“Respeto los resultados electorales. El problema es cuando se hacen promesas que no son realistas a costa de terceros”, dijo el ministro de Finanzas alemán, el democristiano Wolfgang Schäuble, en su reunión en Berlín con ese nuevo sex-symbol que es el ministro griego Yanis Varoufakis. Naturalmente, el Gobierno español ya había demostrado previamente una vez más su total y disciplinada sintonía con el Gobierno alemán sin percatarse de que esa contundente frase de Schäubel era perfectamente aplicable al programa electoral del PP, el mismo que le llevó en volandas a la Moncloa para, inmediatamente después, incumplir todo lo prometido, ¿o es que los Rajoy, De Guindos, Montoro, Báñez y compañía creen que en la precampaña electoral no hicieron promesas que no eran realista a costa de la ciudadanía? Aquí todos somos estupendos mientras no se demuestre lo contrario, y cuando se demuestra, pues también. Por ahí siguen con sus pasaportes en salones enmoquetados los Blesa, Rato, Pujol, Camps y tantos y tantos otros.
Otro estupendo es Mario Draghi, el capo del Banco Central Europeo, el cual desde la estricta ortodoxia financiera ha decidido cerrarle el grifo de los créditos cómodos a Grecia, medida que también fue aplaudida por la sección de coros y danzas genovesas. De Draghi sabemos muchas cosas, algunas se han recordado hace poco en esta misma y humilde tribuna. Sabemos que mientras era vicepresidente de Goldman Sachs international, uno de los máximos responsables de la compañía en Europa, el banco asesoró a Kostas Karamanlis sobre cómo ocultar la verdadera magnitud del déficit griego lo que condujo a la crisis financiera en Grecia de 2010-2011. De hecho, en junio de 2011, Draghi fue preguntado en el Comité Económico del Parlamento Europeo por sus actividades en Goldman Sachs en relación al ocultamiento en Grecia. Naturalmente, no sabía nada de nada.
También supimos lo que opinaban periodistas como Marc Roche (Le Monde), autor del libro El banco. Cómo Goldman Sachs dirige el mundo, quien señalaba sobre el italiano que "ha participado en operaciones muy controvertidas. Y una de ellas es el famoso swap del Gobierno griego. Se ocultaba la deuda con artificios montados por el banco, lo que ha tenido consecuencias tremendas". Draghi, naturalmente, lo negó en varias ocasiones alegando que él no había participado en aquel tinglado. "Él dice esto, sí", explica Roche. "Pero él no era un trabajador cualquiera del banco. Era nada menos que el vicepresidente. Además, era socio del banco, no sólo un ejecutivo. Si no participó en la operación griega, que duró varios años y era muy importante, no se entiende demasiado qué hacía él. Tiene que aclararlo. Hay demasiados interrogantes". Lo cierto es que aún no se aclaró. Así que todos somos estupendos inncluso después de saber que somos impresentables.
El 8 de febrero de 2010 la revista alemana Der Spiegel hizo pública una información de alcance mundial: "Los responsables de la deuda griega llegaron a un gran acuerdo con los banqueros de la firma norteamericana Goldman Sachs a principios de 2002". Gracias a este acuerdo cosmético, realizado con divisas, el gobierno griego podía cumplir los requisitos de Maastricht y del euro, señalaba en su blog Carlos Salas. Cinco días después, The New York Times ampliaba la información. Había serias sospechas de que Goldman Sachs enmascaró la deuda griega en los años anteriores para que el país pudiera cumplir con los requisitos económicos para formar parte del euro.
Las cosas empeoraron para Goldman-añade el blog- porque semanas después el senador norteamericano Chris Dodd (presidente del comité de banca) daba un discurso en el Congreso de EEUU presentado pruebas de que Goldman Sachs no solo había enmascarado deuda griega sino que había vendido productos financieros griegos en EEUU, ocultando información valiosa a los compradores. Y en las pruebas aportadas, se veía que parte de esas operaciones se habían realizado en la primavera de 2002, cuando Draghi ya era vicepresidente para Europa de Goldman Sachs.
En resumen: ustedes pueden considerarnos idiotas, están en su derecho, lo que no pueden es considerar idiotas a las hemerotecas.
P.D.- Un saludo al director de Abc, Bieitio Rubido, que en el Foro de la Nueva Comunicación tuvo a bien señalar que "no hay precedentes sobre el apoyo de TV de capital de derechas a un movimiento de izquierdas como Podemos", denunciando a esas cadenas generalistas que, por obtener uno o dos puntos más de cuota de pantalla, hacen crecer a un movimiento político de extrema izquierda en España. Bieitio se une a Esperanza Aguirre en ese peculiar y selecto club de liberales estupendos que consideran que hay que prohibir todo aquello que no sea liberal.