Hay ocasiones, pocas, en las que la televisión cumple un noble objetivo: informar rigurosamente a la ciudadanía. Ayer lo hizo el nuevo programa de La Cuatro, En la caja, y hoy lo hará La 2 con la programación a las 22.00 horas del largometraje Margin Call. Dos enfoques distintos con un resultado similar: proveer al espectador de una información solvente que le permita analizar los problemas que se les presentan y sacar sus propias conclusiones.
Margin Call (ver foto) es el extraordinario primer largometraje de J. C. Chandor, arropado por un excelente guión y un reparto de lujo: Kevin Spacey, Paul Bettany, Jeremy Irons y Zachary Quinto, entre otros. ¿La sinopsis argumental?: "todo comienza cuando a un analista junior le revelan información comprometida que podría provocar el desmoronamiento de su empresa, un banco de inversiones. Este hecho desencadenará una serie de decisiones que irán pasando de mando a mando, desde el más bajo al más alto nivel, en un intento desesperado por salvarse a sí mismos aunque sean conscientes de que el mundo se vendrá abajo por culpa de sus decisiones. La crisis financiera la fraguaron ellos y podría haberse evitado, pero los intereses creados, las fallas en el sistema y el abuso de poder han contribuido al derrumbe".
La acción transcurre en un banco de inversión durante las 24 horas previas al inicio de la crisis financiera de 2008. Después de verla se entiende algo mejor el mundo en que vivimos en el que "los tiburones", el capitalismo especulativo y la ingeniería financiera serán los auténticos protagonistas de un mundo cada vez más desigual e injusto. Nombres como los de Lehman Brothers o Goldman Saschs sobrevuelan permanentemente sobre la pantalla y los espectadores. Imprescindible.
Por su parte, el programa En la caja (Cuatro) (ver foto) mostró una visión coral del barrio ceutí de El Príncipe, probablemente una de las zonas más peligrosas de España. Pedro García Aguado (Hermano mayor) adopta el papel de Jordi Évole (Salvados) y nos ofrece un reportaje bien elaborado sobre la realidad social, cultural, política y económica de un grave problema irresuelto. ¿El método?: preguntar desde la aparente ignorancia, no dar nada por sentado y escuchar a quienes viven y sufren el día a día del barrio. 70% de paro juvenil, un 60% de fracaso escolar, calles intransitables, alejados de cualquier vestigio del siglo XXI, El Príncipe es un territorio en el que la hostilidad no ha surgido de la nada: es el fruto de una sistemática marginación e inoperancia política, agudizada por la general falta de medios. "Los delitos más habituales son por venta y consumo de drogas, tiroteos y vandalismo. El parque de Bomberos más cercano está a 3'5 km y la comisaría más próxima a 1'3 km", explican. Y una joya informativa: la entrevista que mantiene con Sana y Samra, viudas de dos yihadistas ceutíes que murieron en Siria combatiendo contra Bachar el Asad. El marido de Sana se inmoló al estrellar su camión bomba contra un cuartel del ejército sirio: murieron 130 personas. Ellas no lo justifican ni lo condenan. "Pedimos respeto. Solo quiero pensar que mi marido ha fallecido", concluye una de las viudas. Un excelente trabajo informativo que permite, en éste caso, distinguir nítidamente entre la realidad y la ficción (Telecinco emitió, y con éxito, una serie sobre la zona) en la que el reportaje es el dueño de la casa.
El Campeonato Mundial de Fútbol, por su parte, se revela como una metáfora de la vida política esapañola. La selección anfitriona, como el PP, gana pero a trancas y barrancas, jugando mediocremente. Lo tenía todo a favor (mayoría absoluta, muchos gobiernos locales y autonómicos, como la selección brasileña con un público mayoritariamente afin) y sin embargo su prestigio cada vez está más disminuido. En el partido contra Chile mostraron, probablemente, su peor cara, y ganaron en los penalties, es decir, en una lotería. Su seleccionador Scolari ha conseguido con un buenos mimbres hacer un equipo desnortado, que no sabe a qué jugar y que con mucha frecuencia recuerda al popular "patadón para arriba" del racial Clemente. Todo y todos dependen de Neymar. Rajoy es una mezcla de ellos: de Scolari, de Clemente y de una dependencia unipersonal excesiva y arriesgada.
Naturalmente las similitudes no se acaban ahí. Si hay una selección equiparable al PSOE, esa es la italiana. Comenzó encandilando y en un par de partidos mas, se hundió en la miseria y, con ella, la confianza inicialmente depositada en el equipo. Un desastre para el tifosi y un gesto de agradecer: Cesare Prandelli presentó su dimisión, al igual que Pérez Rubalcaba. Al parecer no basta con tener talento y/o sabiduría del oficio. Hace falta algo más. En eso están ahora los italianos y los socialistas: en buscar sustituto. No sabemos como lo harán los italianos. Lo socialistas, con un punto barriobajero y de mal perder: pidiendo recuentos y procedencia de los votos de un sistema que previamente habían pedido, sembrando al mismo tiempo una cierta desconfianza en el método selectivo de las primarias.
De momento, la selección Podemos es la colombiana, y James Rodríguez (ver foto) su Pablo Iglesias. No se sabe si podrán mantener el ritmo de buen juego hasta el final pero, hasta ahora, es la selección revelación, aquella con la que no contaba nadie y sus resultados han inquietado al poder establecido, desde el PP hasta Unió e Izquierda Unida y, por supuesto, el PSOE. Las últimas elecciones han removido notablemente las hasta ahora plácidas aguas del bipartidismo. En el fútbol ha sido Colombia la batidora de las confortables aguas brasileñas y argentinas. Es mas, el próximo encuentro de cuartos de final entre Brasil y Colombia será una nueva prueba de fuego para los anfitriones. En la vieja Europa, Alemania, Francia y Holanda (ésta última agónicamente) mantienen el pabellón en alto. España tiró la toalla a las primeras de cambio. Los expertos insinúan que las tensiones entre los jugadores del Barça y el resto del combinado formaron parte esencial de la desidia nacional. Al parecer, Cataluña es también un problema futbolístico irresuelto.