Primero fue Halloween, ahora es Black friday, dentro de poco comeremos pavo el cuarto jueves de noviembre sin saber muy bien el porqué. Bueno, en realidad primero fue la comida basura, la eclosión de las hamburgueserías, incluso antes fue el desembarco -gozoso, todo hay que decirlo- del cine norteamericano con unas condiciones comerciales privilegiadas -lamentablemente, todo hay que decirlo- una consecuencia colateral de la visita de Eisenhower a la España de Franco. Aquel paseo por la Gran Vía en coche descapotable fue, probablemente, el peaje más costoso que pudiera imaginarse para la industria cinematográfica española. En todo caso, las nuevas tradiciones impuestas son más civilizadas que las autóctonas, como el toro de Tordesillas o el de Medinaceli, y, desde luego, mucho más pragmáticas y mercantilistas pues, como se ve, EE.UU convierte en ritual aquello que favorece al comercio. Dicho de otra manera: "Mi patria son los grandes almacenes".
Naturalmente, España es diferente. El viernes negro se convierte en jueves, viernes, sábado y domingo negros porque sí. Y quizá por ello, el Congreso de los Diputados quiso celebrar a su manera la negrura del jueves con un pleno sobre la corrupción que poco, o nada, se puede añadir desde esta humilde tribuna a lo comentado y analizado por las mentes más brillantes del periodismo patrio, el audiovisual y el textual. Ni siquiera aludir a ese hueco absurdo que dejó en el banco del Gobierno el traslado al almacén del asiento de la exministra Mato alegando no se que cuestiones de protocolo y provocando una especie de socavón con el ministro De Guindos al borde del precipicio o del ataque de nervios.
Reproduzcamos un párrafo del editorial de hoy de El País, Falta credibilidad, a modo de síntesis del debate y que explica, en buena parte, el rechazo de la oposición a las medidas propuestas: "El jefe del Gobierno convoca ahora a la oposición a sumarse al esfuerzo regeneracionista bajo la advertencia de que, si no lo acepta, tanto él como su grupo parlamentario continuarán adelante en solitario con el paquete de reformas legales que quieren promulgar, parecido al anunciado muchos meses atrás. Este planteamiento también resulta chocante: nada impedía a Rajoy haber utilizado su sólida mayoría absoluta o recurrir al decreto ley (como ha hecho en otros asuntos), si realmente creía que unos retoques legales eran suficientes para recuperar la confianza. Pretender ahora la movilización general contra la corrupción es un intento de reducir el impacto de este asunto en las próximas confrontaciones electorales y de controlar los daños políticos derivados de los procesos judiciales en curso".
Y si la sociedad estadounidense tiene muy claro que todo gira en torno a los centros comerciales (incluso en las multisalas de cine las distribuidoras presionan para que sus películas se proyecten en aquellas salas que estén más cerca de los tenderetes en que se venden palomitas y refrescos, pues son las que tienen más espectadores), en nuestros pagos la clase política ha asumido hace tiempo que todo gira en torno a las elecciones municipales, autonómicas y generales. Y si para ello es preciso sondear la posibilidad de cambiar las reglas del juego en el tramo final de la legislatura, pues se intenta (como la ocurrencia de que la lista más votada, sin mayoría absoluta, sea la que gobierne), o si conviene reducir el número de parlamentarios autonómicos alegando la bondad de la austeridad, pues se reduce (caso de Cospedal, las Cortes de Castilla-La Mancha y el chocolate del loro de los ahorros presupuestarios), incluso si se percatan de la torpeza de haber clausurado la televisión valenciana argumentando que se prefiere cerrar Canal 9 antes que un hospital o una escuela, cuando llega el tiempo preelectoral, pues se estudia el reabrirla o crear una televisión local pagada por la Diputación despues de haber cerrado, naturalmente, todos los grifos de las ayudas escolares o sanitarias. En fin, ya lo dijo lúcidamente ayer Carrie Mathison (ver foto), la oficial de la CIA protagonista de esa extraordinaria serie que es Homeland: "¿Es que no puede pasar nada bueno en este puto mundo que construimos?".