría y quienes se encerraban cicateramente en la cueva. Pero el number one o happy one (tiene más seudónimos que el Prince de sus mejores momentos) ya tenía coartada: Ramírez fue expulsado por doble amarilla cuando la segunda merecía haber sido roja directa, por intento de homicidio. Curiosamente, el portugués tiene una especial habilidad para ser ovacionado por los seguidores mas fanáticos. En Madrid, por los Ultra Sur. En Praga, por los hooligans que se desplazaron a la República Checa. Bueno, y por Florentino Pérez que le perdonó 20 millones de euros por incumplimiento de contrato.
Por su parte, José Antonio Morago, presidente de Extremadura, se mantuvo en sus trece pese a las críticas de la oposición, y realizó la gala de los premios de teatro Ceres (La 2, 2.1% y 167.000 espectadores) para lo que invirtió 620.000 euros del presupuesto. Siempre es complicado valorar la inversión en función de la rentabilidad, propagandística en este caso, pero no parece el mejor momento para gastarse cien millones largos de las antiguas pesetas en un acto. Algunos de los premiados no asistieron al evento como protesta de lo que consideran un despilfarro, y muchos de los premiados criticaron la desastrosa política cultural del PP, con ese disparatado IVA del 21%. Quizá en esto, Morago debería de tomar nota de los socialistas catalanes quienes, según el Cuerpo Nacional de Policía ha concluido en un informe, el Partit dels Socialistes (PSC) pagó 1.750 euros a la agencia de detectives Método 3 por disponer de la grabación de la comida entre la líder popular Alicia Sánchez-Camacho y Victoria Álvarez, la exnovia de Jordi Pujol Ferrusola, en el restaurante La Camarga, en Barcelona, el 7 de julio de 2010. Eso sí que es ajustarse a los tiempos que corren: 1.750 euros es una cantidad aceptable. Es verdad que, con ello, no se difundió la imagen de Extremadura pero, a cambio, el PSC dispone de una documentación sonora de indudable valor para alguna revista morbosa del corazón.