Todos los informativos y tertulias dedicaron la mayor parte de su tiempo a analizar la sentencia del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de Estrasburgo sobre la llamada doctrina Parot. Es una cuestión delicada y lo es porque se mezclan los sentimientos con la razón. Se entiende que el tribunal se ratifique en lo ya argumentado tiempo atrás -en julio de 2012- en contra de la modificación de las reglas con carácter retroactivo, y se entiende el rechazo popular a que asesinos, terroristas y violadores salgan a la calle antes de lo previsto, incluso con derecho a ser indemnizados. Lo que ya se entiende menos es la torpe campaña gubernamental semanas antes de conocerse el previsible fallo, en la que se encomendaban no se sabe a quien para que Estrasburgo dictara una setencia ambigua. La táctica de mirar hacia otro lado, de resistir, de involucrar a la virgen del Rocío, todo menos afrontar racionalmente el problema y explicar a la ciudadanía el estado de la cuestión. Lo hacen constantemente con todo lo que se mueve, desde la sanidad a la educación, las pensiones y un largo etcétera. Remedios caseros del registrador de la propiedad en excedencia que, en la mayoría de los casos, se vuelven contra ellos mismos.
Esa torpe táctica del Gobierno de ocultar la realidad tiene su corolario en noticias como esta: "Las asociaciones de víctimas del terrorismo han anunciado que se movilizarán con todos los medios que tengan a su alcance si el Gobierno acata la sentencia de Estrasburgo que tumba la doctrina Parot". Una simple revisión de las hemerotecas y videotecas recordaría las manifestaciones que los populares apoyaron en solidaridad con las víctimas del terrorismo, no con todas, por cierto. Aún se recuerda el bochornoso compartamiento de las autoridades peperas comunitarias organizando actos en favor de lo que ellos consideraban sus víctimas. Pues bien, ahora se enfrentan a un dilema con una parte importante de su electorado. ¿Irán Esperanza Aguirre o Mayor Oreja (tantos años de parlamentario europeo para que ahora Estrasburgo le apuñale por la espalda: ¡cría cuervos...!) al frente de las manifestaciones? ¿Y esos jóvenes cahorros tan beligerantes y aguerridos como ese Jaime Mora que mensajeó en su twitter esa sutileza "aunque pensándolo bien matarte a ti o a alguien de tu calaña nos va a salir igual de caro! Igual no va a ser tan malo... payaso", en alusión al mensaje que había colgado en la red Alberto Garzón, diputado de IU, felicitándose por la resolución del tribunal? En fin: Génova, tenéis un problema.
Claro que en esta España nuestra, salvo de Albert Pla, por supuesto, la gran ventaja es que se puede pasar en un plis plas de lo más serio al Teatro Chino de Manolita Chen, una de las válvulas de escape en el franquismo puro y duro. Aquellas siete sesiones diarias bajo una carpa, con hermosas damas enseñando sus muslos y un caballero español que recitaba con su capa y su sombrero cordobés algún poema melodrámático en el que siempre moría alguien querido, nos dan paso directamente al cura de Beniparrell (Valencia) que acaba de advertir a los feligreses que la parroquia sólo rezará por los difuntos cuyas familias hayan satisfechos los pagos de las obras de rehabilitación del cementerio, deudas de las que ya habían sido advertidos con unas pegatinas en los nichos correspondientesel pasado verano. Valencia siempre ha sido pionera en los excesos: la Ciudad de la Luz mas ruinosa, los Calatravas más caros, los trajes de Forever Young más pagados, el Parlament con más implicados, el aeropuerto más desértico y, ahora, el cura del frac. Lujazo total.
Pero no todo son cuestiones espirituales o de derechos humanos. La economía, como el Sur y Teruel, también existe. Y aquí el problema no es para Génova, es para el sentido común. por ejemplo con esa nueva propuesta del lince de las autopistas, José Luis Feito, el mismo que propuso hace días que puesto que las mencionadas autopistas de peaje no son el negocio que esperaban, que se pague en todas las autovías gratuitas. Una vez más el profético ¡Que se jodan! Pues bien, ahora, el ínclito empresario ha tenido a bien manipular los datos europeos para reclamar la jubilación a los 70 años, un plazo que, supongo, será acogido con euforia por los seis millones de parados. O ese Narcís Serra, exvicepresidente socialista y pianista ocasional, que ha declarado ante el juez que los aumentos salariales de los directivos y de él mismo, y la gestión cuando presidía CatalunyaCaixa fue "legal, leal y diligente" pese a que la entidad les ha costado a los contribuyente más de 14.000 millones de euros. Lo que desde luego sí fueron diligentes y eficaces fue el servicio de seguridad de los juzgados de Barcelona al sacar a Serra hasta la calle por un acceso distinto del habitual. "Llevamos aquí desde las nueve y se va a ir de rositas", ha lamentado una afectada por activos tóxicos vendidos, también, por la leal gestión de sus directivos.
P-D.- Un saludo revolucionario a la Junta de Castilla-La Mancha que en su lucha por ridiculizar al capitalismo efectuó una transferencia bancaria por valor de 0,01 euros al ayuntamiento de La Solana (Ciudad Real), al que, por otra parte, el Gobierno de María Dolores de Cospedal parece que adeuda 7,7 millones de euros por diversos programas sociales. La lucha continúa.
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Del diario El País, solo me merece la pena leer algún blog, lo que resulta un fenómeno digno de reseña. Según acabo de leer, Harguindey, aunque su vida profesional estuvo estrechamente ligada a la mejor época del diario -además en opinión y cultura-, en la actualidad dice ser adjunto a dirección; de otra manera, este artículo da en el blanco, en mi modesta opinión, y sin embargo, hace ya una buena temporada que soy incapaz de abrir El País, me sale sarpullido. Podría entenderse que vierte en el blog su particular visión de los asuntos políticos y el periódico, la visión de la empresa. En todo caso, gracias por este acierto, «Génova: tenéis un problema» (aunque yo creo que tienen varios, pero este lo veo exactamente tal cual lo ve).
Ah, por cierto. En mi más tierna juventud, La Voz de Avilés, allá por los sesenta, me publicaba comentarios a los poemas de Lorca, Hernández, otros del 27 y aun posteriores, junto con los propios poemas, y es hoy el día en que aún no he llegado a entender cómo fue posible aquello, aunque por entonces tampoco entendiera por qué gente anónima me llamaba por teléfono (llorando) para agradecérmelo. Supongo que el milagro se llamaba Ismael López Muñoz, increíble persona que se tomaba a broma las llamadas de atención de Madrid (o que solo lo fingía, mientras en realidad las desafiaba). Y esta bobadita la incluyo porque he visto que también usted pasó por aquel diario, seguramente tiempo después; lo mío no era labor periodística, sino a modo de colaboración dominical. Insisto en el agradecimiento, Harguindey. Un saludo.
Publicado por: Hanna | 22/10/2013 22:24:12