Si algo puede mostrar la diferencia que existe entre la percepció que de la realidad tienen los ciudadanos y la que tiene la clase política es la barómetro del CIS. El que se realizó entre 2.500 encuestados a primeros de febrero es demoledor: un 86,9% considera que la situación económica es mala o muy mala. Un 42% considera que el año que viene la situación económica será igual que este año y un 28,6% que será peor. Nada que ver con los cantos de sirena del Gobierno o de los banqueros y grandes empresarios. Y si de la economía se pasa a la política, los resultados son también terribles: un 82,02% declara que es mala o muy mala y un 80,3% considera que el próximo año será una situación igual o peor. Los grandes problemas, a juicio de los preguntados, no tienen discusión: el desempleo (un 81,1%), la corrupción (un 44,2%), los problemas de "índole económica" (28,3%) y "los políticos y la política" con un 24,2%.
Con estos datos en la mano lo sorprendente es que a estas alturas todavía no se haya escuchado una sola autocrítica por parte de los protagonistas. Viven en una burbuja cuando no en pleno delirio. Luces al final del túnel, más reformas laborales, medallas de la policía a una Virgen, los obispos callados como tumbas ante el incremento de la pobreza infantil, copagos, recortes, cierres de empresas, el crédito que sigue sin fluir, el monarca que no para de salir en los telediarios con su torpe andar, fondos buitre en busca de la carnaza de los sin camisa con la ayuda del "banco malo", privatizaciones a mansalva... todos encantados con las bajadas de la prima de riesgo o con lo de que España haya salido del grupo de los países de alto riesgo mientras se les llena la boca con falacias como que han conseguido que las pensiones suban.
Mientras tanto la vida continúa. Sálvame diario sigue narcotizando a cerca de dos millones de espectadores con los problemas de la familia Mohedano o de los Bollo. Tienen razón. Quizá los desvelos sentimentales, los problemas del corazón entremezclados con los comentarios mezquinos de alguno de sus tertulianos sirvan de válvula de escape ante una realidad mucho más ruin. Una noticia de ayer mismo: "El director de Canal 9 que adjudicó 7,4 millones a la Gürtel era accionista de la trama". Pedro García Gimeno, director de la televisión de Camps, recibió una comisión de 500.000 euros cuando ya poseía un 20% de Orange Market, la empresa que se hizo con el contrato de la visita del Papa en 2006, según un informe de la Unidad de Delitos Económicos y Fiscales (Udef), informe al que Juan Cotino considera erróneo por cuanto le implican en los entresijos del atraco a las arcas valencianas, un presidente de las Cortes valencianas que fue, también, director general de la Policía. Una tomadura de pelo tan escandalosa que justifica sobradamente el que la corrupción se considere el segundo mayor problema de la España de hoy con un aumento de mas de 4 puntos respecto al barómetro anterior y sin que, al parecer, la clase política, con su interesada indolencia, considere urgente solucionar.
El Canal 24 H, por su parte, retransmite en directo y desde Ceuta lo que su protagonista, el ministro del Interior, cree que es una rueda de prensa cuando en realidad es un speech plagado de tópicos, un plúmbeo plano-fijo de un aburrido capitoste ansioso por poner firme a la ciudadanía que trate de protestar. Lo absurdo del caso es que piensan que lo que diga Fernández Díaz tiene algún interés. Son los hechos, los 15 muertos de El Tarajal, lo que conmocionó a la gente de bien y no las respuestas burocráticas y cansinas en una cadena que, en el mejor de los casos, la ven 150.000 personas, es decir, nadie.
Todo parece indicar que los socialistas navarros, por su parte, abandonarán la idea de presentar una moción de censura a la actual presidenta de la comunidad Yolanda Barcina (UPN). Así lo han exigido la Comisión Ejecutiva Federal del PSOE. Fue una guerra mal plateada desde el principio pues la base de la hipotética moción de censura eran unas declaraciones de una exdirectora general en las que denunciaba una cacicada de la consejera de Hacienda: palabra contra palabra sin pruebas documentales. Y si, además, la única forma de que dicha moción de censura triunfara tendría que ser con el apoyo de Bildu, las desventajas superarían en mucho a las posibles virtudes, y mas en un tiempo preelectoral como el que se vive ahora. Todo esto era perfectamente previsible y analizable antes de lanzar el ataque a la derecha política. En resumen: los socialistas navarros no levantan cabeza, o muy dificultosamente, por sus propias torpezas desde que en diciembre de 1995 ingresara en prisión el expresidente socialista Gabriel Urralburu acusado de enriquecimiento ilícito por su presunta relación con la trama Roldán. Son ya, pues, muchos años en los que la corrupción política se ha instalado en prácticamente todas las formaciones políticas del país sin que hasta la fecha se haya puesto remedio a esa lacra.